Como me suele suceder, encontré esta nota que me ayuda a dar forma a una entrada sobre un tema que hace rato me da vueltas: el del odio en Argentina.

Ya he tocado antes este tema (http://www.miradasdesdemendoza.com.ar/2019/04/13/como-se-plantean-las-politicas-electorales-aqui-y-en-el-mundo/)

Allí hablé de resentimiento y big data, como una de las tantas estrategias electorales, aquí y afuera, para ganar elecciones sin ningún escrúpulo, ni ética, ni responsabilidad social. Un ejemplo, cercano, de todos
los días, son las “fake news”: un video de 2014 con las Cataratas del Iguazú desbordadas como si fuera ahora, la noticia de que Alberto Fernández tenía una embolia pulmonar, y otras muchas.

Esta lectura me avivó un anterior pensamiento: las consecuencias de sembrar odio en la gente para que no vote a otros, sino a mí. Que funciona, funciona: Macri es Presidente, en parte, gracias a eso. Es más, muchos/as de los/las que están dispuestos/as a votarlo de nuevo, a pesar de que los está perjudicando, es porque odian a los Peronistas. Por supuesto, siempre han existido, pero hubo –y hay, trolls mediante- un asedio permanente para exacerbar este sentimiento de odio fuerte, primitivo.

La grieta no la inventó Cristina, aunque tuvo actitudes que ayudaron a profundizarla, y fue fogoneada por esta estrategia de usar todos los recursos disponibles: medios amigos, incluso de del exterior, redes sociales, discursos iguales de sus funcionarios y políticos propios, para alimentar el odio, el desprecio y el resentimiento.

Me pregunté: esto, que puede permitir a una minoría intensa ganar elecciones, ¿es gratis? ¿Es todo ganancia?

Personalmente, he aprendido que ser bueno, generoso y servicial no solo le sirve al otro/a, sino, mucho más, a mí, porque la vida me ha devuelto con mucha generosidad lo que he dado con esa actitud, que tiene que ver con mis convicciones espirituales y religiosas.

Más allá de lo discutible que sea mi afirmación, creo que estas estrategias que alimentan lo negativo en la sociedad argentino, son parte de las causas del fracaso macrista: el que siembra vientos, cosecha tempestades. Es muy difícil que avance una sociedad tan llena de energías negativas: odio, violencia, rencor.

La nota, para el que quiera leerla completa, está en: https://www.pagina12.com.ar/198516-cuando-hay-un-voto-por-odio-eso-se-vuelve-contra-la-propia-p

Solo compartiré algunos párrafos:

“El psicoanalista Sebastián Plut analiza por qué hay gente que vota a un gobierno que la perjudica

“Cuando hay un voto por odio, eso se vuelve contra la propia persona”

Por Oscar Ranzani Página 12 (6/6/2019)

–Parte de la gente que votó a Macri y que no le había ido mal en el gobierno anterior, ¿decide racionalmente o por odio a una figura política?

–También hay odio, por eso yo decía una cuota de sadismo. Puede haber una cuota de ingenuidad, pero yo creo que en muchas personas ha prevalecido el odio. Vuelvo al punto anterior: cuando hay un voto por odio finalmente eso termina volviéndose contra la propia persona. Y ahí es donde yo incluyo la categoría masoquismo.”

“–¿Por qué alguien que está mal por este gobierno no es capaz de reconocerlo ni de evaluar la decisión que tomó en su momento?

–Es buena la pregunta porque usted recién preguntaba por la decisión de quienes votaron a Macri en 2015 y uno se pregunta si hoy es lo mismo; quiero decir, si las razones que determinaron el voto en 2015, pueden estudiarse del mismo modo que las razones que determinarían el volver a votarlo hoy. Por supuesto, siempre estamos hablando de los conjuntos amplios de la sociedad, no de los pequeños grupos que se van a beneficiar o que se han beneficiado económicamente o que están detrás de todo esto. Yo creo que hay varias razones para volver a votarlo. Incluso, me he preguntado si votan a Macri por odio a lo anterior, por odio al populismo o en qué medida este gobierno les permite justificar el vehículo de un odio. Si uno quisiera atribuir cierta ingenuidad al voto inicial o el hecho de que le hubieran creído a las propuestas o promesas de la “Revolución de la Alegría”, es más difícil de pensar al día de hoy que eso pueda ser un factor tan eficaz porque la realidad es contundente. Por eso, introducía el concepto de masoquismo, que aclaro que no quiere decir “Pegáme que me gusta” ni nada de eso, sino que masoquismo son las conductas o los pensamientos que desarrollamos que no impiden que aumente
el displacer. Más bien incrementan el propio displacer. “

“–Muchos votantes del neoliberalismo que discutían de política en el gobierno anterior ya no lo hacen en estos momentos. ¿Esto tiene que ver con un sentimiento de vergüenza?

–Es llamativo que no lo hagan cuando antes lo hacían intensamente. Y si lo hacen, es sólo para hablar del gobierno anterior. Ese es un dato que me asombra enormemente. Y lo digo independientemente de las
posiciones que cada quien tenga: a los votantes del macrismo (hablo de los ciudadanos, no hablo de los funcionarios, dirigentes ni militantes) no los suelo escuchar hablar del gobierno al que votan. Entonces, ¿qué es lo que ocurre que no pueden decir una palabra? Creo que hay una cuestión de silencio
ligada a la vergüenza, quizás con alguna especie de expectativa inconsciente de que el día de mañana podrán decir “Yo nunca defendí el gobierno de Macri”.

La nota es extensa, y compleja, sobre todo si no se manejan conceptos psicoanalistas, pero quise fundamentar desde lo psicológico, por qué este odio, ya propio, ya inducido, nos afecta a los argentinos, ya individualmente, o en nuestro conjunto.

Como mañana, 9 de junio, son las PASO, me pareció oportuno plantear este tema para pedir a los/las argentinos/as que no voten por odio en el sentido que desarrollamos arriba.

No estoy diciendo que queramos a la oposición, sino que tratemos de votar objetivamente, de acuerdo con nuestros intereses; salgamos de la trampa preparada por gente que maneja todos los resortes de cómo inducir a las personas a hacer lo que ellos quieren, aunque crean que están ejerciendo
una voluntad independiente.

El otro día escuchaba una estrategia terrible, y que me ha pasado como a muchos: llaman a nuestro celular para preguntarnos si ya hemos definido a nuestros candidatos; si decimos que no, pasamos a integrar la base de datos de Indefinidos, que son los que van a definir la elección. Además de nuestros datos, cuentan con nuestra ubicación geo posicionada. O sea, saben dónde vivimos, edad, estudios, y todo
lo que se encuentra en los big data. Con esa información, elaboran nuestro perfil para hacernos llegar toda la información necesaria para inducir nuestro voto en un posible ballotage.

Por supuesto, esto lo está haciendo el macrismo, con las posibilidades que da ser Gobierno, contar con medios amigos, y un soporte de trolls como parte de una estructura de poder.

Esto ya lo hacen las grandes corporaciones, para eso compran bases de datos personales. Tenemos que tomar conciencia, y romper la trampa.

La única chance que tenemos como país, es ser independientes, e integrarnos con otros países de América Latina para ser un bloque de dimensiones continentales que pueda tener decisión propia, y no ser dependientes de EEUU, ni tampoco de Rusia o China.

Una mentira que tratan de inculcarnos es que no hay alternativas: las hay, Bolivia en América Latina es un buen ejemplo, como Portugal en Europa, países pequeños, que están logrando mejorar la calidad de
vida de sus habitantes, rechazando recetas externas que les convienen a los países centrales.

QUE ESTAS PASO SEAN UN INICIO DE UN CAMINO DE RECUPERACIÓN PARA ARGENTINA, NO TENEMOS MUCHAS CHANCES MÁS.