En el Espacio de Opinión Blanco&Negro del Diario Los Andes del 19 de agosto de 2019 se plantea el tema de la prisión perpetua a raíz de fallo del Juez Eduardo Martearena, que, argumentando que era inconstitucional, se negó a la condena de prisión perpetua decidida por el jurado popular en contra de tres imputados, acusados de asesinar a un cuidacoches.
Las dos opiniones son:
- La prisión perpetua: hay que aplicar lo que prevé el Código Penal – Por Marcelo Rubio
- La prisión perpetua: a favor de la dignidad humana – Por Carlos Moyano – Abogado. Universidad Nacional del Litoral.
Solo voy a utilizar la nota de Moyano, porque la otra solo reproduce los criterios oficialistas y refleja de alguna manera la opinión y sentimiento de un sector no menor de la sociedad que sostiene la necesidad de mano dura para resolver los problemas de inseguridad que padecemos en nuestro país. Está claro que esto no sucede solo en Argentina, pero esta decisión del Juez Martearena ha puesto el tema en un punto muy polémico, que, en algún modo, divide a la sociedad, aunque la sectorización es compleja.
La opinión de Moyano se inscribe en una posición jurídica que podría tener como referente al Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, lo cual complica el análisis por su pública adscripción política al kirchnerismo, lo que lo puso en la mira de los trolls macristas y, por lo tanto, de todos/as los/las que han asumido la estrategia de descalificación desde antes de las elecciones del 2015. Por lo tanto, se hace difícil analizar con alguna objetividad la controversia.
A pesar de esto, por ser parte de una sociedad que tiene que enfrentar crímenes aberrantes, y que no puede quedar indiferente ante estos, reconozco que es difícil no sentir que los responsables merecen lo peor. Recordemos que hay gente que defiende la implantación de la pena de muerte como medida (es conocido que en los lugares que se la utiliza no ha producido los efectos que se buscan) de combatir el delito.
Esta etapa electoral también complica el análisis porque es poco probable que algún candidato o político de cierta relevancia cuestione la prisión perpetua; sin embargo, creo que es positivo leer la nota de Moyano, clara y contundente: no hay manera de no entender esta pena como una variante de la Ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente.
Sin embargo, creo que es válido el análisis y discusión del tema, porque el sistema jurídico y carcelario es inhumano y vergonzante, y deberíamos plantearnos cómo.
No podemos dejar de buscar una sociedad más justa que reconozca que cada hombre y mujer vale lo mismo, también debemos hacernos cargo de que esta injusticia excluye, que los excluidos viven en mundo cruel, y que es nuestra obligación moral tratar de que tengan oportunidades equivalentes a las de los incluidos.
Ojalá que les sirva. Les dejo el link en el que se encuentra la nota
La prisión perpetua: a favor de la dignidad humana – Por Carlos Moyano
La sociedad mendocina hace unos días abrió un debate a partir de la declaración de inconstitucionalidad de la pena a prisión perpetua dictada por un juez después de que un jurado popular hallara culpables a los imputados.
Diversas voces comenzaron a escucharse, entre ellas la de la máxima autoridad de la provincia quien, tal vez desde el oportunismo político, la demagogia punitiva y/o el desconocimiento del derecho, una vez más, avasalló la división de poderes a través de la amenaza de enjuiciamiento a los jueces provinciales por el contenido de una sentencia.
Eso, en total violación de nuestra Constitución Provincial, la cual les veda a los funcionarios de los otros poderes del Estado efectuar declaraciones públicas respecto de causas en trámite.
No obstante, la discusión va más allá de la opinión interesada de un político.
Los mendocinos debemos sincerarnos y crecer como sociedad. Ante hechos inhumanos, como un delito aberrante, no podemos responder con más inhumanidad, como la pena a prisión perpetua, se siembra más violencia como respuesta a ella.
¿Por qué la prisión perpetua es inhumana? Porque nuestro sistema carcelario no da respuesta al mandamiento Constitucional – Convencional de que las cárceles no son para castigo sino para resocialización del reo. En las cárceles de Mendoza nadie puede salir mejor de lo que entró por la situación en la que cumplen su pena, con estado de hacinamiento debiendo orinar en botellas, convivir con roedores o con los oídos tapados para que no se le introduzcan cucarachas, que, si no fuera por la loable tarea del personal penitenciario, ya habría colapsado. Si alguien es condenado de por vida a esto, es condenado a una pena de muerte solapada.
Quienes en ejercicio de la función pública están a favor de la prisión perpetua, primero deberían garantizar un sistema carcelario que sirva para que un ser humano, de por vida, se encuentre en estado de encierro, intentando que su vida dentro de la cárcel sea útil para él y para la sociedad. Deberían diseñar un sistema carcelario contrario al vigente en Mendoza, en dónde los presos deben estar luchando cada día para sobrevivir en condiciones infrahumanas. Pero en las condiciones actuales, la pena perpetua es una condena cruel, inhumana y degradante y por lo tanto es una condena contraria a nuestros mandamientos constitucionales.
¿Alguien de nosotros puede imaginarse un correctivo más inhumano que la condena perpetua? Algunos dirán, pero lo que hizo es para que “se pudra en cárcel”, en mi opinión ese pensamiento nos trasforma en menos humanos, porque si alguien cometió un delito, por más atroz que éste resulte, lo que debemos procurar es que nunca más lo cometa y pueda reinsertarse entre nosotros.
Planteo difícil en estas épocas, donde a la sociedad se le traslada el falaz mensaje de que la seguridad de todos se logra con menos garantías y más leyes punitivas. Esto es manipular el objeto de la seguridad, desviando la mirada y que no se perciba el origen de la misma que no es ni más ni menos que la deficiencia en derechos sociales básicos que deben ser garantizados por las autoridades estatales. Se atacan las consecuencias, pero no las causas. ¿Será que atrae más al votante una pena a perpetua, que una escuela nueva, y que se acabaron los estadistas?
En mi opinión, utilizar a los seres humanos para dar sensación de seguridad o aparentar que el Estado actúa, es una derrota de los derechos y garantías constitucionales. La humillación a la dignidad humana, a través del encierro perpetuo, es una derrota de todos como sociedad.
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