Sin mucha originalidad, he elaborado varias entradas sobe el coronavirus y el difícilmente predecible mundo posterior.

Algunas tienen que ver con que América Latina tiene mucho que decir en función de una propuesta que avance hacia un mundo mejor y más justo para no volver a esa “normalidad” inicua, insostenible e insustentable con la que llegamos a la pandemia.

Un ejemplo: la organización caritativa británica Oxfam afirmó que 82% del dinero que se generó en el mundo en 2017 fue al 1% más rico de la población global. Estos porcentajes han recibido críticas, pero sean 8, 42 o 61 las personas que tienen la misma cantidad de dinero que la mitad del mundo, esto sigue siendo una desigualdad enorme alrededor del mundo.

También podríamos hablar de la devastación del medio ambiente o de cualquiera de los temas que afligen a la humanidad, los que evidentemente van a empeorar con la pandemia.

Por eso, empecé a publicar entradas que tengan que ver con el “populismo latinoamericano”, y quiero establecer un hilo cronológico con las que avanzan en este sentido:

  • LA ECONOMÍA PARA FRANCISCO
  • DESPUÉS DE LA PANDEMIA – Humberto Podetti
  • EL MUNDO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS
  • EL PROYECTO PERONISTA VALE PARA AMÉRICA LATINA PARA DESPUÉS DEL CORONAVIRUS
  • OTRO APORTE PARA SEGUIR PENSANDO EL MUNDO Y ARGENTINA

En esa búsqueda encontré una entrevista que hizo Eduardo Febbro a Walden Bello en Página 12 (https://www.pagina12.com.ar/264898-el-impulso-es-hacia-un-sistema-postcapitalista)

Walden Bello es autor de “Desglobalización: ideas para una nueva economía mundial”, plantea alternativas, desde la izquierda, porque cree que hay una coyuntura de cambio de esa “normalidad” que critica por lo que habla de “las posibilidades que se ofrecen sin por ello esconder los límites de una transformación que, asegura, depende de la acción de las fuerzas progresistas y de la reconfiguración del Sur como actor renovado.”

Sus planteos son concurrentes con el sentido de lo que hemos compartido en el hilo que pongo arriba.

Analiza: “Creo que las posibilidades que ofrece el momento, la coyuntura, son el resultado de dos cosas: la crisis objetiva del sistema y la fuerza subjetiva que puede actuar sobre esta crisis. Mi sensación es que la crisis financiera mundial de 2008 fue una profunda crisis del capitalismo, pero el elemento subjetivo aún no había alcanzado una masa crítica. Debido al crecimiento impulsado por los gastos del consumidor y financiado con deuda, la crisis sorprendió a la gente, pero no creo que se hayan alejado tanto del sistema. Hoy es diferente. El nivel de descontento y alienación con el neoliberalismo es muy alto en el Norte global debido a la incapacidad de las élites arraigadas para enfrentar el declive, mejorar los niveles de vida y tratar la desigualdad vertiginosa en los años que siguieron a la crisis financiera. En el Sur global la crisis de legitimidad ya había afectado al neoliberalismo y la globalización y sus instituciones clave, como la Unión Europea, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, incluso antes de la crisis de 2008. La pandemia del covid-19 surgió a través de un sistema económico global ya desestabilizado que sufría una profunda crisis de legitimidad. La gente tenía la sensación de que las cosas estaban realmente de fuera de control. La ira, la frustración y la sensación de que las elites y los poderes gobernantes perdieron el control, y que el sistema se fue al diablo está muy extendida hoy, en contraste con las secuelas inmediatas de la crisis de 2008. Es este torbellino, es precisamente este elemento subjetivo el que debe ser aprovechado por las fuerzas políticas. El sistema global, por supuesto, intentará recuperar la “vieja normalidad”, como lo demuestra la infame teleconferencia de Goldman Sachs, cuyos participantes acordaron que no hubo una crisis sistémica inducida por covid-19 y que lo importante es garantizar una vuelta prolija al orden anterior al covid-19. Pero no hay que obligar al genio a que vuelva a la botella. Simplemente hay demasiada ira, demasiado resentimiento, demasiada inseguridad que se han desatado, y solo la izquierda y la extrema derecha están en condiciones de aprovechar esta tormenta subjetiva. Entonces, sí, el impulso es hacia un sistema post-capitalista o, en cualquier caso, post-neoliberal, y la pregunta clave es ¿quién será capaz de aprovechar toda esa ira desatada y dirigirla?”

Me pareció una excelente reseña de la evolución de la crisis y de la dura e insostenible realidad actual.

Febbro le plantea:

“-El fracaso de la democracia liberal para mejorar la vida de las personas y la igualdad ha llevado a la aparición de movimientos populistas en todo el mundo. En cierto sentido, la extrema derecha secuestró la desglobalización. Esta crisis ha expuesto como nunca antes la gran fractura del mundo. ¿El escenario posterior al virus puede ser una oportunidad mucho mejor para que la extrema derecha llegue al poder?”

Esta es la respuesta de Bello:

“-Desafortunadamente, es la extrema derecha la que está mejor posicionada para aprovechar el descontento global porque, incluso antes de Covid-19, los partidos de extrema derecha ya eran elementos claves de las posiciones y programas anti neoliberales promovidas por la izquierda independiente. Por ejemplo, la crítica de la globalización, la expansión del “estado de bienestar” y una mayor intervención estatal en la economía. Lo que hizo la extrema derecha fue plantearlos como un paradigma propio. En Europa, los partidos de derecha radical abandonaron parte de los viejos programas neoliberales que abogaban por una mayor liberalización y menos impuestos que habían apoyado y se pusieron a decir que estaban a favor del Estado de bienestar y de una mayor protección de la economía nacional ante los compromisos internacionales. Pero claro, sólo en beneficio de las personas con el “color de piel correcto”, la “cultura correcta”, la población étnica “correcta”, la “religión correcta”. Esencialmente, es la vieja fórmula “nacional socialista” inclusiva de clase, pero racial y culturalmente excluyente. La extrema derecha oportunista está, desafortunadamente, por delante de la izquierda en este momento. El amplio movimiento progresivo tendrá que moverse más rápido y asegurarse de que los socialdemócratas desacreditados en Europa y los demócratas de Obama y Biden en los Estados Unidos no vuelvan a canalizar la política hacia un nuevo compromiso con un neoliberalismo moribundo. Si esto sucede, entonces esa escena escalofriante que aparece en la película Cabaret, donde la gente común que apoya a los nazis canta “El futuro nos pertenece”, casi con seguridad se hará realidad.”

Hice la cita anterior porque se puede aplicar con bastante justeza a Argentina, y lo vemos desde que el macrismo perdió las elecciones. A pesar de que la mayoría de los argentinos y argentinas apoya al Gobierno peronista que asumió en diciembre (aunque parece que hubiera pasado una década de eso), esa minoría lo ataca permanentemente para desgastarlo, apoyada por los medios de comunicación dominantes y de los equipos de trolls remanentes de la gestión macrista.

La nota es larga, por eso no la incluí entera, pero recomiendo leerla completa. Solo seleccionaré algunos párrafos que me parecen útiles en el sentido que expliqué al comienzo.

Otra pregunta:

“–Usted acuñó la palabra desglobalización en su libro, “Desglobalización: Ideas para una nueva economía mundial”. ¿Siente en este momento que las condiciones son mejores para hacer realidad esa desglobalización teorizada en el libro?

—Sí, por ejemplo, la locura de las cadenas de suministro mundiales demostró que era completamente inoperante durante la crisis del coronavirus. Debido a los cálculos neoliberales basados en la reducción del costo unitario de producción, las élites corporativas, con el consentimiento de sus gobiernos, transfirieron gran parte de sus instalaciones industriales a China, de modo que cuando la producción china se detuvo durante la crisis de covid-19, muchos países carecían de componentes industriales claves y descubrieron que incluso producir máscaras y otros equipos de protección del personal era algo de lo que ya no eran capaces. Al mismo tiempo, la interrupción inducida por covid-19 de la cadena de suministro agrícola mundial amenaza con una hambruna generalizada. En varios países del Norte global y del Sur global se ha permitido que sus sectores agrícolas locales se marchiten. Entre el 30 y el 50 por ciento de los alimentos que se consumen en China, el sudeste asiático y América Latina ahora no se producen localmente, sino que son suministrados por cadenas de suministro agroalimentarias mundiales y regionales. Creo que habrá un movimiento hacia una mayor autosuficiencia en la producción industrial y agrícola. La pregunta es si tales estrategias serán desarrolladas por regímenes de derecha o gobiernos progresistas.”

Finalmente:

“-De los quince pilares incluidos en su concepto de desglobalización, ¿cuáles cree que son más urgentes de ahora en adelante?

-Creo que lo más urgente es la reorientación de la producción hacia el mercado interno y desvincular la producción local de las cadenas de suministro mundiales a través de una política comercial progresiva, una política industrial agresiva y una política agrícola que promueva la autosuficiencia alimentaria y la soberanía alimentaria. Nuevamente, es importante que tales políticas sean emprendidas por progresistas y no por nacionalistas de derecha que las utilizarán principalmente para servir a los intereses del grupo étnico y cultural dominante contra las minorías y los migrantes.”

Es muy importante que comprendamos todo lo que planteamos en este hilo porque no podemos dejarlo en manos de los que lideran la política, las organizaciones, y todos los sectores de la sociedad, porque hace falta que los pueblos se hagan cargo de esta situación crucial de la humanidad y del país.

Muchos/as de los dirigentes tienen que ver con esa “normalidad” inviable, y solo cambiará la dirección de las políticas cuando la sociedad asuma la necesidad de esas transformaciones y presione para que esos dirigentes (y otros/as, mejor) las hagan realidad.

INFORMÉMONOS, COMPRENDAMOS, HABLEMOS ENTRE NOSOTROS/AS, ORGANICÉMONOS, UNÁMONOS. NO PERDAMOS LA OPORTUNIDAD, NO SABEMOS SI HABRÁ OTRA.SOBRE TANTO DOLOR Y MUERTE CONSTRUYAMOS UN MUNDO MEJOR.