BIG DATA & POLÍTICA DE LUCIANO GALUP POR ADOLFO ARIZA

BIG DATA & POLÍTICA DE LUCIANO GALUP POR ADOLFO ARIZA

Desde que comencé con las entradas políticas y/o político tecnológicas en este blog, manifesté mi interés en colaborar con una comprensión de la realidad argentina e internacional que nos permita tomar mejores decisiones; en este sentido, el tema que da título al libro es clave desde hace un buen tiempo y cada vez más.

Esta capacidad tecnológica que permite a los algoritmos que analizan los Big Data microsegmentar la sociedad y, por lo tanto, saber qué nos gusta y qué no nos gusta, es el medio, que, aunque no nos demos cuenta, nos hace creer que tomamos decisiones libremente, cuando, en realidad, lo hacemos determinados por la información segmentada que nos llega en función de las opciones previas que nuestros clicks activaron y que los algoritmos registran, analizan, y utilizan para filtrar lo que nos llega por nuestro navegador y redes sociales.

Por esto recomiendo la lectura de este libro, aunque requerirá un cierto esfuerzo si nuestra formación en la tecnología de Internet y también en política, sea precaria.

Vale la pena ese esfuerzo, si no, quedaremos a merced de las propagandas, de los bots (robots que trasmiten información maliciosa), trolls y todo desarrollo tecnológico destinado a manejar nuestra vida.

El nombre completo de este libro es:

Big data & Política: De los relatos a los datos. Persuadir en la era de las redes sociales

En Penguin Libros se presenta así al autor:

“Cursó la Maestría Interdisciplinaria en Estudios sobre Servicios de Comunicación Audiovisual (UBA). Diplomado por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) en Big Data, se especializa en medios sociales, comunicación política y análisis de datos.

Desde 2011 dirige la agencia digital Menta Comunicación de Argentina. Asesora en Comunicación Gubernamental y Big Data a gobiernos y espacios políticos. Participó de campañas electorales a nivel provincial y nacional.

Es columnista en diversos medios, entre ellos Perfil, C5N y FM Blue. También es docente de Comunicación política de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Coordina el área de Innovación y Desarrollo del Centro de Estudios Metropolitanos de Buenos Aires (CEM). Es miembro de ALICE (Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales) y de ASACOP (Asociación Argentina de Consultores Políticos). Big Data & Política es su primer libro.”

Es de 2019, por lo tanto, en estas épocas de grandes avances tecnológicos, habría que actualizar los análisis, sobre todo luego de las elecciones de ese mismo año en Argentina en las que el macrismo -que había sido el primero en Argentina que comprendió y usó, con todo éxito, las redes sociales en su campaña electoral- perdió las elecciones.

Sin embargo, la situación y las tendencias que marca Galup tienen completa vigencia, y deberían ser conocidas, comprendidas y utilizadas en el análisis de la realidad por los argentinos/as.

Justifico esta información, con una cita del libro que aparece en el análisis hace de la situación de los diarios y portales de noticias (tradicionalmente, los proveedores de la información que nos permite conocer lo que sucede en el mundo):

“Este modelo se sustancia en una lógica que deja en un lugar peligroso al usuario, al consumidor de medios de comunicación. Las prioridades informativas, los recursos y los estímulos están puestos al servicio de aquellas noticias que gozan de mayores posibilidades de viralización y no de las que ayudan a construir una agenda de información verdaderamente relevante para la ciudadanía. Los medios de comunicación que apuestan a este esquema generador de clics, aunque suene radical, están renunciando a su rol histórico de servicio público para convertirse en una góndola pública de información, en la que sólo se ofrecen los productos de mayor demanda, reservando al resto de los “productos” -es decir, al resto de las noticias- espacios marginales y de alcance más dificultoso. Y si algo saben las empresas que comercializan productos o servicios es que el consumidor no quiere que le hagan complicada su tarea de consumir. Como ya vimos anteriormente, la avaricia cognitiva puede más que una dieta informativa variada.” (Big data & Política: De los relatos a los datos. Persuadir en la era de las redes sociales, Luciano Galup, Penguin Random House Grupo Editorial Argentina, 2019)

Esto se da en un marco social en el que las noticias nos llegan más que nada en forma de títulos destacados, que son casi lo único que se lee, e imágenes, lo más llamativas posibles para captar nuestra atención.

El tema de la atención es central, y lo analicé en una entrada: ECONOMÍA DE LA ATENCIÓN: NO LA REGALEMOS, VALE MUCHO https://www.miradasdesdemendoza.com.ar/2020/12/09/economia-de-la-atencion-no-la-regalemos-vale-mucho/.

Otro tema que debemos considerar en este análisis de las redes es planteado en el libro:

“El análisis de las noticias falsas tiene una dependencia absoluta de las emociones en la toma de decisiones de las personas, de las que ya hemos hablado anteriormente. Resulta imposible aislar este fenómeno en las redes sociales, por fuera del conjunto político, cultural y económico.

A mayor grado de polarización en una sociedad, mayor es la probabilidad de que circulen como verdaderas noticias probadamente falsas. Esta polarización, propia de los fenómenos populistas, crea condiciones favorables para la proliferación de noticias falsas porque pone sobre la mesa la disputa de un sentido: no importan los hechos, sino la capacidad de las noticias de fortalecer identidades políticas previamente asumidas. Aquí es donde las fake news encuentran su razón de ser. Su función es amalgamar sentidos que fortalezcan pertenencias e identidades políticas de los espacios en disputa para construir un relato hegemónico de lo social. Su rol es formar parte de un relato ficcional del universo social.” (p. 165-166)

Por eso, tenemos que entender cómo funcionan las estrategias que utilizan como ámbito los Big Data. Porque este es el mundo que viene:

“Este cambio generacional tendrá impacto directo en las formas de consumir información y cultura. Los medios de broadcasting, sobre todo la televisión, no van a desaparecer, pero sí verán diluirse su hegemonía año a año, hasta perderla. Surgen y surgirán nuevos lenguajes, nuevas narrativas que cruzarán, a su vez, las formas de hacer política, de relatar la política para incidir sobre el imaginario colectivo. Para eso se elaborarán nuevas propuestas comunicacionales, que nacerán de ideas que buscarán quebrar para siempre la mecánica tradicional utilizada para contar la política. “

Para concluir comparto un párrafo del Epílogo que me parece demuestra con claridad lo que será nuestro futuro y, por lo tanto, lo imperiosa que la necesidad de comprenderlo mejor:

“Otra certeza es que la tecnología tendrá cada vez más peso en las formas de sociabilidad, en el control de los ciudadanos y en las mediaciones de lo político. Los algoritmos gobernarán partes cada vez más importantes de las estrategias y la toma de decisiones de la comunicación política. Conviviremos con algoritmos e inteligencia artificial. Quienes no tengan recursos para usar eficientemente estas herramientas tendrán fuertes desventajas para acceder a la esfera pública en igualdad de condiciones.” (p. 184)

ACONSEJO SU LECTURA.

VOY A SEGUIR PUBLICANDO ENTRADAS SOBRE LOS TEMAS TECNOLÓGICOS QUE CONSIDERE QUE TIENEN QUE VER CON LA REALIDAD TAN COMPLEJA EN LA QUE NOS ENCONTRAMOS.

#temascientificos #temastecnologicos #libros #BIGDATA&POLITICA #lucianogalup

EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS DE DINO BUZZATI POR ADOLFO ARIZA

EL DESIERTO DE LOS TÁRTAROS DE DINO BUZZATI POR ADOLFO ARIZA

Arg-é Bam (ارگ بم en persa, Ciudadela de Bam) era la mayor edificación del mundo realizada con barro moldeado, combinando técnicas como el adobe y el tapial. Se encontraba en Bam, una ciudad de la provincia de Kermán, en el sudeste de Irán. Junto con sus alrededores está considerada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. La enorme ciudadela, situada en la ruta de la seda, fue construida con anterioridad al año 500 a. C. y continuó siendo habitada hasta 1850. No se sabe con certeza la razón por la que fue abandonada.

El 26 de diciembre de 2003 la ciudadela fue destruida casi por completo por un terremoto, junto con gran parte de Bam y sus alrededores. Pocos días después del terremoto, el presidente iraní Mohammad Khatami declaró que la ciudadela sería reconstruida. (Wikipedia)

“El lugar, además, inspiró “El desierto de los tártaros”, una de las grandes obras maestras de la literatura del siglo XX.

La ciudadela, que según algunas fuentes está toda derrumbada, es la famosa Fortaleza Bastiani del libro escrito por Dino Buzzati y publicado en Italia en 1940, símbolo y mito del escenario de la espera existencial en la que se deteriora una vida.” https://cadenaser.com/programa/2021/08/22/un_libro_una_hora/1629619208_421683.html

Allí Valerio Zurlini filmó en 1976 la versión cinematográfica de “El desierto de los tártaros”.

Mi primera impresión, al comenzar la lectura, fue dubitativa: me parecieron largas las descripciones y muy minucioso el relato, como sucede en la cabalgata del oficial Giovanni Drogo, el protagonista, hacia su primer nombramiento en la Fortaleza Bastiani.

Inclusive me llamó la atención el prólogo de Jorge Luis Borges, del que cito el final:

“Este libro, que es acaso su obra maestra y que ha inspirado un hermoso filme de Valerio Zurlini, está regido por el método de la postergación indefinida y infinita, caro a los eleatas y a Kafka. El ámbito de las ficciones de Kafka es deliberadamente gris y mediocre y sabe a burocracia y a tedio. Tal no es el caso de obra. Hay una víspera, pero es la de una enorme batalla, temida y esperada. Dino Buzzati, en estas páginas retrotrae la novela a la epopeya, que fue su manantial. El desierto es real y es simbólico. Está vacío y el héroe espera muchedumbres.”

No veía la epopeya, solo el relato de la vida de los militares en la Fortaleza Bastiani, un lugar perdido entre montañas altísimas, y asomado al desierto del Norte, por el que alguna vez atacarán los tártaros. pueblos enemigos del norte, a los que desde hace muchísimos años no se los ve.

Aquella antigua misión en el presente ha perdido interés por lo que la actividad militar se ha reducido a una rutina repetitiva, casi sin sentido, un mero trámite administrativo de cambios de guardia y protocolos de defensa sin ningún justificativo.

Drogo, como los otros militares que están allí, acepta –inclusive lo elige- vivir y consumir su vida en esa Fortaleza ya descuidada, aunque con buena comida como se menciona en la novela.

A pesar del detalle de la descripción de la fortaleza y del paisaje donde está enclavada, nos queda la sensación de estar ante un espacio difuso, inasible. Podría ser un paisaje alpino, pero esa ventana rodeada de montañas agudas frente a un desierto, que podría ser africano, nunca se siente como real, sino como algo casi imposible.

Tampoco la vida en la Fortaleza parece real: es cierto que la vida militar se muestra con detalle, y Buzzati es un buen escritor, pero nunca nos sentimos convencidos de que todo eso pase de verdad. La gente –como Drogo cuando llega o a la Fortaleza o cuando lo sacan enfermo, muchos años después, en su viaje final-, se mueve a caballo o en carroza, por lo que podría ser en el siglo XIX, pero eso es también parte de la vaguedad que instala la novela. Más bien, todo eso simboliza otra cosa: es una metáfora de cierto tipo de vida que a alguna gente – ¿a toda? – le pasa.

“No hay escenas felices, ni alegres, todo es rigor militar llevado al máximo extremo, que por momentos roza el absurdo.

Estos elementos hacen que la crítica coloque su obra en la misma línea de Kafka. Siempre hay un inocente solitario que es víctima del sistema. Ciudadanos K.

De planteamiento kafkiano, El desierto de los tártaros analiza en profundidad el tema de la postergación, el aplazamiento, la pasividad existencial del individuo, sin lucidez que le permita cuestionarse la posibilidad de estar equivocado. No se atreve a vivir el futuro, como si el tiempo no huyera de su lado, porque para él, ese futuro nunca llega.” (https://elplacerdelalectura.com/2013/02/el-desierto-de-los-tartaros-de-dino-buzzati.html)

Esta síntesis es buena, y, además nos lleva –como Borges- a Kafka.

Es real que la vida de Drogo nos deja esa sensación kafkiana: su vida transcurre –desde ese camino final a la fortaleza hasta su final, cerca de la edad del retiro, solo y enfermo-, sin nada que la haga, en alguna manera, valiosa.

Ya describí el ambiente de la Fortaleza, y esa vida repetitiva, con rutinas absurdas, que incluso llevan a que un guardia mate a otro por no dar una contraseña, también podría analizarse como kafkiana.

Quiero comentar un hecho que me parece relevante: la novela es de 1940, y ese contexto de guerra, después de que el mundo vivió la Primera Guerra –la Gran Guerra, la que iba a terminar con todas las guerras-, la crisis de 1929, la Guerra Civil española, terrible y cruel, y, finalmente, la Segunda Guerra Mundial, hacen que la desesperanza y el pesimismo invadan a la humanidad, y, por supuesto, a los escritores.

Por ejemplo, en Argentina, Alfonsina Storni y Horacio Quiroga (aunque este tenía una enfermedad terminal) se suicidan.

La realidad es que a lo largo de toda la novela sentimos que estamos frente a una realidad patética, melancólica e inquietante. Veamos el final:

“El cuarto se había llenado de obscuridad, sólo con gran esfuerzo se podía distinguir la blancura de la cama y todo lo demás estaba negro. Al cabo de poco saldría la luna.

“¿Tendría tiempo, Drogo, de verla o debería irse antes? La puerta del cuarto palpitaba con un crujido ligero. Tal vez fuera un soplo de viento, un simple remolino de aire de aquellas inestables noches de primavera. Tal vez fuese, en realidad, ella quien entrara, con paso silencioso, y ahora estuviese acercándose al sillón de Drogo. Haciendo fuerza, Giovanni levantó un poco el busto, se arregló con una mano el cuello del uniforme, echó otro vistazo afuera por la ventana, un brevísimo vistazo, para su última ración de estrellas. Después, en la obscuridad, aunque nadie lo viera, sonrió.”

Esta sonrisa, punto final de una vida dilapidada a la espera de la noticia de que, finalmente, llegan los tártaros, es uno de los pocos actos que significan una esperanza de que algo ha valido la pena.

Hay una situación semejante: en una excursión a la montaña para ver si había realmente enemigos, el Teniente Angustina se deja morir de frío, arropado solo con su capote en una posición que le recuerda algo a Drogo:

“Había, en una sala de la Fortaleza, un viejo cuadro que representaba el final del príncipe Sebastián. Mortalmente herido, el príncipe Sebastián yacía en el corazón del bosque, apoyando la espalda en un tronco, con la cabeza un poco abandonada hacia un lado, el capote cayendo en armoniosos pliegues; nada había en la imagen de la desagradable crueldad física de la muerte; y al mirarlo nadie se asombraba de que el pintor le hubiera conservado toda su nobleza y una suma elegancia.”

Y así describe el final de la vida del Teniente Angustina:

“Cuando el viento hizo una pausa, Angustina levantó unos centímetros la cabeza, movió despacio la boca para hablar, le salieron sólo estas dos palabras: «Mañana habría…», y después nada más. Dos palabras sólo, y tan débiles que ni el propio capitán Monti advirtió que había hablado.

Dos palabras, y la cabeza de Angustina se dobló hacia adelante, abandonada a sí misma. Una de sus manos yació blanca y rígida dentro del pliegue del capote, la boca consiguió cerrarse, de nuevo en sus labios fue formándose una sutil sonrisa.”

Se deja morir con la nobleza y el heroísmo que no tenían su triste vida de oficial en la Fortaleza.

Así se cierra el capítulo:

“Al renegar Monti, le respondió sólo, desde el precipicio negro, la voz del viento. «¿Qué querías decir, Angustina? Te has marchado sin terminar la frase; quizá era algo absurdo e insignificante, quizá una absurda esperanza, quizá incluso nada».

¿Alcanza esto para romper la sensación –mejor la certeza- de “la infinita postergación” que menciona Borges?

Tal vez para esa época terrible, lo fuera.

Repito la novela es una metáfora de la vida, en la que aparecen los más hondos problemas de la existencia humana: la seguridad como valor contrapuesto a la libertad (Drogo renuncia a la mujer por la que había sentido amor, para volver a encerrarse en la Fortaleza), la progresiva resignación ante el estrechamiento de las posibilidades vitales de realización, la frustración de las expectativas de hechos excepcionales que cambien el sentido de la existencia.

En este momento del comentario, siento que valió la pena la lectura.

Fue una inmersión en un micro mundo en el que se manifiestan vidas y sus modos de resolver la existencia.

Podrían parecer solo vidas grises y sin sentido, pero muchas vidas son así y, en las épocas de crisis existencial, pueden llegar a la conclusión de que la vida no vale la pena, ya sea que me deje morir, o me suicide, o, como Drogo, transcurra tristemente hasta el fin de sus días.

Esta es una época parecida, en la que cuesta encontrar motivos de esperanza para mantener la vida en alto.

Formar parte de este micro mundo durante la vida de Drogo me ayudó a visualizar el riesgo y las consecuencias de afrontar la vida con pasividad existencial, sin capacidad de plantearse alternativas, ni de tener el valor y la fuerza para realizar una vida mejor.

Tal vez esta sea la epopeya que menciona Borges.

Eso solo justificó la lectura.

Además, es una buena novela, brillantemente escrita, con un manejo excelente de los tempos de la vida de los personajes.

LÉANLA, Y DÉJENSE LLEVAR A ESE MUNDO, OPRESIVO EN MUCHOS MOMENTOS, ES UNA MANERA DE COMPRENDER MEJOR LA VIDA, DE AYER Y DE SIEMPRE.

#ELDESIERTODELOSTARTAROS #DINOBUZZATI

EL AVANCE DEL FASCISMO: SITUACIÓN Y ALTERNATIVAS

EL AVANCE DEL FASCISMO: SITUACIÓN Y ALTERNATIVAS

Encontré esta nota de abajo y me interesó el título: “El neoliberalismo es una de las fuentes del ascenso de las formas fascistas y autoritarias”.

https://www.eldiplo.org/notas-web/el-neoliberalismo-es-una-de-las-fuentes-del-ascenso-de-las-formas-fascistas-y-autoritarias/

Estoy muy atento a este tema del fascismo en la sociedad de hoy, porque creo que –mirando la realidad global y la nacional- es una amenaza para los proyectos democráticos que ha logrado duramente, en forma embrionaria en muchos casos, la humanidad.

Lo que resulta muy evidente es que, en esta tendencia hacia proyectos de derecha –con una gran gama de opciones-, es muy difícil hacer una caracterización que las agrupe razonablemente.

Hay una nota en Página 12 que es un buen ejemplo de lo que digo, es un conjunto de ensayos y entrevistas reunidos en el libro Neofascismo:

Intelectuales advierten sobre el avance de la extrema derecha  (https://www.pagina12.com.ar/426651-intelectuales-advierten-sobre-el-avance-de-la-extrema-derech?utm_source=FB&fbclid=IwAR2IoVjSWcNEZCQgsEBUGv4RVI79o-xTREBRvmxD71A3QZvqNZmCrSOOuw8)

Se lee allí:

“Un libro de reciente publicación reúne una serie de ensayos y entrevistas que tienen como protagonistas a intelectuales como Judith Butler, Chantal Mouffe, Alain Badiou, Alvaro García Linera, Noam Chomsky, entre otros. Se llama Neofascismo, un nombre que es poco preciso para definir el amplísimo arco de la extrema derecha actual, pero sirve para ofrecerle al lector un marco de inteligibilidad. Un punto de partida. Decir de Bolsonaro que es un “neofacho” puede ser una inexactitud en términos de teoría política, pero casi todo el mundo entiende de qué se está hablando.”

Es cierto lo que dice, pero establecer puntos de contacto que nos permitan una comprensión de la situación es muy complejo. Trump, Bolsonaro, el caso húngaro, Milei, por dar algunos ejemplos, expresan una gran gama de modos y pensamientos difíciles de agrupar con coherencia.

La misma nota lo sintetiza así:

“La extrema derecha global asume una doble condición, desconcertante, por cierto: es un cambalache y avanza. Frente a una izquierda o centro izquierda acomplejada, a la defensiva, liberalizada, las fuerzas más reaccionarias crecen en su autoestima y encarnan, para millones de personas en todo el mundo, una ilusoria idea de “progreso”. En sus amplias reden conviven la Biblia y el calefón: los hay globalifóbicos, anti musulmanes, euroescépticos, xenófobos, anti derechos de las minorías sexuales, pro LGTB, ultra católicos, cristianos evangelistas, anti establishment, veneradores de la liberalización total de la economía, etc. La tendencia mayoritaria refleja un cambio de paradigma respecto de la extrema derecha clásica: la cuestión racial va perdiendo peso frente a las más diversas formas de la llamada “batalla cultural”.”

Esa expresión “batalla cultural” es clave, porque esa amplitud –difusa, en más de un sentido- permite que toda esa diversidad aparezca con una consistencia que no es real, aunque eso no disminuya los riesgos que suponen la llegada de alguno/a de ellos/as al poder.

Inclusive es complejo precisar cómo va a seguir el proceso: Milei, que logró algunas importantes convocatorias, ha aumentado en pocos días un 10% su imagen negativa, aparentemente a causa de sus desaforadas, casi cercanas a lo delictivo, declaraciones.

Creo que mucho de esto se da porque esta aceptación de la derecha se monta en el descontento –real, pero también fogoneado por los medios que actúan en función de intereses corporativos y de baja política- que se manifiesta en un gran porcentaje de los países del mundo.

En la nota que mencioné primero, se lee, en relación con EEUU y el libro En las ruinas del neoliberalismo. El ascenso de las políticas antidemocráticas en Occidente, “Tenemos que pensar que la expresión “las ruinas” refiere a algo que ya está viejo pero que, sin embargo, no terminó. Uso el término “ruinas” porque aún estamos viviendo en el neoliberalismo, el neoliberalismo no ha terminado, pero está en un proceso de decadencia. Muchas cosas se están derrumbando o arruinando. En el aspecto económico, el neoliberalismo dispersó y dislocó a las comunidades, las regulaciones estatales desaparecieron y muchas empresas locales fueron sustituidas por empresas globales. Todo esto redundó en que millones de personas en todo el mundo empeoraron su situación, quedaron en la precariedad. Nunca, desde la Gran Depresión, la clase trabajadora estadounidense había estado en una situación de tanta debilidad y con un futuro tan complicado. Estas son las ruinas económicas del neoliberalismo.”

Entonces, si fracasan los partidos políticos en darnos una forma de vida justa y deseable, si “22 hombres tienen más dinero que todas las mujeres de África”, tipos como Milei, que nos ofrecen soluciones incomprobables y sin sentido pueden aparecer como una alternativa viable.

Si no, no se puede entender que haya gente que se embandere en la anulación del Estado, en momentos en que la pandemia ha demostrado que los Gobiernos estatales –y no las corporaciones- son los que han permitido empezar a salir de la mayor tragedia sanitaria que ha vivido la humanidad.

Resulta difícil de entender que se defienda la desaparición de los controles cuando las corporaciones internacionales han abusado de sus posiciones dominantes para enriquecerse escandalosamente y no dudan en, por ejemplo, desforestar el mundo para ganar dinero.

En realidad, esta “liberalización” –casi paradojalmente, la palabra libertad y sus derivados aparecen a cada rato- en realidad no es mucho más que una regresión a etapas superadas por la humanidad. Por ejemplo, los blancos del interior de EEUU temen que van a llegar a ser minoría –la tendencia es esa- y se defienden como en el “Far West”.

Hay un rasgo que atraviesa a estos movimientos: un anticomunismo visceral y violento. Esto es irracional, no estamos en los ’50, no hay casi comunismo, y no hay proyectos geopolíticos que tiendan a establecer esta ideología en el mundo.

El mundo es capitalista, y sí hay proyectos de poder geopolítico, como el de la OTAN, o China, pero no tiene sentido utilizar –o darle valor- al anticomunismo como una bandera de lucha. Lo que sí está claro que esta idea ha sido fogoneada también desde más de un lugar.

Frente a esta situación, creo que es central que, quienes creemos en avanzar hacia un mundo más justo, con acceso a los derechos del hombre que permitan una vida que merezca llamarse así, tenemos que pensar en qué haremos para no seguir perdiendo frente a los poderes concentrados de las corporaciones y su aparato de comunicación.

En la primera entrevista, Wendy Gago responde a las siguientes preguntas:

“En el libro hablás de alimentar perspectivas de izquierda, ¿cómo podría repensarse una noción de libertad que no quede conjugada en términos de una libertad ingenua o rápidamente capturada en términos liberales y que, tampoco, sea absorbida por la idea de libertad que el neoliberalismo ha logrado acoplar con la de seguridad?

¿Cuál sería, entonces, la forma de libertad capaz de escapar a estas dos?

Lo más importante para lxs estadounidenses –y no creo que sea necesariamente el mismo desafío que afrontan brasileñxs, argentinxs o chilenxs, porque ustedes tienen una tradición más robusta en materia de socialismo y de democracia social, tanto en términos intelectuales, como en un nivel más popular– es que la izquierda pueda explicar y hacer circular, en términos muy sencillos, una noción de libertad que conecte con el corazón del socialismo. Una noción de libertad que incluya ser libres de carencias, ser libres de la desesperación y de la precariedad, ser libres del desamparo de no tener vivienda. “Libertad de”, pero también “libertad para”: libertad para realizar nuestros sueños, y no solo sobrevivir; libertad para elegir, no simplemente abortar o con quién dormir –que es importante–, sino también libertad para construir vidas, construir comunidades y mundos en los que todos queramos vivir. Si no trabajamos inmediatamente en la resignificación de la libertad, para hacer de ella un concepto que afirme las visiones de la izquierda, para alejarla de esa clase de iteración libertaria, agresiva, antisocial y antiestatal, perderemos esta batalla.”

La investigadora va más allá, y propone estrategias de acción política y social para ganar la batalla:

“Los movimientos sociales de izquierda, los populismos de izquierda no pueden permitir que toda la energía de los movimientos sociales sea desviada hacia política legislativa y electoral, donde sería neutralizada y diluida. En lugar de eso, los movimientos tienen que volver a las calles, tienen que volver a la organización y a organizar a la gente que todavía no participa. Por ejemplo, la población latinx a lo largo de la frontera de Texas, que apoyó fuertemente a Trump –en parte, porque son familias de segunda y tercera generación que, en muchos casos, trabajan para ICE, nuestra agencia de deportación, o son emprendedores, o tienen negocios por cuenta propia– fue organizada y movilizada por el Partido Republicano, apelando a la idea de libertad, a valores sociales conservadores y al miedo a lo que los demócratas les iban a hacer. Mientras tanto, los movimientos sociales y el Partido Demócrata ni siquiera se les acercaron. Los movimientos sociales necesitan crecer, tienen que salir de sus burbujas, salir a organizar. Hablo de la organización convencional, del tipo de organización que sale de Facebook y de las redes sociales y va al encuentro de los seres humanos en sus barrios, en sus casas, en sus comunidades, donde éstas personas viven y, movilizándolas por mundos mejores, se vuelve parte de esas comunidades. Si esto no pasa, los movimientos sociales seguirán siendo un estímulo eficaz para la política electoral, pero no van a tener realmente poder para hacer valer sus demandas, ni van a crecer más allá de la población básicamente urbana a la que ya llegan hoy.”

Esto vale, aunque no sea la única posibilidad de acción política, y lo hemos visto en Chile. Sería impensable que Boric hubiera llegado a la Presidencia y se hubiera avanzado en la reforma constitucional, sin la lucha –dura y sangrienta- que dio el pueblo chileno en las calles.

Ahora bien, el ejemplo de Chile sirve también para demostrar lo que dije antes: las calles sirvieron para llegar al Gobierno, pero no alcanzan para gobernar: ahora es la política la que debe consolidar un poder rodeado de acechanzas de los fuertes sectores de la derecha chilena, con sus apoyos extra nacionales.

Hay que derrotar al fascismo, cualquiera que sea su versión, con militancia, organización social y acción política.

Esto vale para Argentina, aunque estemos en medio de situación muy crítica, pero llena de posibilidades hacia adelante:

  • el manejo de la pandemia (aunque hay que lograr que los cuatro millones de argentinos/as que tienen una sola dosis se vacunen);
  • la recuperación económica que ha hecho crecer el empleo (aunque la pobreza amplificada por la inflación sea terrible aún);
  • el desarrollo científico tecnológico que nos permite crecer, y producir elementos para mejorar la vida y la economía de nuestro país, y también exportar productos de alto valor agregado;
  • la disponibilidad de riquezas naturales: alimentos, combustibles, minerales altamente requeridos en el mundo de hoy (esto se valoriza más con lo del punto anterior);
  • los avances en el reconocimiento y desarrollo de políticas adecuadas de los Derechos Humanos, tanto individuales como sociales (a pesar de todo, somos un país de avanzada en este tema);
  • las organizaciones de la sociedad, muchas surgidas por las crisis, como la del 2001, y que son garantía de que hay ámbitos de la vida que tendrán que ser respetados, inclusive por los Gobiernos.

Gago desarrolla algo que ya hemos mencionado: el fascismo medra en el desencanto social.

“Porque muchas de estas personas de las que he estado hablando, que viven en la precariedad, sienten que la libertad es lo único que les queda, es lo único que creen tener. Se sienten abandonadas y desechadas; con tantas cosas que pasan en el mundo, se sienten bombardeadas por poderes que no comprenden; sienten que son objeto de desprecio por parte de un mundo más sofisticado; y se aferran a eso que llaman libertad, pero nosotrxs tenemos que resignificar esa libertad. La libertad tiene que cifrar no solo solidaridad social y bienestar social, sino también la capacidad de vivir vidas en un ambiente sostenible y protegido que hoy está en un tremendo peligro. Este es el modo en que nos concierne la libertad.”

Esa sensación de precariedad es muy contagiosa, y los medios la aumentan persistentemente: recordemos la cantidad de notas y entrevistas relacionadas con la gente que se va o quiere irse de país. Tal vez hayan disminuido un poco ahora, porque están dedicados a la escasez de gasoil, pero es difícil para nuestra clase media urbana mantener la esperanza con este bombardeo de noticias desalentadoras.

No hablo que se escondan los problemas, pero también pasan cosas positivas en nuestro país y en el mundo, y conocerlas ayudaría a sobrellevar la dura realidad argentina.

La lucha contra el fascismo y el neoliberalismo que le ha abierto –y lo sigue haciendo- el camino al fascismo, es una lucha por un humanismo contemporáneo que asuma todos los avances de la humanidad y proponga una vida mejor, más igualitaria y justa, para la mayoría de las personas.

TENEMOS QUE TENER UN LUGAR EN ESA DURA LUCHA, SI ES POSIBLE EN LA PRIMERA LÍNEA DE COMBATE, PORQUE NOS JUGAMOS TODO: LO QUE TENEMOS Y LO QUE NOS FALTA.

#neoliberalismo # fascismo

LA ESQUINA A MITAD DE CUADRA DE LUIS ALFREDO VILLALBA POR ADOLFO ARIZA

LA ESQUINA A MITAD DE CUADRA DE LUIS ALFREDO VILLALBA POR ADOLFO ARIZA

Esta entrada requiere una introducción distinta porque en ella se da una situación particular y original.

Fui a la Librería García Santos a consultar si tenían un libro que quiero comentar (El Dilema Humano de Joan Cwaik). Se lo consulté a Pilar García Santos, que estaba charlando con una persona a la que no conocía. Mientras Pilar iba a ver si tenía el libro, me puse a hablar con ella. Durante la charla, comenté mi actividad en este blog, y mi interlocutor me ofreció regalarme un libro, porque le interesaba que lo leyera y comentara. Por supuesto, acepté el ofrecimiento porque siempre apoyaré a los autores locales, y me pareció un gesto muy valioso.

La persona es Luis Alfredo Villalba y el libro, La esquina a mitad de cuadra.

“Luis Alfredo Villalba nació en Mendoza en 1939. Es poeta, narrador y guionista. Escribió y dirigió Fiestas de la Vendimia nacionales y departamentales. Es docente de cine. Realizó guiones y montaje de largometrajes experimentales.”

“Publicó su primer cuento en Los Andes, en el año ’66, con el apoyo de Antonio Di Benedetto. “A lo largo de mi vida he hecho búsquedas personales apartándome de las reglas rígidas de los géneros”, reflexiona.” (https://www.losandes.com.ar/foto-360-luis-villalba-escritor/)

Estos dos párrafos me parecen muy importantes para empezar a comprender la novela. No es trivial este interés por nuestra Fiesta de la Vendimia y por el cine. Es más, en alguna entrevista dijo que después de ver por primera vez el Acto Central se propuso dirigirla alguna vez, como lo hizo.

El formato de la Fiesta y el del cine marcan su modo de escribir literatura y de asomarse a la vida.

Después de entregarme la novela, me dijo:

-Esta es una novela surrealista.

Me llamó la atención esta afirmación, porque sentí que suponía una síntesis grande y profunda.

Según Wikipedia; el surrealismo “fue un movimiento cultural desarrollado en Europa tras la Primera Guerra Mundial, influenciado en gran medida por el dadaísmo. La RAE lo describe como “movimiento artístico y literario que intenta sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente.

El movimiento es conocido por sus artes visuales y su escritura mezcladas a una imaginación inusual. Los artistas pintaban imágenes desconcertantes e ilógicas, a menudo con una precisión fotográfica, creando extrañas criaturas de objetos cotidianos y desarrollando técnicas pictóricas que permitían desvelar el subconsciente. El objetivo era, según André Breton, “convertir las contradicciones de los sueños y la realidad en una realidad absoluta, una súper realidad”.”

El término lo usó por primera vez por Guillaume Apollinaire en 1917, aunque André Breton es la figura central del Movimiento.

He introducido esta descripción del movimiento porque me parece que en él se encuentra mucho de lo que se manifiesta en las búsquedas del autor y en la novela.

Por ejemplo, fue un movimiento revolucionario, que en muchos de sus representantes se acercó al comunismo y al anarquismo.

Del dadaísmo tomó técnicas de fotografía y cinematografía, llevó el concepto del collage a la creación de objetos, sin importar la congruencia. También se manifiesta en la literatura, y, específicamente, en la novela de Villalba

Se deshizo de la tradición cultural, tanto en los contenidos como en lo formal, y creó libre y disruptivamente.

Esto también se manifiesta en la novela.

En efecto, es una novela surrealista. Tengamos en cuenta que, si bien no se prolongó mucho temporalmente, el surrealismo influyó en la obra creativa de varios creadores, como Dalí, Picasso, Frida Kahlo (“Yo no pinto sueños… pinto mi realidad”, dijo ella). En Argentina, Cortázar y Alejandra Pizarnik recibieron su influencia, aunque solo fuera en ciertos momentos de su evolución literaria.

En la entrevista de arriba, se lee:

“El absurdo y el contrasentido es, según Luis, el camino más lúcido para abrazar una realidad. “La mentira del Realismo hizo creer que puede existir un orden. Pero sólo existe el caos”. Por eso, su libro ejerce la fascinación de las paradojas.”

Villalba valoriza el arte sobre todo lo demás: la filosofía, la ciencia, la religión (“una fantasía”, la llama). Es lo que permite crearse a uno mismo.

Prefiere ser un cómico de la legua (“comediante nómada que, en el Renacimiento y durante el Siglo de Oro español, solo o formando pequeñas compañías, hacía sus representaciones en pequeñas poblaciones de un circuito rural que recorría a pie, en caballerías o carros. El nombre de esta forma de teatro itinerante tuvo su origen en la naturaleza trashumante de los cómicos y más concretamente en la obligación por ley de acampar a una legua de la población en la que iban a actuar”. (Wikipedia)), que un bufón del rey, porque aquel puede mirarse “en la mirada del otro”, es la verdadera manera de verse, de verdad y en lo profundo.

Prefiere el cine a la literatura, porque en aquel cabe toda la dimensión humana, en todos sus aspectos, es “el sonido y la furia”.

No importa que no haya relato, son unidades de espacio-tiempo, fragmentos relacionados aleatoriamente (decoupage prefiere llamar a este modo de construir la realidad, que es construir con recortes – ¿se acuerdan del collage?)

Así es la novela (de paso la novela es un personaje más, que quiere conducir su propia escritura y que discute con el escritor, que también es un personaje).

Por supuesto, tiene muchos elementos autobiográficos.

No he incluido fragmentos de la novela porque creo que es difícil de presentarla de esa manera: hay que leerla toda, lo que no es sencillo. Ayuda mucho entender lo que he desarrollado más arriba, o sea, no intentar comprenderla de los modos que tenemos asumidos como los correctos.

Hablando del cine –o de la vida, que es lo mismo-, dice que hay que romper todo para llegar a la verdad de las cosas, pero eso duele, pero es la única manera de ser feliz de verdad.

Claro que es una novela surrealista.

Así la presenta la entrevista de Los Andes: “La esquina a mitad de cuadra”, un libro que él concibe como un film materializado en la escritura. “Nunca se termina de contar todo. La anécdota más pequeña es insondable”.

Una novela película.

LÉANLA. VÉANLA.

LA MORAL HUMANA ESTÁ REZAGADA A LOS AVANCES TECNOLÓGICOS

LA MORAL HUMANA ESTÁ REZAGADA A LOS AVANCES TECNOLÓGICOS

Había leído la opinión de Noam Chomsky a que alude Zaffaroni en https://www.pagina12.com.ar/422407-raul-zaffaroni-la-moral-humana-esta-rezagada-a-los-avances-t.

Conozco el pensamiento de Chomsky, y me interesó la recuperación de Zaffaroni porque tiene que ver con un tema –me he dedicado mucho a lo tecnológico- sobre el que he reflexionado más de una vez: la distancia entre la evolución tecnológica de la humanidad y su capacidad para usarla para que este sea un mundo mejor.

Sobre el tema de la guerra Rusia-Ucrania hay demasiado escrito y dicho, sobre todo porque el mayor porcentaje es relato falso y sesgado (para el lado que sea) propio de esta guerra híbrida –un concepto que fue utilizado por primera vez a principios de los años 2000, y que consiste en una estrategia (o varias) de confrontación que no pasa necesariamente por un combate de tipo militar- en la que los medios de comunicación y las redes sociales desempeñan un rol central. Por lo tanto, solo mencionaré mis conclusiones, que son previas a la lectura de la nota.

Esta invasión –que tiene un largo proceso previo- es una cabal demostración de que la humanidad no ha superado a la violencia bélica como modo de resolver diferencias geopolíticas (la lista de conflictos armados sucedidos es muy larga y sobra para demostrar lo que digo).

Hay una afirmación muy conocida: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios” (ensayo de Carl von Clausewitz (1832)), que se podría analizar también en el sentido de que llegar a ese instrumento político que significa violencia, destrucción, muerte, desplazamiento de poblaciones civiles y todo lo que conocemos en demasía, demuestra el abandono de otros instrumentos como la negociación, el diálogo, y los acuerdos propios de la etapa de la historia humana que se supone que estamos viviendo.

O sea, demuestra un fracaso y un retroceso en épocas de desarrollos científicos, tecnológicos, aun espirituales, que no impiden que el hombre siga siendo básicamente un cavernícola. Nuestro inconsciente, nuestra mente más antigua, se sigue manejando con las reacciones básicas de sus inicios: pelear (si cree que puede imponer su fuerza); huir (si no), reproducirse, alimentarse (de eso depende la sobrevivencia de la especie).

Ahora bien, este análisis es válido para la guerra Rusia-Ucrania, pero también para todas las intervenciones de la OTAN, como las de las guerras de Kosovo, Afganistán y Libia. No hay diferencia, pero si vemos el enorme despliegue propagandístico y las baterías de medidas tomadas contra Rusia por la OTAN con la complicidad de organismos internacionales de los que se podría esperar una actitud objetiva tendiente a buscar paz y armonía internacional y no apoyar a uno de los bandos.

Esta situación en las relaciones geopolíticas de los hombres (y mujeres) no es muy distinta de lo que vemos en niveles más limitados en la sociedad, y en las mismas relaciones personales.

Junto con la enorme evolución tecnológica y científica de la humanidad, cuya velocidad de transformación se acelera cada vez más, vemos una enorme degradación del mundo: en lo social, hambrunas, pueblos que emigran buscando una mínima calidad de vida; en el medio ambiente que avanza casi inexorablemente al colapso; en lo económico, con corporaciones cada vez más concentradas y poderosas a las que solo les interesa la ganancia material.

No es muy factible que las minorías dirigenciales que han hecho todo lo posible para que estemos en esta situación, cambien por sí mismas. Si tuvieran las condiciones para ser mejores, lo serían.

Es cierto que hay muchas personas que rechazan este estado de cosas y reclaman –incluso luchan- un mundo mejor.

El Papa Francisco ha hecho grandes esfuerzos para denunciar estas injusticias (sus Encíclicas, Laudato Si, Lumen Fidei y Fratelli tutti son documentos claros y trascendentes).

Pienso que debería darse un cambio de actitud social para encontrar alguna salida a esta situación. Hoy un enorme sector de la sociedad que acepta este estado de cosas sin lucha, sin buscar información que revele los crímenes de lesa humanidad que se comenten, sin intentar agruparse con quienes buscan lo mismo, sin generar líderes sociales y políticos que encabecen movimientos en direcciones distintas de lo que se da hoy.

Justamente, decidí escribir esta entrada para hacer un aporte en búsqueda de un mundo mejor. Es cierto que parece ingenuo creer que una nota en Internet puede significar algo en la lucha contra los enormes poderes que gobiernan el mundo, pero esa actitud derrotista sería aceptar que no hay opción, que el mundo está perdido (hay un grado de exageración, pero no tanta).

ES LA DECISIÓN PERSONAL QUE HAY QUE TOMAR, YO LA HE TOMADO, Y QUIERO COLABORAR CON QUE OTROS HAGAN LO MISMO.

Una reflexión sobre el análisis de Noam Chomsky

Raúl Zaffaroni: “La moral humana está rezagada a los avances tecnológicos”

El exjuez de la Corte Suprema de Justicia trazó un paralelismo entre la guerra en Ucrania y la primera guerra mundial. 

18 de mayo de 2022 – 09:05

https://www.pagina12.com.ar/422407-raul-zaffaroni-la-moral-humana-esta-rezagada-a-los-avances-t

En su columna semanal en AM750 Raúl Zaffaroni reflexionó sobre las últimas declaraciones del pensador Noam Chomsky que analizó la guerra en Europa, el rol de los Estados Unidos y el futuro de la humanidad y trazó un paralelismo con lo que le dijo Hipólito Yrigoyen a Herbert Hoover cuando se inauguró la primera comunicación telefónica entre Washington y Buenos Aires.

En una entrevista que fue publicada esta semana, el lingüista, filósofo y politólogo estadounidense criticó la política externa de los Estados Unidos y su participación en las distintas guerras.

En ese sentido, Chomsky realizó dos clasificaciones sobre los responsables de las relaciones exteriores norteamericanos. Por un lado, habló de los negociadores; y por el otro lado, de los desangradores. “Hoy los desangradores ocupan puestos máximos”, sentenció el pensador.

Luego, Chomsky sostuvo que Estados Unidos no quiere una salida diplomática en el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia y advirtió que está situación abre la puerta a la guerra nuclear. Por este motivo, el filósofo y politólogo consideró que la guerra hizo que la humanidad viva un retroceso en “las pocas y limitadas medidas” que se habían tomado para la protección del medioambiente.

“Es probable que la humanidad se vaya por el lado de una muerte lenta, por medio de envenenamiento del planeta. La esperanza de que haya un mundo habitable requiere que dejemos de usar combustibles fósiles y avanzar con firmeza hacia su propia eliminación. El efecto de la guerra actual es poner fin a las de por sí limitadas iniciativas existentes, y de hecho revertirlas y acelerar la carrera hacia el suicidio”, expresó Chomsky.

El pensador norteamericano dijo que esta “carrera hacia el suicidio” comenzó a verse con claridad en agosto de 1945 cuando Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima.

Según Comsky, ese día aportó dos lecciones: por un lado, que la inteligencia humana, en su gloria, se acercaba a la capacidad de destruirlo todo, y segundo la capacidad moral humana iba muy rezagada a los avances tecnológicos.

“Lo que señala Chomsky es sumamente interesante y preocupante. La alta inteligencia técnica no va pareja con el progreso moral de la humanidad”, reflexionó Zaffaroni.

La primera comunicación telefónica entre Hipólito Yrigoyen a Herbert Hoover

Tras repasar las declaraciones de Chomsky, el exjuez de la Corte Suprema trazó un paralelismo entre el pensamiento del pensador norteamericano y el presidente argentino Hipólito Yrigoyen.

Para eso recordó lo que Yrigoyen le dijo a su par estadounidense Herbert Hoover en la primera comunicación telefónica entre Buenos Aires y Washington que se realizó el 30 de abril de 1929, después de la primera guerra mundial.

En esa comunicación, Hoover ponderó al teléfono como una tecnología que iba a facilitar la comunicación y la unión entre los países. Yrigoyen, con cierto escepticismo, le respondió que para él la uniformidad del pensar y sentir humanos no debía afirmarse en los adelantos de las ciencias exactas y positivas, sino en los conceptos que, como inspiraciones celestiales, deben constituir la realidad de la vida.

“Cuando creíamos que la humanidad estaba completamente asegurada bajo sus propias garantías morales fuimos sorprendidos por una hecatombe tal que nada ni nadie podía referirla en toda su magnitud”, dijo Yrigoyen refiriéndose a la primera guerra mundial.

“Ante semejante catástrofe era justamente imperativo creer que sobre ella recaería la más profunda condenación señalando el renacimiento de una vida más espiritual y más sensitiva. Por lo que sintetizo esta grata conversación reafirmando mis evangélicos credos de que los hombres deben ser sagrados para los hombres y los pueblos para los pueblos y en común con cierto reconstruir la labor de los siglos sobre la base de una cultura y una civilización más ideal, de más solidad confraternidad y más en armonía con los mandatos de la divina providencia”, agregó el presidente argentino.

“Se mantiene aquella observación de Yrigoyen. Avanzamos tecnológicamente pero no avanzamos como humanos a la misma velocidad. Estamos atrasados en eso”, completó Zaffaroni.