TENEMOS QUE ENCONTRAR LOS MODOS DE ACORDAR SOBRE LOS TEMAS QUE ARGENTINA NECESITA

TENEMOS QUE ENCONTRAR LOS MODOS DE ACORDAR SOBRE LOS TEMAS QUE ARGENTINA NECESITA

Este 2022 empieza algo extraño. Venía escribiendo poco de temas políticos, y apareció la nota de Alemán, y salió una entrada que me gustó sobre un tema clave: la autonomía de tomar decisiones geopolíticas sin que el Mercado nos imponga hacer cosas que perjudican a la sociedad en su conjunto.

Ahora me encuentro con este editorial del Pepe Natanson sobre los sucesos que se han desarrollado en Chubut a partir de la aprobación del proyecto de zonificación minera para dos Departamentos de la meseta central chubutense.

Hubo serios incidentes, con movilizaciones en las ciudades de Comodoro Rivadavia, Rawson, Trelew y Puerto Madryn, y el gobernador, Mariano Arcioni, tuvo que derogar la ley y llamar a un plebiscito, para parar la reacción popular contra la medida.

Lo interesante de la nota de Natanson es que, a partir de esta situación local, y de la convocatoria a un plebiscito, plantea un conflictivo tema nacional y supra nacional: el de la minería extractiva, y por necesaria ampliación, la explotación de los recursos naturales por corporaciones internacionales, las enormes ganancias que obtienen y el daño ambiental que producen.

El análisis se centra en lo que es un modo democrático (el plebiscito) de salir una confrontación antigua, que ha generado planteos fundamentalistas y que no ha ayudado a mejorar la vida de esa región de Chubut. Por supuesto, esta situación no es solo de esa Provincia. Pasé por Famatina cuando se producían los cortes contra la explotación minera, recuerdo que los manifestantes nos saludaban, cuando les comentábamos que éramos de Mendoza, porque sabían de nuestras defensas del agua como patrimonio de los mendocinos. No hace mucho hubo una marcha en Mendoza, relacionada con el tema de la Ley 7722 que tiene como principal objetivo garantizar el recurso hídrico en los procesos mineros prohibiendo la utilización de ciertas sustancias químicas.

Claro que recordamos uno de los eslóganes de estas manifestaciones populares: “El agua vale más que el oro”, y lo defendemos, pero entre estos dos puntos extremos, hay situaciones que deben de ser consideradas, y es lo que plantea Natanson.

Los habitantes de esa meseta central de Chubut estaban a favor de los proyectos mineros porque no participan de la explotación petrolera de la costa –también contaminante, y que está teniendo cuestionamientos- ni del turismo del oeste.

Un planteo semejante hizo Malargüe en Mendoza defendiendo proyectos mineros.

San Juan ha crecido económicamente apoyando la explotación minera, y la sociedad sanjuanina apoya en las elecciones a los Gobiernos que han desarrollado esta política.

Sabemos que ha habido errores y descuidos que han provocado daño ambiental, y la propuesta de Chubut –no la he leído- asumía algunos cuidados que antes no se han tenido. Sin embargo, hubo una reacción violenta que obligó al Gobernador a echar marcha atrás con la medida, pero nunca un análisis completo, participativo, de todos los sectores que pueden aportar al tema, que permitiera llegar a una propuesta consensuada que superara el conflicto.

No es fácil que esto ocurra: las posiciones están radicalizadas. Los grupos ambientalistas no admiten discusiones, y los grupos empresarios –muchos transnacionales- ejercen su poder para imponer prácticas extractivas, sean cuidadosas con el medio ambiente o no.

Natanson plantea lo siguiente:

“En otros editoriales nos referimos a los perjuicios que ocasiona esta perspectiva cancelatoria, enfocada especialmente en actividades que, como la minería, la agricultura de alta productividad o los hidrocarburos, constituyen las únicas oportunidades de las que dispone la economía argentina para generar en el corto plazo las divisas que necesita para funcionar. No volveremos sobre el tema, pero sí agregaremos que este enfoque tampoco contribuye a abordar uno de los tantos problemas de desarrollo que enfrenta el país y que constituye el eje de esta edición de el Dipló: la desigualdad territorial, reflejada en datos como la concentración de la economía (los cinco distritos más importantes generan el 76 por ciento del PIB) y la desigualdad por habitante (si el PIB per cápita de la región pampeana equivale a 1, el del Noroeste es de 0,84 y el del Noreste es de 0,66). En líneas generales, Argentina exhibe un desequilibrio territorial más pronunciado que otros países con similares grados de desarrollo, como Chile y Uruguay, e incluso que los otros dos países federales de América Latina: el ingreso per cápita de la provincia más rica (Santa Cruz) es 8,6 veces mayor que el de la más pobre (Formosa), mientras que en Brasil la ratio es 7,2 veces (Brasilia contra Maranhao) y en México 6,2 (Ciudad de México contra Chiapas) (8). El hecho de que estas diferencias se hayan mantenido estables o incluso profundizado a lo largo de las décadas –bajo gobiernos autoritarios, democráticos, neoliberales, desarrollistas, nuevamente neoliberales…– confirma que se trata de un problema estructural de nuestro modelo de desarrollo.”

Esto es tan real como la defensa del medio ambiente, y deberíamos tratar de encontrar una solución, porque necesitamos otros recursos que no sean solo la exportación de productos primarios como la soja o el maíz; si no los conseguimos, la pobreza seguirá creciendo y eso también afecta a argentinos/as.

El turismo es una opción muy válida, y Argentina es un país lleno de bellezas naturales y actividades turísticas posibles, pero que también contaminan, y todos conocemos daños producidos por turistas; sin embargo, a nadie se le ocurriría prohibir el turismo porque genera muchos recursos y trabajo para la gente.

Por eso, es muy valorable la búsqueda de Natanson de alternativas democráticas para encontrar los acuerdos imprescindibles que permitan resolver los conflictos que nos perjudican.

Por supuesto, el modo que se ha arraigado en Argentina para solucionar divergencias no ayuda a avanzar en esas búsquedas.

La “grieta”, profundizada como método de ganancia política, es un problema, porque ha politizado mal temas que se pueden analizar desde lo que necesita Argentina en su conjunto.

Por esto, es importante el intento de Pepe, y recomiendo la lectura de su nota a los que piensen que debemos avanzar en mejores prácticas políticas, en función de un proyecto de país mejor para la mayoría de los argentinos.

Chubut: ambientalismo y plebiscito

Por José Natanson

https://www.eldiplo.org/271-el-fracaso-del-federalismo/chubut-ambientalismo-y-plebiscito/

Con un origen lejano que se remonta a las polis de la Grecia antigua y la República Romana (el doctor Grondona diría: plebiscito viene de plebis citum, llamar a la plebe), el plebiscito o referéndum comenzó a definirse, en su versión actual, durante los años posteriores a la Revolución Francesa, convocado por primera vez para validar la Constitución del Año III y luego para refrendar el ascenso de Napoleón Bonaparte, que utilizó este mecanismo para ratificar la Constitución pos golpe del 18 Brumario, más tarde para hacerse nombrar cónsul vitalicio y finalmente emperador.

Desde su nacimiento hace 25 siglos hasta hoy, el país que mejor ha logrado incorporar la democracia directa a su dinámica política habitual es Suiza. Por la cultura cívica de su sociedad, por la singularidad de su organización cantonal o por la temprana influencia revolucionaria (el primer referéndum federal suizo tuvo lugar en 1802 para aprobar la Constitución Helvética), Suiza es el gran ejemplo de la aplicación de plebiscitos en el mundo, a punto tal que un tercio de todos los que se realizaron en la historia se concretaron allí (el último, hace tres semanas, para aprobar el pasaporte Covid) (1).

En América Latina, el país que más referéndums ha celebrado es Uruguay, otro Estado pequeño y de fuerte cultura cívica, a partir del impulso inicial de José Batlle y Ordóñez, que conoció de primera mano la experiencia suiza en dos célebres viajes y buscó trasladarla a su país: desde el primer plebiscito constitucional en 1917, Uruguay ha celebrado 30 consultas nacionales sobre temas tan diversos como las privatizaciones y la edad de imputabilidad de los menores, y de hecho en estos días discute la “Ley de urgente consideración” impulsada por el gobierno de Luis Lacalle Pou, que contempla la ampliación de los márgenes de actuación policial y el aumento de las penas para delitos de narcotráfico, y que se someterá al voto popular el próximo 27 de marzo.

Chubut no es Suiza –ni, para el caso, Uruguay– y, ciertamente, Mariano Arcioni no es Napoleón, pero el anuncio de la convocatoria a un plebiscito para que los chubutenses decidan si aceptan la minería en dos departamentos ubicados en la meseta central de la provincia puede ser una vía para desatar un nudo que ya lleva 18 años, cuando una consulta popular en Esquel frenó el proyecto de instalar una mina de oro cerca de la localidad.

Quince días atrás, la Legislatura había aprobado la “Ley de zonificación”, que estableció en qué partes del territorio queda habilitada la explotación minera. La discusión estaba pendiente desde el 2003, cuando, en la estela de la movilización anti-minería de Esquel, se sancionó una ley que prohibió la minería a cielo abierto en toda la provincia, pero también ordenó que, en un plazo de 120 días, se analizara cuáles áreas quedarían exceptuadas. Dieciocho años después, la Legislatura se puso al día y tras un fuerte debate decidió habilitar la minería en Gastre y Telsen, 2 de los 16 departamentos en los que está dividida la provincia, además de establecer una serie de controles ambientales y sociales estrictos y ratificar la prohibición al uso de soluciones cianuradas contemplada en la norma del 2003 (2). La votación generó una intensa movilización popular en las principales ciudades de Chubut (no en la meseta), que llegaron a la quema de edificios públicos y fueron respondidas con una feroz represión policial. Pocos días después, Arcioni retrocedió: impulsó la derogación de la ley y anunció el plebiscito.

A diferencia de la cordillera, donde prospera el turismo de alta gama, y la costa, donde se asientan las explotaciones hidrocarburíferas, el turismo de ballenas y la pesca, la meseta central chubutense constituye una enorme extensión geográfica escasamente poblada y desprovista de recursos naturales, actividades productivas o cualquier herramienta para empujar el desarrollo, apenas algo de ganadería ovina y cría de guanacos. El Proyecto Navidad, de la Pan American Silver, prevé una inversión de 1.200 millones de dólares a lo largo de 18 años y la creación de unos 2.800 empleos (800 directos). Pero la discusión es política. Con apenas 6.000 habitantes, la meseta carece de influencia en el poder provincial; no tiene, por ejemplo, un representante en la Legislatura. Sin embargo, sus habitantes se han manifestado en varias ocasiones a favor de la habilitación de la minería, tal como explica la dirigente del PJ local Marina Barrera, que viene realizando grandes esfuerzos por hacer escuchar la voz de los pobladores de la meseta, y como ratifica el hecho de que los intendentes de Gastre y Telsen también pidieran la aprobación del proyecto.

El plebiscito, decíamos, puede ser una herramienta para destrabar este conflicto, pero también genera dudas. En primer lugar, la jurisdicción. En una primera mirada, parece razonable que, como propuso Arcioni, sean todos los chubutenses quienes definan. Desde la reforma constitucional del 94, los dueños de los recursos naturales asentados en sus territorios son los Estados provinciales, y las eventuales rentas o regalías percibidas por su explotación se derivan al fisco de la provincia. Más allá del aspecto legal, hay también buenas razones políticas: en Chubut se desarrollan otras actividades económicas con un potencial de daño ambiental equivalente al de la minería, notoriamente la explotación petrolera en el Golfo de San Jorge, que también contribuye a las finanzas provinciales. Parece entonces lógico que un habitante de Comodoro Rivadavia, que “paga el precio” del daño ambiental en su ciudad –y aporta regalías al erario provincial– decida sobre lo que ocurre en otras zonas de su provincia.

Sin embargo, el antecedente inmediato, recordado por las organizaciones ambientalistas como una gesta popular, se resolvió de otra forma. En 2003, cuando se discutió la instalación de una mina de oro en Esquel, la consulta popular convocada por iniciativa de los vecinos incluyó solo a los habitantes de la ciudad, unas 11.000 personas. ¿Deberían votar ahora solo los ciudadanos de Gastre y Telsen? La debilidad política de la meseta es tal que la alternativa ni siquiera fue considerada: no fue contemplada por Arcioni ni, mucho menos, por las organizaciones anti-mineras de las ciudades, ubicadas a 200 y hasta 300 kilómetros de donde se situaría el Proyecto Navidad.

Pero hay más: muchas de estas organizaciones se manifestaron incluso en contra del plebiscito provincial. Cristina Agüero, licenciada en Ciencias Ambientales e integrante de la organización “No a la mina”, rechazó la iniciativa con el argumento de que el tema ya se había plebiscitado… en Esquel (3). Pablo Lada, miembro de las Asambleas Ciudadanas de Chubut, calificó al plebiscito como “la tomada de pelo más grande que haya escuchado en mi vida”, en tanto la corriente ecofeminista Marabunta afirmó: “No al plebiscito ilegítimo” (4). La diputada Myriam Bregman también se opuso a consultar a los chubutenses: “el plebiscito lo hizo la calle”, señaló. El influencer ambientalista Inti Bonomo se expresó en la misma línea: “ya hubo un plebiscito y el 83% dijo que no” (5). El abogado Enrique Viale prefiere solo los plebiscitos en los que gana su posición: luego de elogiar la consulta popular de Esquel, explicó que “nosotros creemos que los derechos ambientales no se plebiscitan” (6). Por último, en una muestra de su disposición a aceptar los debates democráticos, la franquicia argentina de Greenpeace afirmó: “No necesitamos un plebiscito para una ley nefasta y perjudicial” (7).

Espejo envenenado

Los plebiscitos están lejos de ser una solución mágica. Al constituir en esencia un juego de suma cero, en el que todo lo que gana un bando lo pierde el otro, no permiten negociar concesiones cruzadas o explorar soluciones intermedias, como sucede con la construcción de acuerdos parlamentarios, más lentos, pero más seguros, ni permiten contemplar los intereses de las minorías. La democracia es el reino de los sub-óptimos y los referéndums son exactamente lo contrario: un juego en el que el ganador se lleva todo. Pero además la experiencia demuestra que, en contextos crispados, pequeños grupos hiperactivos son capaces de ejercer una influencia, breve pero determinante, sobre las grandes mayorías, que luego de votar ya no pueden arrepentirse. Como en el Brexit, muchas veces se vota pensando en una cosa (la inmigración) cuando en realidad la que se define es otra (la permanencia en la Unión Europea).

Sin embargo, el plebiscito también tiene sus ventajas. Si alude a un tema de interés real y no es un simple mecanismo de validación de las elites, suele abrir un amplio debate público, obliga a los grupos enfrentados a un esfuerzo de pedagogía y activa la participación de la ciudadanía, que se involucra de manera directa en la discusión. Sobre todo, dota de legitimidad al resultado, que queda blindado. Si la diferencia es amplia, el plebiscito desempata.

En el caso que nos ocupa, una consulta popular o un plebiscito podrían ser la vía adecuada para que los habitantes de la meseta o los chubutenses decidan si habilitan el Proyecto Navidad o se inclinan por las posiciones del ambientalismo bobo, al que entendemos como una corriente, minoritaria pero ruidosa, al interior del movimiento ecologista, que no plantea más controles ambientales ni una regulación más estricta ni una mayor imbricación con los productores locales ni una rediscusión impositiva ni una diversificación productiva que impida la cooptación del Estado por parte de las empresas (todas cosas que merecen ser tenidas en cuenta), sino, simplemente, la prohibición total, con consignas tan argumentativas como “No es no”. Como en Gualeguaychú, donde la asamblea que había mantenido cortado durante tres años el puente internacional se opuso al plebiscito sugerido por el ex gobernador Jorge Busti, en Chubut también rechazan la consulta.

En otros editoriales nos referimos a los perjuicios que ocasiona esta perspectiva cancelatoria, enfocada especialmente en actividades que, como la minería, la agricultura de alta productividad o los hidrocarburos, constituyen las únicas oportunidades de las que dispone la economía argentina para generar en el corto plazo las divisas que necesita para funcionar. No volveremos sobre el tema, pero sí agregaremos que este enfoque tampoco contribuye a abordar uno de los tantos problemas de desarrollo que enfrenta el país y que constituye el eje de esta edición de el Dipló: la desigualdad territorial, reflejada en datos como la concentración de la economía (los cinco distritos más importantes generan el 76 por ciento del PIB) y la desigualdad por habitante (si el PIB per cápita de la región pampeana equivale a 1, el del Noroeste es de 0,84 y el del Noreste es de 0,66). En líneas generales, Argentina exhibe un desequilibrio territorial más pronunciado que otros países con similares grados de desarrollo, como Chile y Uruguay, e incluso que los otros dos países federales de América Latina: el ingreso per cápita de la provincia más rica (Santa Cruz) es 8,6 veces mayor que el de la más pobre (Formosa), mientras que en Brasil la ratio es 7,2 veces (Brasilia contra Maranhao) y en México 6,2 (Ciudad de México contra Chiapas) (8). El hecho de que estas diferencias se hayan mantenido estables o incluso profundizado a lo largo de las décadas –bajo gobiernos autoritarios, democráticos, neoliberales, desarrollistas, nuevamente neoliberales…– confirma que se trata de un problema estructural de nuestro modelo de desarrollo.

Chubut no es una provincia pobre. Su PIB per cápita es similar al del resto de las provincias patagónicas, explicado en buena medida por el petróleo. Pero acumula niveles insoportables de deuda en dólares y vive virtualmente quebrada, en medio de frecuentes conflictos con los docentes y los empleados públicos. La desigualdad al interior de la provincia es significativa, entre las localidades más prósperas de la cordillera y la costa y la pobreza de la meseta. Esto hace que la mayoría de los jóvenes que nacieron allí emigren apenas cumplen la mayoría de edad, lo que suma presión al mercado laboral del conglomerado Trelew- Rawson, el de desempleo más alto de toda la Patagonia (9). Y aquí la paradoja: de acuerdo a datos oficiales, la minería metalífera es la segunda actividad más formalizada de la economía (con 90% de trabajo formal, solo detrás de los hidrocarburos) y la que paga los segundos salarios más altos (192.000 pesos brutos en 2020, contra un promedio del sector formal de 68.000) (10). No debería llamar la atención que los gremios mineros –y la Uocra y Camioneros, expectantes de los puestos indirectos– se expresaran a favor del proyecto.

Maticemos antes de concluir. El ambientalismo, ya lo dijimos, es una perspectiva política fundamental para repensar la relación de la sociedad con el medio ambiente. En particular, ha contribuido a mejorar las condiciones de seguridad y regulación de la actividad minera en las últimas décadas. Por otra parte, la crisis económica crónica que atraviesa Chubut no es responsabilidad de las organizaciones anti-mineras sino de la pésima gestión financiera de sus gobernadores y de la debilidad política de Arcioni, que llegó al poder tras la muerte del caudillo Mario Das Neves y nunca logró consolidar su liderazgo. Sin embargo, la diversificación de la estructura productiva, hoy concentrada en la explotación hidrocarburífera, que explica el 40% del PIB de la provincia, podría contribuir a un crecimiento más equilibrado, que morigere la dependencia de los precios del petróleo e impulse el desarrollo en la meseta. Quizás así Chubut podría acercarse a San Juan, su eterno espejo envenenado, que gracias a un temprano impulso a la minería acumula una década y media de alto crecimiento con estabilidad política, logró bajar la pobreza (tenía 10% más pobres que la media nacional antes del auge minero y hoy tiene 4 puntos menos) y supera al resto de las provincias argentinas en los rankings de creación de empleo privado.

1. Eva Sáenz Royo, “La regulación y la práctica del referéndum en Suiza: un análisis desde las críticas a la institución del referéndum”, Revista de Estudios Políticos, Nº 171, Madrid, enero-marzo de 2016.

2. https://www.agenciapacourondo.com.ar/debates/marina-barrera-en-la-meseta-central-donde-esta-prevista-la-mineria-la-gente-esta-favor-pero

3. https://futurock.fm/cristina-aguero-a-arcioni-le-hicimos-el-plebiscito-gratis-en-la-calle-y-la-respuesta-fue-no/

4. https://twitter.com/MarabuntaArg/status/1473289459273662464

5. https://twitter.com/Intibonomo/status/1473003045634166793

6. https://www.redaccion.com.ar/chubutazo-preguntas-y-respuestas-sobre-el-intento-de-habilitar-la-megamineria/

7. https://twitter.com/GreenpeaceArg/status/1473271650405736458

8. Víctor J. Elías, “La desigualdad territorial en la Argentina”, Foreign Affairs en español, Vol. 9, Nº 1.

9. https://www.elchubut.com.ar/nota/2021-12-21-22-12-0-el-conglomerado-trelew-rawson-sigue-siendo-el-de-mayor-desempleo-de-toda-la-patagonia

10. https://twitter.com/danyscht/status/1358195435547074560?lang=es

2022: TENEMOS QUE CONTROLAR AL MERCADO O ESTAMOS PERDIDOS

2022: TENEMOS QUE CONTROLAR AL MERCADO O ESTAMOS PERDIDOS

En realidad, no tenía intenciones de publicar nada en mi blog, porque estoy con otras muchas cosas, y una novela a medio leer desde hace diez días, pero me encontré esta nota de Jorge Alemán, y cambié de opinión.

Covid: una mutación política

Por Jorge Alemán

31 de diciembre de 2021 – 01:17

https://www.pagina12.com.ar/392609-covid-una-mutacion-politica

No es un tema novedoso el del COVID en el medio de la grieta de derechas e izquierdas, o progresismos, o el de la situación del capitalismo neoliberal, y su posible fin de ciclo o decadencia; inclusive me he acercado a él en este blog más de una vez, pero es interesante y agudo el planteo de Alemán sobre este silencioso final de la pandemia como producto de la imposición –justamente- de ese poder neo liberal y del mercado

Dice la nota:

“De este modo, podemos apreciar que frente al virus de Omicron y con el pretexto de que genera una “enfermedad leve” se han terminado privilegiando las exigencias del Mercado.

No se trata ya del negacionismo delirante de las ultraderechas ni de los antivacunas, es un negacionismo resignado y realista que sube desde abajo, que es deseado por amplios sectores, y como una marea acompaña el movimiento de los gobiernos. Así como ya parece concluirse que la enfermedad es leve y que morirán los de riesgo o los desafortunados, a su vez ya se acepta que la “gente” no da más, que ya no existe una posibilidad real de restricciones serías, y que por tanto se debe aprender a vivir bajo las condiciones de un nuevo giro más radical del neodarwinismo capitalista.”

Esto es lo que se observa hoy en Argentina y en otros lugares: Israel ha apostado a que se contagien todos/as los/las que tengan que contagiarse para cerrar el tema de la pandemia. Es cierto que la mayoría de los que terminan internados/as, no se han vacunado, por desinterés, por alguna postura negacionista, o alguna otra causa, lo que nos libera de culpa.

Alemán lo sintetiza así, y es lo que considero novedoso:

“En cierta forma, es un triunfo de las derechas, que siempre supieron que tarde o temprano los imperativos de la economía, la precariedad de las vidas que solo se pueden refugiar en trabajos erráticos, y los cálculos egoístas del goce que actualmente impregnan el tejido de las masas terminarían imponiéndose.”

El autor califica este hecho de “nihilismo”, y queda la duda de si es triunfo de verdad, o una demostración de un poder remanente, pero tan poderoso como para imponer una visión de una Matrix siempre nefasta para el conjunto de la sociedad.

Es el relato que se ha impuesto, sin que casi nos demos cuenta, ni nos genere rechazo. Al final, no es más que una versión coloreada y edulcorada de lo que Macri decía: “Que se mueran los que tienen que morirse.”

Por supuesto, es difícil encontrar otras alternativas posibles, aunque es inevitable destacar que la vacunación en el mundo ha reproducido las asimetrías y modos de comprensión y acción que hacen que el mundo sea hoy como es, al borde de su destrucción por ser fruto de un modelo insostenible e insustentable.

Es más, esa exhibición obscena de poder llevó a que “Los miembros del G20 han recibido 15 veces más dosis de vacunas contra la COVID-19 per cápita que los países de África Subsahariana” (https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/miembros-g20-han-recibido-15-veces-mas-dosis-vacunas-covid19-per-capita-africa-subsahariana)

Por eso, la nota llega a la conclusión sobre la inevitabilidad y necesidad imperiosa de terminar con este modelo injusto y suicida.

“Nunca como ahora, y esta Pandemia es una demostración cabal, para la humanidad había sido tan urgente frenar la marcha del tren enloquecido del Capital.”

Como es un planteo que he hecho más de una vez, cada vez con más convencimiento, no quiero terminar el año sin agregar un aporte más para los que quieran entender mejor el mundo y la sociedad en que vivimos.

Es mi deseo que en este 2022 podamos avanzar en la construcción de un mundo mejor y más justo y que todos/as los que queremos esto, logremos construir el poder político necesario para avanzar en ese sentido.

Una vez más lo digo:

NOS VA LA VIDA EN ELLO.

LAS AVENTURAS DE LA CHINA IRON DE GABRIELA CABEZÓN CÁMARA POR ADOLFO ARIZA

LAS AVENTURAS DE LA CHINA IRON DE GABRIELA CABEZÓN CÁMARA POR ADOLFO ARIZA

Es la primera obra de esta autora que leo. También me la recomendó mi hija, pero anduvo dando vueltas por mi escritorio un par de meses, porque siempre hubo urgencias.

No es una escritora nueva, aunque yo no la conociera, ni sin fama. Veamos:

Gabriela Cabezón Cámara (San Isidro, Buenos Aires, 4 de noviembre de 1968) es una escritora y periodista argentina. Se la considera una de las figuras más importantes de la literatura latinoamericana contemporánea, además de ser una destacada intelectual y activista feminista.

Ha publicado dos novelas: La Virgen Cabeza y Las aventuras de la China Iron, cuya versión en inglés fue nominada al prestigioso Premio Booker Internacional. Entre las principales influencias que definieron su vocación y estilo, Cabezón Cámara ha reconocido a Patricia Highsmith, Rodolfo Walsh, Nestor Perlongher y Osvaldo Lamborghini.

Trabajé mucho en mi etapa de la F. F. y Letras sobre el tema de la gauchesca dentro del contexto de la Argentina de la segunda mitad del siglo XIX. También estudié el tema de Civilización y barbarie a partir de Hernández y Sarmiento. O sea, que de lo que habla la novela de Cabezón Cámara me era muy conocido y trabajado. No por ello me resultó menos sorprendente su narración.

Es una novela de menos de doscientas páginas, pero de una magnitud literaria enorme. Es como el cofre que llevaba en la carreta la inglesa con la que se va la China por la pampa, que parecía un pozo insondable del que nunca terminaban de salir objetos, muchos casi maravillosos.

¿QUIÉNES SON LAS PROTAGONISTAS?

Son dos mujeres: la China Iron (la joven mujer de Martín Fierro, que quedó sola cuando a Fierro se lo llevaron en una de las levas que hacía el Gobierno para arrear gauchos a los fortines de la frontera con los indios) y Liz, una escocesa que busca a su marido, que también había sido levantado en una leva.

La China (con mayúscula), o Josephine Star Iron (como la llamó Liz (Iron por Fierro, y Star porque le hubiera gustado llamarse Estreya, como su perro)) o Tararira, nombre que se da a sí misma en el final de la transformación de su vida ya en el mundo del río Paraná, es la muchacha solo mencionada como la china en el Martín Fierro, quien la había ganado en una partida de truco cuando tenía solo solo doce años.

Ella no busca a Fierro como Liz busca a su marido, al contrario, está escapando, incluso ha abandonado a sus hijos en el pobre rancho en que vivía, dejándolos a cargo de una pareja de viejos.

Las dos comienzan un viaje de exploración por la pampa argentina de finales del siglo XIX: van en una carreta tirada por bueyes, con el perro de la China, Estreya, y un gaucho medio indio, astuto y leal, llamado Rosa (Rosario).

Se hace necesaria una primera consideración técnica: es un relato de viaje.

Este es un género literario en el que el autor escribe acerca de uno de sus viajes, de las personas que en él ha encontrado o conocido, de las emociones sentidas o aquello que ha visto o aprendido. Puede estar basado en hechos reales o ser una construcción especulativa o ficticia, pero en el transcurso del viaje se dan transformaciones en la vida y el ser mismo del viajero.

El tema del viaje es un tópico reiterado en la literatura universal. La Odisea de Homero es un relato épico de viaje, por ejemplo.

Es evidente que en muchos casos estas transformaciones son un proceso de aprendizaje, lo que nos lleva a otro género: el de las novelas de aprendizaje

La novela de formación o novela de aprendizaje es un género literario que narra la transición de la niñez a la vida adulta. Se denominó Bildungsroman en alemán, y fue acuñado por el filólogo Johann Karl Simon Morgenstern en 1819.

O sea que, de movida, la novela participa de dos géneros que tienen que ver con búsquedas personales, con ir de un lugar a otro, con migrar, no solo físicamente.

Otro rasgo clave: es una migración de dos mujeres que muy poco tenían que ver entre ellas, salvo el género y la decisión de buscar más allá del horizonte.

Esta migración llega a convertirse en una idea que viaja y cambia, como el río y sus afluentes, “como una dinámica del existir, como lo otro del ser, como la alteridad que significa una perspectiva nueva, que es feminista, pero la trasciende como renovada concepción del mundo y el modo de ser en el mundo. Migración como cambio permanente.” (https://www.escritores.org/recursos-para-escritores/recursos-1/colaboraciones/29082-las-aventuras-de-la-china-iron-de-gabriela-cabezon-camara).

Recordemos lo de activista feminista.

Es inevitable que la novela tenga una fuerte impronta ideológica, llevada con sutileza la mayor parte de la novela, pero, que, al final, cuando termina (o sigue) el viaje entre las islas de Paraná –lugar idílico y perfecto-, se instala con fuerza y devora lo narrativo.

¿QUÉ IDEAS?

La idea de libertad, a partir de una concepción sexual resueltamente liberadora, cobra otro sentido también en la mirada sobre el sitio del hombre y la mujer en el universo y más precisamente, en ese universo que imagina y construye el deseo libre. El desierto cede al deslizamiento del lenguaje y es, en la Tercera Parte, una “tierra adentro”, un adentro acuático que es, ahora, “paraíso”. Dice la China: “Hay que vernos, pero no nos van a ver”. Ya han salido del plano en que los hombres pueden alcanzarlas. Están en mundo cuasi perfecto, primigenio, esencial.

Están en un ecosistema femenino. Tal vez la cita siguiente aporte algo más, pero lo que está claro es que es una novela atrapante, aunque que no fácil, porque es un planteo a fondo, desde las búsquedas del mundo de hoy:

“Lo que distingue a la mujer del hombre, no es tanto su afinidad con la naturaleza por las funciones orgánico-naturales que cumple como mujer (gestación, maternidad, cuidado de la casa y la progenie), sino en su resistencia a subsumirse dentro de un orden plenamente racional, su amalgama de inteligencia y sensibilidad y su renuncia a doblegar las emociones y sentimientos bajo el régimen de la lógica racional” (Leff Enrique, Ecofeminismo, el género del ambiente. Polis, Revista latinoamericana. 9-2004 (2/10/2012))

En ese viaje se despliega la visión de Cabezón Cámara de esa Argentina en camino a su institucionalización (1880, la Capitalización de Buenos Aires, la época en que se publica la segunda parte del Martín Fierro (La Vuelta de Martín Fierro es 1879)).

¿QUÉ HABÍA NARRADO HERNÁNDEZ EN EL GAUCHO MARTÍN FIERRO EN 1872?

Wikipedia dice: “En «La ida», Martín Fierro es un gaucho trabajador al que la injusticia social del contexto histórico lo vuelve un «gaucho matrero» —es decir: un gaucho fuera de la ley.”

Esa fue la denuncia de Hernández en La ida, una obra central para entender esa etapa del país: la vida desgraciada de los gauchos por la política del Gobierno (en esos años el Presidente era Sarmiento al que va dirigida su crítica) y los abusos de los terratenientes, jefes del ejército, policía y otros cómplices.

Hernández era parte de esa clase dirigente que quería consolidar un proyecto de país para Argentina, que tiene que ver con parte de los ideales de Mayo, y que se consolida en la Generación del 80, pero que rechazaba lo que dijo Sarmiento en una carta a Mitre: “…no trate de economizar sangre de gauchos. Éste es un abono necesario, útil al país. La sangre es lo único que esos salvajes tienen de humanos”.

La visión de Cabezón Cámara de Hernández es muy negativa. A su estancia llega la carreta de Liz y la China, y las recibe un hombre viejo, un borrachín, que solo sabe hablar de cómo habría que hacer para transformar ese mundo bárbaro y primitivo en algo civilizado y progresista.

Esa etapa del viaje es terrible y brutal, y las mujeres huyen llevándose lo que necesitan para desarrollar el proyecto que buscan, aunque no lo supieran todavía, y que se manifiesta al final.

Poco se salva de ese mundo pampeano de los gauchos: China es una luz de esperanza, que busca y ve otras cosas, sobre todo en la naturaleza, en esa pampa dura, inclemente, pero llena de vida.

EL PAISAJE EN LA NOVELA

No es común encontrar en la narrativa descripciones como las de la novela: no son breves, pero son como meterse en la tierra, en las plantas, en los animales, en el cielo y las nubes, y describir desde ahí la esencialidad de la naturaleza, que es femenina, como Liz y la China.

Así llegan a las tolderías, y se instalan con los indios asimilándose a su vida dura, pero bella en la narración de autora, un mundo lleno de color, luminoso y radiante, con hombres y mujeres que viven en libertad, donde se aman libremente sin las limitaciones del mundo patriarcal que la autora denuncia.

Es un paraíso –distinto de lo que conocemos en otras narraciones que describen las tolderías y la vida que se desarrollaba allí, como Una excursión a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla o La guerra al malón del Comandante Prado.

El tema de indio en la literatura argentina de esa época merece algunas aclaraciones: en la literatura romántica aparece, como modelo, en Atala de Chateaubriand (1801). Allí se lo presenta como el buen salvaje, que recoge la creencia de que los seres humanos, en su estado natural, son desinteresados, pacíficos y tranquilos, y que males como la codicia, la ansiedad y la violencia son producto de la civilización, como planteó Rosseau.

Sin embargo, los románticos argentinos no consideran así a los indios. Recordemos La cautiva de Esteban Echeverría (1837). Nuestros escritores de esa época son antes que escritores, hombres de la política (Wilde, Sarmiento, Hernández y otros) que tenían como modelo cultural a Francia, y económico a Inglaterra. Por lo tanto, los indios no eran seres irreales, eran quienes habitaban las pampas, y significaban un obstáculo para su proyecto agroexportador.

Por eso, Hernández, aunque defiende al gaucho, descalifica al indio, mostrándolo como un ser violento y brutal.

Cabezón Cámara ataca esta visión en la novela presentando al indio como un ser ideal, utópico. Ya estamos en la tercera y última parte de la novela: Tierra adentro, donde el viaje termina en el Paraná, en el agua, donde todo se mueve y cambia, sin fronteras geográficas, ni de género, ni de especie (“la risa se nos salía de los pulmones a todos los animales de la carreta”), ni de lengua.

En toda la novela aparecen mezcladas frases en castellano y en otras lenguas. Primero, el inglés de Liz, después, el mapuche. En la última etapa, los viajeros son los Iñchiñ, pronombre en mapuche que significa nosotros dos, una manera de llamar a un pueblo nuevo, fantasma, inasible, que puede estar en cualquier parte, que va estar con total seguridad, pero al que veremos si ellos lo quieren. También en esta última etapa será el guaraní la lengua que exprese la esencialidad y la belleza de ese mundo nuevo: Yvyra son los árboles o el bosque; Fierro es Kurusú Fierro, su nombre de mujer por Cruz, el amor perdido; ysyry es el río, el Paraná que es el ámbito final y perfecto al que llegaron después de la pampa. Es el Paraná y sus afluentes, y la naturaleza elemental pampeana se transformará en la riqueza de la vida en las islas y sus canales y habitantes: es una naturaleza que explota como la China y el grupo de los migrantes.

Esta transformación de Fierro se narra en una reversión de las coplas del Martín Fierro, no solo en lo estilístico: la estrofa hernandiana tenía seis versos de rima abbccb, o sea el primer verso libre; el Fierro de Cabezón Cámara también escribe versos, pero ya el primer verso no es libre, pero hay cambios más profundos. Dice Fierro:

Cuando llegamos acá

Nos fabricamos un toldo,

Como lo hacen tantos otros,

Con unos cueros de potro,

Con su sala y su cocina

Fuimos felices con Cruz.

En estos aspectos la autora plantea la sexualidad de una manera totalmente distinta de la tradicional, no solo del siglo XIX, sino de hoy.

Son varias escenas de erotismo y sexo explícito en la novela: la primera, entre Liz y la China, es de una fuerza y belleza difíciles de describir.

Hay que leer la novela, ya lo digo.

Hemos hablado del viaje, y ese viaje es hacia la libertad, completa, sin matrices patriarcales, lo que incluye, claro, al sexo.

Las aventuras de la China Iron cuestiona y reformula no sólo la historia del poema gauchesco de Hernández, sino también los modos de escritura propios del siglo XIX, con una mirada femenina, una nueva sensibilidad que vive la alteridad no como amenaza sino como exploración, como posibilidad de aprendizaje de una perspectiva nueva, de encuentro.

El jurado del Booker Prize lo definió con precisión: “Maravillosa reelaboración feminista y queer de un mito fundacional americano (…) con un lenguaje y una perspectiva tan frescos que cambian 180 grados la idea de lo que una nueva nación americana podría ser.”

Queer es un término tomado del inglés que se define como «extraño» o «poco usual». Se relaciona con una identidad sexual o de género que no corresponde a las ideas establecidas de sexualidad y género. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el documento publicado en noviembre de 2015, afirma que existen diferentes aproximaciones al término queer como categoría identitaria. Por un lado, es utilizado como “término paraguas” por la gama de orientaciones sexuales e identidades que van mucho más allá de “LGBT”. Asimismo, el concepto “género queer” es un término general para las personas cuya identidad de género no está incluida o trasciende la dicotomía hombre/mujer.

En la actualidad describe una corriente de pensamiento y una actitud vital que alienta a actuar con libertad de género, afectos y sexualidades.

En este punto de una demasiado larga entrada, debo confesar que he sido preso de mi propia metáfora: la del cofre. Nunca termino de sacar cosas, como Liz, y queda mucho más, como para escribir un ensayo no breve.

¿QUÉ QUEDA?

Por ejemplo, la figura de la cautiva que forma parte del mundo de Gabriela Cabezón Cámara, escritora que, hasta ahora, ha releído ese mito fundacional de la literatura argentina desde dos perspectivas. En Beya (2011) escribió sobre la violencia de los cuerpos. Ahora, en el clásico viaje del héroe, la protagonista atraviesa un doloroso camino hasta lograr su liberación.

Pero, me detendré acá, incluso he escrito demasiado para el objetivo inicial de colaborar con la lectura de la novela. Me llevó puesto esta novela bella y distinta, y mi viejo amor por el tema del gaucho.

De todos modos, sin ninguna duda, léanla, es un punto de inflexión en la vida de un lector/a.

HAY QUE COMPRENDER QUÉ SON LOS MILLENNIALS Y SU IMPORTANCIA PARA ARGENTINA

HAY QUE COMPRENDER QUÉ SON LOS MILLENNIALS Y SU IMPORTANCIA PARA ARGENTINA

La idea de escribir sobre este tema me vino después de una charla con una persona que me atiende de mis problemas de artrosis.

Hablando de las elecciones que habían tenido lugar hacía poco, este muchacho me señaló, con mucha vehemencia, sus críticas a un sistema político y económico que ya no tenía vigencia y que debía ser cambiado, acusando a nuestras generaciones de no darnos cuenta de esa caducidad.

Empecé a pensar en cuanto tenía que ver con este planteo su edad y la generación a la que pertenecía. Ya se me había planteado este tema de lo generacional a la luz de noticias o conversaciones en las que manifestaban actitudes semejantes a la que describo, por lo que decidí conocer algo más sobre el tema.

Esta persona tiene 37 años, o sea que nació después de 1980. Por lo tanto, pertenece a los “Millennials” o generación Y, que son los nacidos entre 1981 y 1996, aunque hay algunas opiniones diversas; en general, se consideran a los primeros años de la década de 1980 como los años de inicio y a los de finales de la década de 1990 y principios de la del 2000 como los años de finalización de la Generación.

Podemos intentar una breve descripción, con algunos elementos predominantes sobre los que hay consenso: son una generación digital, hiperconectada y con altos valores sociales y éticos. Algunos son “hípsters” y otros son más del lado “mainstream”. Pueden abrazar nuevos valores y también ser fans de lo “vintage” y lo “retro”. Se estima que son un 23 o 24% de la población, son el público que se resiste a las empresas, reta al sector bancario para que los conquiste, son creadores de contenido e influyentes entre su público.

Intentaré una breve cronología generacional, usando datos de Wikipedia.

Empezaré con la generación silenciosa, que se refiere a las personas nacidas entre 1928 y 1945. Aclaro que estos estudios se basan en gran manera en EEUU y Europa, y desde allí se amplían los análisis, pero me sirven para la ubicación de las cohortes.

La siguiente es la de los baby boomers (que me incluye), que se refiere generalmente a las personas nacidas entre 1946 y 1964, durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial, y de ahí su nombre.

La generación X (gen X para abreviar) es la que precede a los milénicos. Se la suele utilizar para los nacidos entre 1965 y 1981. También se la llama Generación MTV.

Después de los Millennials aparece la Generación Z, o sea los Centennials. Entre la mitad de la década de 1990 y mediados de la década de 2000 está su nacimiento, y hay poco consenso sobre su terminación. Se estima que el 23,7 % de la población mundial pertenece a esta cohorte.

Finalmente, tenemos a la Generación Alfa, llamada así por ser la primera que nace completamente en el siglo XXI, la que abarca desde los primeros años de la década de 2010 hasta algún momento de la década actual, según ciertas estimaciones.

A nivel global, la generación del Milenio es una cohorte más amplia que las anteriores. Concretamente, se estima que representan cerca del 24,0% de la población mundial, un tamaño muy superior al de las generaciones X (19,5%) y a la del baby boom (17,0%).

En una estimación rápida, podemos afirmar que Millennials y Centennials representan hoy más del 55% de la población del planeta y que en el 2025 controlarán el 47% de sus fondos. Por lo tanto, creo importante tratar de entenderlas porque es evidente que hay cosas en ellas que las diferencian bastante radicalmente de las anteriores.

Ambas generaciones deberán enfrentar: tasas de desempleo sin precedentes; inestabilidad geopolítica acrecentada por el terrorismo y el auge de los nacionalismos; brecha, fractura y desigualdad social; recesión económica y los efectos de las tecnologías en los antiguos sistemas económicos y de producción y el auge de lo volátil, incierto, complejo y ambiguo.

¿CON QUÉ CUENTAN?

NO ES POCO

El impacto de la tecnología ha generado en ellos nuevas formas de entender la vida. Ahora se comparte todo en internet. La diferencia es que los millenials son inmigrantes digitales. Son los que nacieron en una época analógica (o muy incipientemente informatizada) y emigraron al mundo digital, ahora cotidiano; en cambio, los centennials son nativos digitales, es decir, nacieron en la era de la tecnología y crecieron con ella.

Los millennials y los centennials han llegado para darle un giro al sector educativo: los modelos actuales no se ajustan a sus demandas ni están articulados con lo que las empresas les exigen.

Las nuevas tecnologías y la globalización de los procesos han democratizado el acceso al aprendizaje y ahora cualquiera puede formarse a través de una pantalla. La oferta educativa se amplió y cualquier persona puede especializarse desde su casa.

Tienen un compromiso mucho más férreo con los problemas sociales, medioambientales, políticos y económicos.

¿HAY DIFERENCIAS ENTRE LAS DOS GENERACIONES?

ALGUNAS

Los millennials todavía toleran los modelos empresariales jerárquicos. Están impulsando un cambio de paradigma sin precedentes en el mundo laboral: son estos jóvenes los que exigen a las compañías que se amolden a sus necesidades. El problema es que cuando ingresan en el trabajo de sus sueños “no son felices”.

No dejan la vida en el trabajo, no son “workaholic” (quizás observaron que sus padres sí lo fueron, y lo hacen distinto).

Son emprendedores y creativos, intentan vivir de lo que aman hacer. Son idealistas.

Muy adaptados a la tecnología. La vida virtual es una extensión de la vida real. Sin embargo, conservan algunos códigos de privacidad en relación a lo que exponen o no en Internet (a diferencia de los Centennials, que comparten todo).

Los Centennialls son más impacientes, más competitivos y tecnológicos que sus antecesores y buscan que la formación que reciben tenga utilidad real en su futuro laboral, de cara al contexto de globalización en el que se desarrollan.

Se espera que impulsen los sistemas de economía colaborativa y rompan con la estructura piramidal al interior de las empresas.

Aman viajar, conocer el mundo, y subir las fotos a las redes sociales.

Permanecen en sus trabajos un promedio de dos años, a diferencia de la Generación X y los Baby Boomers (más estables). Es por eso que las empresas enloquecen armando políticas de “fidelización”.

Autodidactas (aprenden por tutoriales), creativos (incorporan rápido nuevos conocimientos y relacionan bien) y sobreinformados (alta propensión al consumo de información y entretenimiento).

Les preocupa encontrar una vocación acorde a sus gustos, conocerse a sí mismos y aceptar las diferencias, en un mundo cada vez más globalizado.

¿DEBILIDADES?

LAS TIENEN

La generación Y tiene poca autoestima y necesita el reconocimiento que les brinda un like en las redes sociales. Es la generación más propensa al suicidio. Los centennials son más realistas porque tienen mayor capacidad y rapidez en el análisis de datos, aunque siguen recurriendo a internet para buscar la aceptación del resto y no se despegan de su smartphone.

A los Millennials la revista Time los catalogó en 2014 como la generación del yo-yo-yo, y es la más propensa a la frustración.

Es cierto que, más allá de que la duración de las cohortes demográficas sea de más o menos veinte años, la cantidad y calidad de las cosas que suceden en ese intervalo se ha modificado en gran manera en los últimos cincuenta años.

Por lo tanto, si bien podemos observar continuidades y semejanzas entre estas generaciones –y, claro, con la Alfa-, la brecha con las anteriores es amplia, y cualitativamente profunda.

He tratado de hacer un paneo de las cohortes que, de alguna manera, conviven en el mundo contemporáneo. Normalmente, sigo la metodología que aprendí como estudiante y ensayista, con citas detalladas y rigurosidad académica, pero se me hizo dificultoso en este tema con fuentes de diversos tipos, así que solo voy a citar un trabajo en PDF que me pareció claro y útil. Se trata de “LOS MILLENNIALS Y CENTENNIALS: DESAFIOS PARA LA EDUCACIÓN” de la CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN CATÓLICA (CIEC). También he consultado Wikipedia y la BBC, entre otras fuentes.

Ahora voy a tratar de sintetizar, para terminar la entrada, algunas opiniones nacidas de mi visión y experiencia personal.

Estas generaciones, nacidas y desarrolladas con la vertiginosidad del mundo contemporáneo, no terminan de entender que la humanidad tiene una historia mucho más larga.

De muchas maneras seguimos siendo cazadores y recolectores, o sea, el sistema de sustento del Paleolítico y Mesolítico, practicado aún por algunos pueblos. La caza y recolección fue la primera adaptación de la humanidad que se llevó a cabo con éxito, ocupando al menos el 90% de la historia de la humanidad. La especie humana, desde su existencia hace 300.000 años hasta hace diez mil años, sobrevivió de esta manera, y es lo que nuestro inconsciente guarda, por eso, seguimos manteniendo las formas de vida que nos aseguran la supervivencia: luchar o huir, reproducirnos, alimentarnos, hacer reserva de lo que nos permite vivir.

Más allá de que manejamos tecnología impensada hace no tantos años, la sociedad no es tan distinta como ellos creen, y necesitamos que entiendan esto, que no caigan en la soberbia, porque en gran manera, su éxito generacional y el de todos/as los/las que seguimos habitando el planeta depende de un esfuerzo conjunto –de ellos/as y nuestro- porque la misma existencia de la especie está en real peligro, y no lejano.

Es real que a las cohortes anteriores nos cuesta entender y valorar algunas cosas para ellos evidentes, pero estamos en el mismo barco, y no creo posible salir de las situaciones que nos amenazan sin una comprensión y labor conjunta de lo que sucede y las soluciones posibles.

No solo estamos hablando de participación simbólica, sino efectiva, porque tenemos conocimientos y criterios válidos para el mundo actual. Muchos/as de los baby boomers estamos en actividad y nuestra experiencia es necesaria y tan valiosa como las de los millennials y centennials.

Un tema central es que parte de los problemas actuales tiene que ver con los poderes económicos concentrados, junto con los Gobiernos cooptados por ese proyecto injusto que sumerge en pobreza a una enorme parte de la sociedad y que destruye el medio ambiente, mientras desarrolla proyectos de turismo espacial.

No olvidemos que dentro de estos poderes están los medios de comunicación que ayudan a instalar la Matrix que acepta como verdad un importante sector de nuestra clase media urbana y que permite instalar Gobiernos que no tienen en cuenta los intereses de la sociedad, sino los de esos sectores de poder concentrados.

Cambiar esto supone una valoración de la política como único modo válido para transformar la sociedad y una acabada comprensión de sus problemas. El macrismo, en el marco de estrategias globales de los poderes de que hablo arriba, trabajó fuertemente en la descalificación de la política.

Esa estrategia funcionó: muchísima gente afirma que no les interesa la política, que es sucia, sin percibir que lo que existen son políticos ineficaces y/o corruptos, y que, al pensar así, deja abierto el camino para que esas corporaciones concentradas manejen la política en función de sus intereses con la colaboración de Gobiernos amigos o socios.

Conclusión: frente a la difícil situación que vive Argentina, el aporte de estas generaciones es muy importante porque incorporan una vocación de transparencia, idoneidad y honestidad que necesitamos imperiosamente, pero en el marco de la integración de todos los sectores que podamos aportar en ese proceso.

Alguna vez tenemos que romper la secuencia de crisis cíclicas que nos llevan a fracasos sucesivos. Hay otra oportunidad a pesar de todo, pero supeditada al encuentro e integración generosos de la mayoría de los sectores que puedan aportar a ese proceso.

CARTA ABIERTA A LOS QUE VOTARON AL FdT EN EL 2019

CARTA ABIERTA A LOS QUE VOTARON AL FdT EN EL 2019

Quiero hacer una reflexión preelectoral, dirigida a quienes votaron al FdT en el 2019.

El macrismo quiere que sintamos que la de mañana es una elección ejecutiva, y ha incrementado hasta el absurdo la estrategia de desprestigio del FdT. Desde el Gobernador queriéndonos asustar con que los mapuches van a invadir la Arístides (cuando lo leí no podía creerlo, tuve vergüenza ajena); Manes (siempre lo consideré una mentira, ahora, además, que es un mal tipo) abrazando a familiares del quiosquero muerto en adelante, hay una larga lista de aportes a lo que siempre fue su estrategia de bandera: que la gente odie al peronismo (les ha funcionado bien, fue un buen aporte de Durán Barba).

Creo que, más allá de los errores -que se están tratando de corregir- este Gobierno es mejor, bastante mejor -teniendo en cuenta que el de Macri fue el peor que conocí- que el anterior.

El título de abajo sobre Europa, que podría ser el de cualquiera de nuestras recurrentes crisis, me ayuda a plantear lo que quiero decirles a los que eligieron al peronismo para salir de la crisis que dejó el macrismo.

https://www.eleconomista.es/economia/noticias/11444669/10/21/El-panico-a-un-posible-desabastecimiento-agrava-el-colapso-de-los-puertos-y-las-cadenas-de-suministro.html

EEUU ha tenido el 6,8% de inflación anual, una cifra que no tenía desde 1992, y no podemos aislar a Argentina de esta crisis global a la que nos llevado la pandemia, que no ha terminado ni mucho menos, por lo que tenemos que esperar dificultades importantes en lo económico.

La macro economía está creciendo, y el empleo también, pero no es mi intención defender al Gobierno de esa manera, sino tratando de que la gente vea que, si votó al FdT en el 2019, su voto vale y que sería mejor que lo defienda porque se intenta ir en una dirección necesaria: la de los intereses de la mayoría.

Lo hecho en la pandemia es un buen ejemplo: estamos saliendo de una situación terrible, seguimos vacunando (soy mayor de 70, y pronto podré acceder a una tercera dosis), mientras muchos países no han resuelto el problema, como Alemania.

El problema, si el FdT pierde la elección, es que va a crecer una oposición que no ha hecho nada constructivo en ese papel, como tampoco lo hizo cuando fue Gobierno: por algo no los votaste.

Si gana algún legislador, lo va usar para perjudicar al Gobierno, aunque el costo sea la infelicidad de la gente.

Al Gobierno le quedan dos años de gestión, y creo que serán positivos, a pesar del panorama negro que se visualiza en el mundo. En el 2023 será el momento de evaluar y volver a elegir, esta no es la elección para eso.

Tampoco las opciones electorales justifican una vuelta atrás: la izquierda hace lo de siempre: denunciar y hablar como si tuvieran la verdad absoluta, y después, ser funcionales al anti peronismo; el Partido Verde, una opción interesante y útil en función de la situación crítica del tema ambiental, publica un spot con Vadillo usando un aerosol verde para echarle al kirchnerismo (nunca hablan de peronismo para descalificar más), (¿es todo lo que pueden ofrecer?) ; Milei (no conozco a los candidatos libertarios de otros lugares) es un esperpento incalificable.

De todos modos, Milei va a cerrar con Macri para ser parte una fórmula del 2023, así que no es una opción real: es una versión peor de lo mismo, aunque eso parezca difícil.

No olvidemos que Argentina en el 2019 logró algo muy difícil y valorado por las mentes progresistas de muchas partes: desplazar en su reelección a un Gobierno neoliberal por vías democráticas, aunque tuviera todo el apoyo de los poderes económicos concentrados con todo su aparato mediático, tanto nacionales como extranjeros.

El mismo Macri acaba de reconocer que el FMI (un hecho ilegal) le prestó plata –que pagaremos todos- para que ganara su reelección (https://www.pagina12.com.ar/381231-mauricio-macri-sigue-con-sus-confesiones-sobre-la-plata-del-).

No olvidemos todo esto, y, si votaste al FdT, mantené tu voto, para que haga lo que querías que hicieras en los próximos años.

EXIGÍSELO, ES UNA POSIBILIDAD REAL.