A casi 24 horas de que se anunciara que el
Frente de Todos había triunfado en primera vuelta y que Alberto y Cristina iban
a ser El Presidente y la Vicepresidente de la Nación Argentina, compruebo algo
que no esperaba, por lo menos en esta magnitud: la reacción virulenta y feroz
de muchos militantes macristas, descalificando no solo el triunfo, sino al
pueblo argentino que eligió al Peronismo como esperanza de una Patria mejor.
Ejemplos: una imagen de Macri con la
leyenda Eras muy grande para un país de ignorantes. Otra, con un mono comiendo
bananas, que dice A los monos hay que darles bananas.
Abajo les copio textualmente lo que subió
una muy querida amiga:
“Ha sido una
gran elección de Las Paso a esta. Macri sacó dos millones de votos más mientras
que la fórmula FF cien mil. Creo que fue lo conveniente. Si hubiera ganado
Macri, el país se incendia. Es de conocimiento público que estaban preparados
la cámpora en el norte y en el sur, armados hasta los dientes! Creo que de este
modo y en este momento se salva el país. Y toda la gente de buena fe quiere
eso. Les queda gobernar sin mayoría en las cámaras, cómo sí lo hizo Macri y con
las provincias más fuertes en contra. Quiero verlos.”
¿Cómo explicar esta obvia mentira? Y, sobre
todo, que muchos/as macristas, llenos de rencor y odio por lo que no es más que
una elección (como la del 2015), la hagan suya. Esto se une con la denuncia de
una conspiración internacional que conduciría el Foro de Sao Paulo, con apoyo
de Cuba y Venezuela, y que sería la responsable las puebladas de Chile y
Ecuador, que es la que preparaba lo que menciona mi amiga sobre Argentina. Me
comuniqué por las redes con ella, para decirle era absurdo ese planteo, que era
una fantasía sin el menor apoyo en la realidad, pero no me lo aceptó.
Agrego una perlita: Majul, en una
entrevista en A24, sostuvo que, en realidad, había sido un empate técnico. Tan
ridícula afirmación llevó a que Novaresio y Laje se burlaran diciéndole: Fue un
triunfo en primera vuelta.
De todos modos, lo anterior es suficiente
demostración de cómo ha tomado el macrismo la derrota electoral.
Están sedientos de venganza, para usar una
frase hecha, y están en campaña.
Esto no me a mover ni un centímetro de mi
postura de colaborar con el cierre de la grieta. No hemos vuelto para entrar en
contienda con estos malos perdedores que, después de pregonar –eran mentiras,
claro- su vocación republicana desde antes del 2015, ahora no aceptan la
derrota.
Adicionalmente, quiero compartir algo que
me ha llamado la atención: desde ayer los medios amigos del macrismo insisten
en que “Ganó el Peronismo, pero con menos votos que los que estimaba”. Este
bajarle el precio al triunfo peronista, no es casual: van a tratar de limar al
próximo Gobierno de los Fernández de la manera que puedan, a como dé lugar.
Analicemos la realidad:
Hay que esperar el recuento definitivo: hay números que no
cierran, aunque el crecimiento de Macri es real, sobre todo en los centros
urbanos, que son los más cercanos al modelo macrista. Lavagna ya hizo denuncias
por fraude electoral, tengo versiones ciertas de aprietes en el Sur de la CABA,
así que esperemos. Estoy seguro que la diferencia se acentuará, sobre todo
porque hicieron carga selectiva, eligiendo los distritos en que mejor les iba.
Por eso, los porcentajes fueron variando: Fernández aumentó y Macri disminuyó.
Aun así, ganar por el 8% (hasta ahora) no es un triunfo
menor, como quieren hacer creer. En números: son dos millones de votos; en el
2015, ganó Macri por 678.774 votos, y estuvieron chochos. Es un triunfo en
primera vuelta, impensable hace algunos meses, nomás. No dejemos que lo
desvaloricen.
Pensemos que Macri es el único Presidente latinoamericano que
perdió una reelección, lo que no es un mérito menor, pero explicable si tenemos
en cuenta que es el peor Presidente que haya conocido en Argentina. Además de
esto, hay una explicación evidente: el Peronismo ganó porque fue unido en el
Frente de Todos, lo que no había pasado en las elecciones del 2015 y 2017. Esto
tampoco debe ser desvalorizado, y debe ser una prenda irrenunciable de todos
los que queremos que Argentina salga del pozo, y recorra un camino de mejora
para la mayoría de los habitantes de este país.
Otro
sí digo: El proyecto macrista era a doce años: Gobierno y reelección de Macri,
y una tercera gestión que podía ser la de Eugenia Vidal. No solo era gobernar:
era transformar Argentina, y terminar con el Peronismo para siempre. Hoy están
llegando a rastras al fin de la gestión, aplicando las medidas que criticaron:
marchas en las calles, cepo cambiario, ¿y me van a hablar de derrota exitosa?
Por supuesto, el núcleo duro macrista puede creer eso y mucho más, pero no es
verdad, y están demostrando su pobre concepción de la Democracia que supimos
conseguir.
OLVÍDENSE,
VOLVIMOS, Y TRATAREMOS DE SER MEJORES. ENTENDEMOS DE POLÍTICA, Y SOMOS CAPACES
DE AGUANTAR Y SUFRIR CUANDO HACE FALTA.
ELECCIONES 2019 EN ARGENTINA: TRIUNFÓ LA ESPERANZA, PERDIÓ LA MENTIRA
El 28 de noviembre de 2015 publiqué la primera entrada de este blog Miradas desde Mendoza, ya casi hace cuatro años. Si bien incluí varias categorías, de las 122 entradas, más de 80 son en la de Temas Políticos. Por lo tanto, esta fue la intención primordial para ponerme a escribir un blog.
No fue casualidad, porque siempre me interesó la política, activamente desde que ingresé a Filosofía y Letras, pero desde antes en lecturas y conversaciones.
Participé como Coordinador del Área de Vinculación de la UNCuyo en la gestión del Ing. Somoza, y, desde lo político, fue una de las etapas más satisfactorias de mi vida: gestionar un área tan llena de posibilidades dentro de un Gobierno universitario concebido como parte de un Proyecto Nacional y Popular me llenó de satisfacciones.
Después de que perdimos las elecciones universitarias en el 2014, y las generales posteriores, sentí que debía buscar un nuevo lugar de militancia, porque mi vocación por la política, mucho más en la derrota, seguía intacta.
Entonces se me ocurrió lo del blog, decisión que reafirmo hoy: escribir tal vez fue mi primera vocación, y afloró cruzando el momento histórico y personal de entonces.
Esa primera entrada fue solo la publicación de una nota de opinión de Roberto Roitman sobre el triunfo de Mauricio Macri. Hoy, a días de las elecciones nacionales que pueden definir el próximo Gobierno, nada más oportuno que recuperar aquella opinión
Dejo el link al final, pero voy a rescatar algunos párrafos interesantes para analizar en estas circunstancias
Dijo Roitman:
“Daría la impresión, por los últimos días, que no habrá tratamientos de shock, más allá de la primacía de un equipo neoconservador y neoliberal: sea porque la mayoría no hegemónica no lo permita, o por decisión propia. Así como sabemos que en la Argentina, no es sustentable un modelo económico que base su competitividad en salarios bajos (además: siempre hay un país con salarios más bajos) ni tampoco basado en materias primas baratas, en el mundo de las cadenas globales de valor.”
La del PRO es una situación inédita, que algunos caracterizan como “la nueva derecha”. Recomiendo leer: Mundo PRO, de G Vommaro, S Morresi y A Bellotti, de Edit. Planeta donde se los caracteriza como formadas al estilo de los think tanks estadounidenses, que funcionan a la vez como centros de elaboración de programas de gobierno “llave en mano”, como espacios de socialización profesional y como núcleos de lobby. Este tipo de organizaciones trabajan en propuestas que giran alrededor de las nociones de modernización, transparencia y efectividad, detrás de las cuales no es difícil imaginar clivajes como eficiencia/ineficiencia, nueva/vieja política e improvisación/equipos.”
Este análisis de Roberto desde la lógica política, y desde su conocimiento y militancia, era válido, y tal vez era, en otro plano, lo mismo que esperaban muchos/as argentinos/as que confiaron en el PRO.
Sinceramente, no voté al PRO, y no creí sus obvias mentiras, pero nunca pensé que iban a hacer tanto daño. La metáfora del Ángel Exterminador, que usó siempre Asís para llamar a Macri, hoy es una dura realidad.
“Nunca había visto a mi país sufrir tanto”, dice el joven taxista Manuel. Tiene 27 años y está preocupado por su existencia desde que estalló la crisis económica en su país. “Nos falta todo. Trabajamos y trabajamos y, sin embargo, no tenemos suficiente para vivir “.
La tasa de inflación anual de Argentina es del 53,5 por ciento y un tercio de los argentinos vive por debajo del umbral de pobreza. Es así como a fines de 2019, 4,5 millones de personas en el país pasarán a considerarse indigentes. Incluso en septiembre, el Congreso se vio obligado a declarar la emergencia alimentaria hasta 2022.
Para muchos argentinos, el culpable de la situación actual es el presidente Mauricio Macri. Cuando llegó al poder en 2015, prometió a los ciudadanos un país sin pobreza, nuevos empleos estables y una tasa de inflación inferior al 10 por ciento. Cuatro años después, los argentinos se enfrentan a una crisis más aguda.
El plan de Macri para liberalizar la política financiera argentina, después de años de proteccionismo, ha fracasado trágicamente. En lugar de atraer a inversores extranjeros y estimular la economía volátil a través de condiciones competitivas más libres, convirtió al país en un patio de recreo para los especuladores de divisas, y finalmente buscó ayuda del Fondo Monetario Internacional.
Fue así como el FMI le otorgó a Argentina, en junio de 2018, el crédito más alto de su historia: 50 mil millones de dólares. Suma que se incrementó en 6.300 millones de dólares el mismo año. Esto fue seguido por una política de austeridad drástica que resultó fatal para la clase media. Y muy probablemente también para el presidente.”
Sobre la mesa los dos textos: el del 2015 y el actual, que permiten una síntesis rápida de estos cuatro años, y del peor Gobierno que yo haya conocido, a pesar de que hay otros fracasos de gestión.
Las causas de este fracaso rotundo y terrible son varias, mencionaré algunas:
Haber aplicado un planteo seudo neoliberal, en lo económico y en lo político, fuera de época, pero, además, llevado a cabo con rigidez y tozudez.
Conjuntamente, un equivocado –extraño en quienes de auto denominaron el mejor equipo de los últimos 50 años- diagnóstico de la realidad. Por ejemplo, pensaron:
Que, eliminando el déficit fiscal, lloverían las inversiones
Que podíamos a parecernos a Chile (el mito del modelo chileno que más de una vez cuestioné en mi blog, ha quedado en evidencia en estos días), sin tener en cuenta las diferencias de los países.
Que había que desplazar a la política, a la que menospreciaron y quisieron reemplazar con CEOs y meritocrátas que no conocían la Patria, y, no solo fracasaron, sino hicieron enormes negocios.
Que la Patria financiera era el mejor aliado, desconociendo a los sectores que mantenían el consumo y la economía argentinos.
Creer que la política se resolvía técnicamente, según el modelo de Durán Barba que les permitió ganar todas las elecciones hasta las PASO de Agosto. Con temas como el de la grieta, o la corrupción, lograron que el electorado básicamente anti peronista odiara al Peronismo, lo que permitió la victoria del PRO. Pero esa estrategia no podía resistir la realidad del fracaso económico que vació las heladeras.
Un tema clave es el del relato: lograron que ese núcleo duro que los sigue votando (fundamentalmente anti peronistas en diversos grados, hasta el odio visceral y profundo) asumieran con fervor que el Peronismo era lo que peor que le había sucedido a Argentina. Incluso esto les permitió ganar las elecciones del 2015/17. Crearon un aparato judicial mediático, con participación de servicios de inteligencia, también un gran equipo de trolls que coparon las redes con fakes news, e instalaron lo que llamé “la Matrix macrista”. El problema es que se lo creyeron también ellos y pensaron que podían manejar la realidad, y a la sociedad, cosa que no sucedió.
A esta altura del 27/10, día de elecciones nacionales, con la certeza de que no habrá segunda vuelta, y que Fernández – Fernández serán Presidente y Vice de Argentina, y que hemos derrotado en las urnas al neoliberalismo para que nunca más vuelva, no tiene mucho sentido ampliar o profundizar el análisis.
El pueblo argentino ya evaluó lo que Macri había hecho, y lo rechazó. Esto que hubiera parecido imposible pensar cuando escribí la primera entrada de Miradas desde Mendoza, hoy es una realidad, y me siento muy orgulloso de haber sido parte de ese proceso.
Roitman cierra la nota así, y fue un brillante presagio:
“Cierto es que los cambios en la política se dan en todo el mundo. La marcha y la tarea continúan: una elección, por trascendente que sea, no es el final. Es la continuidad de un proceso histórico más o menos disruptivo, pero que siempre es consecuencia de lo anterior. También así será la reconstrucción del peronismo, como un mugrón en el viñedo: de la tierra al pecho. Que sea lo mejor para esta sociedad donde vivimos todos.”
La actualidad de Argentina y el Mundo, Noticias vistas desde Mendoza por el Profesor Adolfo Ariza. Realidad, Información y Medios de Prensa en notas con una mirada local y abierta.
Profesor y Licenciado en Literatura. Coordinador Área de Vinculación – Secretaría Desarrollo Institucional – UNCuyo entre 2008 y 2014 (Desarrollo Emprendedor). Responsable de Kusca Gestión Colaborativa para Empresas.
Estaba
buscando información que explicara este proceso explosivo y dinámico que
recorre América Latina (siempre incluyo México cuando hablo de ella).
Paralelamente
a este largo y desgastante proceso electoral argentino, en el resto de AL –y
del mundo- han “pasado cosas”, diría Macri.
Voy
a utilizar la nota que encontré en la Revista NODAL sobre Chile, porque muestra
con claridad que estamos viviendo transformaciones inéditas.
Chile y su noche de brujas: el
incendio espontáneo del modelo neoliberal
19 octubre, 2019
Por Paul Walder *
Tal vez el 18 de octubre se inscriba como
un momento de levantamiento popular. O tal vez lo sigan otros momentos de mayor
intensidad. Pero sin duda, a partir de este día algo cambió en Chile. El modelo
neoliberal, hoy administrado por Sebastián Piñera, pero amado desde Ricardo
Lagos a Michelle Bachelet, está herido de muerte.
La declaración por parte del presidente del
estado de emergencia, que faculta al ejército a restablecer el orden en
Santiago, no resuelve el problema, sino que lo agrava.
No es una coincidencia que, a poco más de
una semana de finalizadas las protestas en Ecuador, que obligaron a Lenín
Moreno a echar pie atrás en el alza de los precios de combustibles, Santiago de
Chile viva incidentes y manifestaciones similares.
El alza en las tarifas del ferrocarril
metropolitano de Santiago provocó a partir del lunes una escalada de protestas
que el viernes por la noche alcanzó una extensión e intensidad no observada
durante el periodo post dictadura. En ambos casos hay una costura común: el
modelo de mercado y las alzas como la gota que rebalsa una copa rellena de
paciencia.
Primer acto: Las protestas comenzaron a
inicios de esta semana por estudiantes secundarios organizados a través de las
redes sociales para asaltar las compuertas del Metro. Acciones puntuales que
con el paso de las horas y los días se extendieron por todas las estaciones de
la red del ferrocarril. El éxito rotundo de las acciones, que gozó de una
retroalimentación positiva y a gran velocidad, amplió de manera espontánea las
acciones que se reproducen en intensidad y frecuencia.
Un segundo acto se abre con la intervención
cada vez más ruda de los carabineros y la habitual violencia de las fuerzas
especiales. Y es a partir de aquí que todo se desbanda. Si en un comienzo
fueron estudiantes en un proceso de desobediencia civil, hacia el viernes los
disturbios escalaron a barricadas en las calles, destrozos de escaleras
mecánicas, incendios de buses, vehículos policiales, contenedores urbanos y
estaciones del Metro.
Durante la noche ardía el edificio de Enel,
una expresión sobre la verdadera naturaleza de la protesta. No son solo las
tarifas del metro. Es un sistema basado en aquello que David Harvey llama
acumulación por desposesión. Cada chileno siente que las grandes corporaciones
le estafan un poquito cada día. Un hurto que se ha prolongado por décadas desde
las tarifas de los servicios, los créditos usureros, el transporte, las
pensiones privadas miserables, o el lucro en la educación y la salud.
En pocas horas la indignación se ha
precipitado. Un país que el fin de semana parecía ordenado y sumiso, este
viernes ha estallado de ira, de rabia acumulada por generaciones y traspasada a
los adolescentes, como decantación de las frustraciones de sus padres, hermanos
y abuelos.
Políticos de la alianza Chile Vamos han
increpado a los jóvenes de protestar sin una causa propia en cuanto gozan de
tarifas escolares rebajadas. La respuesta no se ha hecho esperar. Es una
expresión de un dolor social acumulado por toda la larga historia del
neoliberalismo chileno.
Al inicio de la primera década del siglo,
durante el gobierno de Ricardo Lagos, otra generación de secundarios le reclamó
por el sistema escolar vigente impuesto por la dictadura. Un primer aviso
remecía por primera vez el modelo chileno, representado entonces como el gran
paradigma de crecimiento económico y aparato de ascenso social.
Años más tarde otra generación de
adolescentes movió nuevamente la brújula de las elites. A alguien, a más de uno
estaban dejando fuera de escena. Aquella fue la revolución de los Pingüinos que
años más tarde, durante el primer gobierno de Sebastián Piñera a inicios de la
presente década, retomó con nuevas demandas el movimiento universitario. En
Chile, como en otros grandes movimientos, han sido los estudiantes quienes han
empujado la historia.
Los incidentes del viernes 18 de octubre
han sido los más intensos, espontáneos y extendidos de toda la transición post
dictadura. La convocatoria a un cacerolazo realizada por redes sociales a las
18:00 horas tuvo una respuesta masiva en todas las estaciones del Metro a las
20:30. Decenas de millares de personas, la gran mayoría sin organización ni
militancia conocida, pasaron horas golpeando latas y cacerolas en piquetes que
detenían el tránsito.
Ante este levantamiento, que ha sorprendido
al país porque no tiene detrás ni organización ni colectivo conocido, el
gobierno solo atina con la amenaza. Desde inicios de la semana ha aumentado la
presencia policial en las estaciones del Metro y los métodos de control. Este
viernes en twitter aparecían videos de estudiantes heridas por balines o
perdigones.
Piñera ha salido de la escena desde el
miércoles. Este viernes, cuando la situación era ya difícil de controlar por la
policía, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, un pinochetista que se
esfuerza por no parecerlo, instala en un patio en La Moneda un punto de prensa
para anunciar que el gobierno invocó la ley de seguridad del Estado, que
aumenta las penas a quienes alteren el orden público.
En poco más de cinco minutos y sin
responder preguntas, Chadwick despachó lo que ya se intuía: la única estrategia
del gobierno es la represión y no considera una revisión de las alzas de las
tarifas. Pero se trata de una inútil estrategia comunicacional. A esas horas la
red de Metro estaba cerrada, millones de santiaguinos intentaban buscar un
medio para llegar a casa y la policía estaba totalmente superada. La intensidad
de las protestas, de los millares de piquetes, de los incendios se extendían
por toda la ciudad y sus barrios.
Un recuento realizado a primeras horas del
sábado por las fuerzas militares estableció que anoche hubo unos 300 detenidos,
centenares de lesionados, decenas de vehículos incendiados, una veintena de
estaciones de Metro destrozadas, saqueos.
Heridos graves con balas de armas de
servicio de la policía, balines, apaleados, detenidos, presos, aún no acaban de
contarse. Fuerzas Especiales de Carabineros arrojaron una mezcla líquida de
toxinas lacrimógenas e irritantes de origen desconocido, cuando aún resuenan
las cacerolas y los gritos en contra del mal gobierno en innumerables comunas
de la Región Metropolitana.
Piñera es el pato de la boda de un proceso
largo que involucra a toda la clase política. Porque las políticas post
dictadura no hacen diferencia entre aquellos socialdemócratas de la tercera
vía, neoliberales y pinochetistas. En este momento la indignación ciudadana
tampoco hace diferencia entre los carabineros, el gobierno y toda la clase
política, responsable de todas las causas y efectos actuales.
* Periodista y escritor chileno, director
del portal Politika. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, estrategia.la)
El pinochetismo planificó con precisión su
plan económico neo liberal. Mandó un equipo de jóvenes economistas a formarse
con los Chicago boys (Wikipedia los describe así: “Chicago Boys es una
denominación aparecida en los años 1970 que hace referencia a los economistas
liberales educados en la Universidad de Chicago, donde aprendieron de las ideas
económicas de los estadounidenses Milton Friedman y Arnold Harberger.”) Así se
estableció una “política económica de mercado con orientación neoclásica y
monetarista, además de la descentralización del control de la economía”, que
nunca fue cambiada ni cuestionada por los Gobiernos posteriores.
Está claro que el éxito de este plan tuvo
mucho más que ver con el precio del cobre, que con las consecuencias positivas
para la mayoría de la sociedad chilena.
Es evidente que aquella ola neoliberal,
centrada en sectores de derecha y en el poder económico concentrado, y que está
respaldadas por el Imperio estadounidense, ha entrado en crisis. Esa ola –con
métodos novedosos y fraudulentos- se llevó puestos a los Gobiernos de base
nacional y popular que habían florecido antes. Incluso, en Argentina, se nos
tiraba por la cara un No vuelven más, despectivo y burlón.
Muy rápidamente esos proyectos de
transformarnos en países productores básicos, que “vendíamos cueros de vaca y
comprábamos cinturones” como en el Siglo XIX, nos aumentaron la pobreza y la
indigencia, y nos fueron llevando a situaciones de injusticia social que han
empezado a explotar.
El recule de Piñera y Moreno, que han dado
marcha atrás con sus injustas medidas (con el FMI atrás en Ecuador, como
corresponde), no asegura nada, porque buscarán otras vías y tomarán
precauciones para que no les suceda lo mismo otra vez, pero la bandera está
izada, porque estos Gobiernos inicuos han rebasado el límite de lo que la
Sociedad quiere.
Ahora voy al título que elegí. ¿Por
qué hablo de que Argentina puede liderar un retorno a mejores Gobiernos, que
busquen la felicidad del pueblo y la soberanía de la Nación?
Porque
el próximo 27 de octubre, podremos haber desalojado, por vías democráticas, por
medio de las urnas, a uno de estos Gobiernos, que se auto denominaron neo
liberales, aunque solo sean una banda que buscan que el poder quede en pocas
manos que disfruten con la riqueza de todos/as.
Argentina
puede hacer esto porque existió el Peronismo, esto es, un Movimiento Nacional y
Popular que luchó, sufrió y fue perseguido por sus ideas políticas. Porque
tiene organizaciones gremiales y sociales que saben lo que es ser parte del
poder popular. Porque vivimos un proyecto de Comunidad Organizada que dejó
huellas, estructuras, vocaciones, líderes, que siguieron trabajando por una
sociedad mejor y nunca abandonaron el proyecto de un país justo, libre y
soberano.
Por eso no
hubo otro 2001 como el que nos dejó tanto dolor, en cambio, hubo una valoración
objetiva del Gobierno de Macri y una elección de otra alternativa política que
le diera la esperanza de vivir en un país mejor.
Por
supuesto, faltan las elecciones nacionales que confirmen que, una vez más, el
Peronismo tendrá la oportunidad de trabajar para que los/las argentinos/as
tengamos una vida mejor.
Por
lo tanto, de nosotros/as depende que esa esperanza se haga real.
Que
podamos recuperar el MERCOSUR, no esos Tratados de libre Comercio que nos
perjudican.
Que
avancemos en una integración latinoamericana con los países que comparten un
modelo continental que pueda competir contra los países centrales.
Que
empecemos a reducir la pobreza y la indigencia
Que
nos encontremos en una propuesta de país más justo y equitativo.
¿CÓMO SUPERAMOS LOS MENDOCINOS EL GANSISMO QUE NOS JODE?
Ayer, en el Diario Jornada, de distribución gratuita, encontré otra nota de opinión que me pareció interesante para compartir.
No era nada menor, porque la había escrito el gran Rodolfo Braceli -que ha hecho muchas entrevistas espectaculares- sobre Quino, y con un título muy provocador: Mendoza, ¿se merece a Quino?
En este blog digo: Mirar desde Mendoza no es sencillo, parece una ciudad grande, pero, en realidad, es una aldea grande, llena de gente brillante: músicos, programadores, hacedores de vino, escritores, deportistas (el olvido de los/las políticos/as no es casual), pero con una mirada conservadora y pacata en una buena parte de nuestra sociedad urbana.
Creo que esa descripción puede explicar perfectamente la aparente contradicción que destaca Braceli, y que son caras de la misma moneda.
De todos modos, deberíamos –es lo que yo hago- tratar de superar las limitaciones que este conservadurismo supone, y que nos perjudican, individualmente y como sociedad.
En este mundo que evoluciona tan velozmente -lo que ya es una dificultad para la mayoría de nosotros-, que, además, necesitemos referenciarnos en modos de ser que ya no tienen validez para resolver la vida actual, es un grave problema.
Pensemos en cómo ha cambiado Argentina en solo cuatro años –desgraciadamente para mal-, o todo lo que ha significado la Presidencia de Trump en el mundo.
Si no logramos actualizar qué Mendoza necesitamos para los próximos cincuenta años –y que puede ser muy diferente de la que conocieron nuestros padres, y hasta nosotros- no podremos generar el proyecto político que nos permita vivir felizmente en ella.
Muy poca gente critica las plataformas que nos avasallan por todos lados: Uber, Cabify, Pedidos Ya, etc. Tengamos en cuenta que ya se habla de uberización como fenómeno emergente, o sea que no se trata de fenómenos aislados, sino de tendencias mundiales que tienen que ver con la concentración económica que impulsan los países centrales. Muchas de esas plataformas significan la precarización del trabajo y la destrucción de fuentes laborales preexistentes, y deben de ser reguladas, y prohibidas, incluso, si perjudican a sectores locales que generan trabajo y riqueza.
Esto no quiere decir que no reconozcamos que el mundo ha cambiado y que hay que encontrar el modo de desarrollarnos y prosperar en esta realidad tan distinta de la en que hemos crecido.
Nuestra rica historia, que nos permitió transformarnos, desde ese mínimo 2,50% de superficie en oasis fértiles, en la cuarta provincia argentina, necesita hoy otra mirada, informada y moderna, para visualizar el progreso que necesitamos para no seguir retrocediendo y quedar solo como una provincia turística que depende del valor del dólar para subsistir.
Hagamos como Quino, o como Liliana Bodoc, o como los emprendedores innovadores, o como los que proyectaron en el siglo XIX una ciudad moderna.
Nuestra red de canales de riego toma como modelo lo que hacían las comunidades originarias. Esto es conservadurismo útil: tomar lo que sirva del pasado para crear un futuro mejor.
Dejo la nota de Braceli porque, además del tema descripto, muestra aspectos de la vida de Quino que son muy interesantes.
Pienso que sí, que tenemos derecho a levantar chapa con Quino, pero, también tenemos que seguir su ejemplo: revisar nuestra realidad, despojarnos de lo que no necesitamos (como las hojas que caen en nuestro bello otoño), y llenarnos de frutos nuevos.
Por estos días Quino no está cumpliendo años. Ni la Mafalda tampoco. Y entonces: ¿por qué esta columna? Simplemente porque a veces soy cantor. Y se me canta.
Damas y caballeros, aunque no resulte simpático, una vez más pregunto: ¿no es acaso una paradoja que Joaquín Lavado, el Quino, ¿haya nacido y aprendido a respirar en Mendoza?
Resulta oportuno insistir con la antipática pregunta: ¿el promedio de la sociedad mendocina -no todos, el promedio- está a la altura de la lucidez del inconformista hacedor de la niña Mafalda? Concretamente: el conservadurismo, la pacatería, los prejuicios, la contractura moral de nuestro promedio social ¿tiene derecho a sacar pecho/s con el Quino que hace algunos años ganó esa especie de Nobel que es el premio Príncipe de Asturias? ¿Qué hubiera sido de Quino si la dictadura del ’76 lo encontraba en Mendoza? ¿Le hubiera ido mejor que a Di Benedetto, que a Jorge Bonnardel? Hagámonos cargo de las preguntas. Voy por Joaquín Lavado. Lo primero que hizo fue nacer (Mendoza, 932). A los 21 años hizo pie en Buenos Aires, y de aquí al mundo. Cierto día de 1967 vino de pasada a Mendoza y lo entrevisté. Otros encuentros nos sucedieron ya en Buenos Aires: en 1987 para hacerle el reportaje-prólogo destinado a su antología “10 años de Mafalda”. Después lo entrevisté en 1990 y en 2001. Pasados los años observé a un Quino que superaba el corsé del denso pesimismo y se animaba a la alegría, desanudaba su grave timidez.
Repaso: tenía Quino 35 años cuando lo entrevisté por primera vez. No nos tuteamos. Le entré mal: “¿Cómo es posible que no le guste el fútbol?” Me respondió disgustado: “¿Acaso eso es una tragedia?” Le respondí: “No. Es una lástima”. Después le pregunté: “¿A dónde va a parar el mundo?” No encontró palabras. Le pedí que me respondiera con un dibujito en una servilletita. Y Quino con mi birome dibujó primero un hombrecito de anteojos (yo), después un globo terráqueo… El hombrecito pateaba el globo, lo convertía en balón. Adiós planeta, adiós.
Dos décadas después lo volví a reportear. Quino venía de vivir en Europa los años del limbo del infierno, a partir de 1976. Le pregunté sobre el día de su nacimiento.
-Sólo sé que nací a las cuatro de la tarde. Entre los 10 y los 18 años viví asediado por la muerte: un abuelo, mi madre, mi padre… No podía escapar del luto: puerta entornada, nada de radio ni de música ¡y un brazalete negro! Con ese brazalete me sentía un nazi. Feo, ¿no?
-¿Cómo era Quino a la edad de Mafalda?
-Muy solitario. No jugaba a la pelota; por mi timidez espantosa no quería ir a la escuela. Sólo quería dibujar. Mi madre me convenció de que, si quería dibujar con los globitos, como en las historietas, también tenía que escribir los textos. Y a escribir iba a aprender sólo yendo a la escuela. Fui. Mientras, me acercaba a mi tío Joaquín Tejón, que era pintor, dibujante publicitario. Ahora me viene una imagen lejana: un día mi madre trajo una enorme mesa de madera clara, de álamo… yo me acosté boca abajo sobre ella y la fui cubriendo de dibujos… Ella me dijo: “Si quieres seguir dibujando tienes que lavar la mesa cada vez.”
– ¿Cuál es la clave de Mafalda?
-Una contradicción: a uno de chico le enseñan cantidad de cosas que no deben hacerse porque hacen daño… pero resulta que cuando uno abre los diarios se encuentra con que los adultos perpetran masacres, guerras, etc.
(Quino metía el dedo en nuestra llaga: la hipocresía. Siguió contando.)
-No reniego de Mafalda. Fueron diez años de mi vida y la de Alicia, mi mujer. Pero el viejo Oski tenía razón: la permanencia en la historieta me endureció la línea… Para que los personajes me salieran iguales… a veces los calcaba. Fue duro eso: Alicia debió soportar esta rutina y resolver mi vida exterior con el mundo. Hay dibujantes a los que mantener su historieta les costó el matrimonio. Mucha gente me dice “Quino, ¿por qué mató a Mafalda?” Si seguía, la historieta iba a terminar por liquidar al dibujante.
-Si hoy le pregunto dónde va a parar el mundo, ¿qué me dice?
-Iremos a parar al espacio. Porque volaremos en cohetes. Yo era muy pesimista, viajando aprendí cosas. En Cuba vi lo que puede la voluntad y la unidad. Aun en la pobreza, con el esfuerzo común se puede conseguir salud, educación, alimentación.
– ¿A dónde cree que vamos a parar cuando dejamos de respirar?
-A la nada.
-Confiéseme alguna íntima maldad suya.
-A ver… je. de chico, jugando solo, miraba mucho a las hormigas: las negras grandotas, buenazas; las chiquitas coloradas, malísimas; y las marroncitas, que no eran dañinas. Miraba las terribles guerras entre las hormigas, quedaba la tendalada. Algunas veces atrapaba una mosca viva, le arrancaba las alas y la arrojaba al centro del hormiguero. Hoy me da escalofríos decirlo.
(El Viernes Santo del 2001 ya nos tuteábamos. Le pregunté si seguía incrédulo:)
-No, creo muchísimo… Soy agnóstico; no sé, ateo también. Creo en taaantas cosas. soy un animista. He sido educado como hijo de republicanos españoles. Mi vieja, Antonia Tejón, y mi abuela eran comunistas. Mi abuelo también ¡muy anticlerical!
-La carencia de un Dios, ¿te desasosiega?
-No. Porque creo en aquel árbol y en el sol y en la lluvia y en los pajaritos. Mirá, Rodolfo, la otra noche soñé con una pareja de pajaritos. Venían a invitarme a su boda.
Posdata. Puse una pregunta en remojo sobre la paradoja que significa que el Quino haya nacido en Mendoza. Un sitio con muuuuy alta tasa de mentalidad pacata. Digamos que a la Mendoza neoliberal, conservadura, el Quino le salió por la culata. ¡Brindemos por Antonia Tejón, la autora del autor de la Mafalda!
La actualidad de Argentina y el Mundo, Noticias vistas desde Mendoza por el Profesor Adolfo Ariza. Realidad, Información y Medios de Prensa en notas con una mirada local y abierta.
Profesor y Licenciado en Literatura. Coordinador Área de Vinculación – Secretaría Desarrollo Institucional – UNCuyo entre 2008 y 2014 (Desarrollo Emprendedor). Responsable de Kusca Gestión Colaborativa para Empresas.
Los titulares de los medios dieron la
noticia de que el Premio Nobel de Economía se concedió a investigaciones para
aliviar la pobreza. Se trata de que Banerjee, Duflo y Kremer han contribuido a desarrollar
políticas e incentivos para ayudar a los hogares más pobres. Concretamente,
dice: “por su aproximación experimental al alivio de la pobreza
global”.
A pesar de que he leído algunas opiniones
que discrepan con la capacidad de esta metodología para aplicarse globalmente y
generar patrones válidos en diferentes contextos, está claro que son un
importante aporte en pos de reducir el flagelo de la pobreza en el mundo.
Justamente, que la Academia sueca –con sus criterios tan particulares a veces-
haya priorizado este tema refleja el peso del problema.
SEGUNDA
El INDEC dio a conocer la cifra de pobreza
en el país y también en Mendoza. Tal como se esperaba, el número sigue
creciendo y en la provincia trepó al 37,6% de las personas, y al 27,3% de los
hogares. A nivel país la cifra es de 35,4% y 25,4% respectivamente.
Las cíclicas crisis de nuestro país han
hecho que los niveles de pobreza también hayan sido variables. Trataré de
mostrar algunos datos que ayuden a la comprensión del problema desde el retorno
a la democracia.
En general, “Si bien la pobreza
multidimensional se redujo lentamente en la Argentina en las últimas décadas
(como se explicó en esta nota), entre 1983 y 2018 la pobreza medida por
ingresos sólo disminuyó después de las dos crisis macroeconómicas, luego de que
había crecido, y “en el período de excepcionales circunstancias externas
durante parte de los 2000”, según destaca un estudio del Cedlas, el Centro de
Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).” (Chequeado, 15
de octubre de 2019)
Según la misma fuente, en octubre de 1982 la
pobreza en el Gran Buenos Aires llegaba al 21,6% de los hogares (CEPED-UBA).
Cuando finalizó el mandato de Cristina
Fernández la pobreza habría bajado de 37% a fines de 2007 a 30% a principios de
2015.
Por eso, una de las promesas incumplidas de
campaña del macrismo fue la de “Pobreza cero”, incluso como parámetro absoluto
de evaluación del éxito de su gestión.
Sin embargo, “Los datos que publicó hoy el
INDEC -que son comparables con los del Cedlas- muestran que en la primera mitad
de 2019 la pobreza llegó al 35,4% de las personas y la indigencia al 7,7% de
los argentinos, siendo los niveles más altos desde 2009 -al tomar la estimación
del Cedlas-.” (Chequeado, 15 de octubre de 2019)
Aunque el macrismo rechazó la observación
está claro que, además de la tragedia de la pobreza e indigencia en sí mismas,
tienen incidencia en la criminalidad y narco criminalidad.
TERCERA
Es imprescindible que el próximo Gobierno
tenga un Programa que permita empezar a revertir la pobreza, más allá de los
largos plazos que requiere superar significativamente el problema.
Por eso, me pareció necesario hacer conocer
el Plan Alimentario que presentó Alberto Fernández, en caso de que sea el
próximo Presidente de los Argentinos.
Dada la cercanía de las elecciones
generales, creo que es imprescindible asegurarnos de que la próxima Gestión
tenga una propuesta consistente, no promesas mediáticas.
El candidato opositor dijo que, si bien el
plan “puede ser implementado inmediatamente”, prevé medidas a tomar a nivel
ejecutivo.
El candidato presidencial del Frente de
Todos, Alberto Fernández, convocó a la sociedad a poner en marcha una política
de Estado “para terminar con su mayor vergüenza, que es el hambre”. Fue durante
la presentación de la campaña “Argentina contra el hambre”, que se hizo en la
Facultad de Agronomía, donde estuvo acompañado por líderes empresarios, de
opinión pública, sindicales, de organismos de derechos humanos y a las
organizaciones sociales y religiosas, entre otros sectores.
En qué consiste
Bajo el título “Argentina sin
hambre, comer es un derecho y no un privilegio”, el plan marca siete ejes:
mejor alimentación y nutrición; bajar el precio de los alimentos; generar más
ingresos familiares; romper el círculo hambre, exclusión, pobreza; crear
empleos; articular en red de alimentación con salud, educación, desarrollo
local y generación de trabajo; y por último, implementar un sistema de
alimentación sustentable y sostenible desde la producción hasta el consumo
(mejorando prácticas, producción y precios).
Prevé tres etapas en su
implementación: acciones urgentes, locales y estructurales para la puesta en
marcha de cinco patas básicas del plan: constituir el Consejo Federal Argentina
sin Hambre; acceso a la Canasta Básica de Alimentos; canales de
comercialización y economía social; Programa Nacional de Seguridad Alimentaria
y Sistema Federal de Financiamiento.
Amén de la injerencia de los
Ministerios de Desarrollo Social, Educación, Salud y Producción y trabajo, se
coordinarán los esfuerzos del Gobierno nacional con las provincias y los
municipios.
Consejo Federal
El Consejo Federal Argentina sin
hambre estará integrado por universidades, sindicatos, cámaras empresariales,
Iglesias, organizaciones sociales y otros actores locales, espacio en el que
articularán acciones los tres niveles del Estado.
Estará complementado con la creación
del Observatorio Interdisciplinario ”Argentina sin hambre“ con la función de
realizar el monitoreo, seguimiento y evaluación del plan.
Alimentos
Para garantizar el acceso a la
Canasta Básica de Alimentos (CBA), proponen: regulación de precios; creación
por Ley del Programa Precios Cuidados; fortalecer y ampliar la Tarjeta de
Alimentación; implementar una nueva CBA Saludables: crear una gran red de círculos
de productores locales y consumidores para comprar a precios baratos frutas,
verduras, lácteos y carnes; control sanitario y nutricional; refuerzo
alimentario escolar; elaborar una CBA de Primera Infancia; devolución del IVA a
las familias en situación de vulnerabilidad sobre los productos de la CBA,
destinada prioritariamente a titulares de los derechos a la AUH y la Asignación
por Embarazo, de la pensión y jubilación mínima, y de pensiones por
discapacidad; y reducir los precios de los productos saludables.
Comercialización
En cuanto a los canales de
comercialización y economía social, anticipan: promover la sanción de una Ley
de Góndolas; créditos a tasas bajas e incentivos a la economía social y la
agricultura familiar; promover el Compre Argentino; crear un Sistema de
Financiamiento y Apoyo técnico a la producción de alimentos; financiar
infraestructura para agregado de valor; Generar programas de articulación
conjunta con Inta/Inti /Inaes; promover Marcas Colectivas productos nacionales
alimenticios; régimen especial impositivo para figura colectiva de cooperativa
de la agricultura familiar; restituir el monotributo agropecuario y el
monotributo a cooperativas sociales; impulsar la Ley de Economía Social,
Solidaria y Popular, entre otros.
Seguridad alimentaria
Sobre el Programa Nacional de
Seguridad Alimentaria, indicaron: articular controles de salud en
establecimientos educativos; programas de educación y nutrición saludable;
transformación progresiva de Comedores Comunitarios y Merenderos en Centros
Comunitarios de Seguridad Alimentaria y Nutricional; crear una red de
Promotoras y Promotores de Seguridad Alimentaria y Nutricional con todas las
madres que perciben la AUH, de los programas Haciendo Futuro, Primera Infancia,
etc.; incluir alimentos frescos (frutas, verduras, carnes y lácteos) en las
políticas públicas compradas por el Estado a la agricultura familiar y
campesina y a micro, pequeñas y medianas empresas; crear becas para estudiantes
de carreras vinculadas a la nutrición y a la alimentación, etc.
Financiamiento
Por último, en cuanto al Sistema
Federal de Financiamiento, establecen que estará: financiado por un Fondo
Federal de Alimentación y Nutrición sobre la base de un porcentaje del
presupuesto nacional; Compre estatal a los productores de la economía social y
popular, de la agricultura familiar y campesina y a micro y pequeñas empresas;
y transferencias de recursos Nación, Provincias y Municipios.
NO HAY MARGEN DE ERROR, QUE NUESTRO
VOTO SEA ÚTIL PARA LA MAYORÍA DE NUESTRA SOCIEDAD, NO CAIGAMOS EN LA TRAMPA DE
LOS ARGUMENTOS QUE APELAN A NUESTRAS EMOCIONES BÁSICAS.
QUE NO NOS VUELVAN A MENTIR, MIREN
CUÁNTO HEMOS PERDIDO EN ESTOS CASI CUATRO AÑOS.
En la entrada anterior traté de colaborar
con la comprensión de las razones que llevaron a los mendocinos a elegir
continuar con un Gobierno que es parte del macrismo que ha devastado Argentina.
Mirando medios digitales, encontré en Página
12 del 10 de octubre de 2019, esta nota que reproduzco abajo. Realmente, me
pareció excelente porque logra una descripción y una explicación excelentes de
lo que Halperín llama el Capitalismo de derecha, lo que es una mejor
denominación de este “neoliberalismo progresista” (en Argentina es solo el
nombre, claro).
Tal vez alguien podrá discutir los
conceptos del autor, pero en verdad me quedó una visión integral de la
situación actual, y encontré sentido a muchos términos o posiciones que andan
dando vuelta por ahí: anti populismo, rechazo de organizaciones y políticas
populares, defensa de un republicanismo externo, alianza con el mundo
empresario, operaciones judiciales contra la oposición, Gobiernos de derecha,
etc.
No es difícil sentir que este mundo de hoy
es contradictorio, paradojal y cargado de incertidumbre, por eso me pareció muy
bueno que alguien intentara su explicación integral.
La comparto, estaría bueno que, si hay
otras opiniones, o aportes, se incorporaran al blog: entender lo que nos pasa,
sobre todo en estas instancias electorales, es mejorar nuestra capacidad de
intervención en la realidad.
Finalmente, es importante entender
que este macrismo en retirada, casi en desbande, fue una mala versión de este
neoliberalismo global en extinción, que fracasó por ineptitud, pero también por
incapacidad de entender la política que requiere el mundo y qué es Argentina,
su historia, sus organizaciones, sus ideas.
Si algo tiene de distinta la última versión
neoliberal en Argentina, la de Macri, es que enamoró a amplios sectores de
clase media, como el gobierno de Menem, pero también sedujo en su momento a
muchos intelectuales progresistas que fueron enemigos de Menem en los ’90, y
que en 2015 llegaron a saludar a Cambiemos como una “derecha moderna”.
¿Cómo lo logró? En gran parte hay que
atribuirlo a un enemigo común, el peronismo kirchnerista, que es tanto el
fenómeno maldito de la sociedad burguesa que hoy hablamos de progres de
derecha. En otras palabras, el peronismo de los primeros 15 años del milenio
provocó reacciones no sólo en la oligarquía y en clases medias aspiracionales
sino también en izquierdas y en gente frustrada de las izquierdas.
¿Qué
clase de categoría es progres de derecha?
Lo define Nancy Fraser, que es una filósofa
política y feminista estadounidense de quien acaba de publicarse entre nosotros
el libro “¡Contrahegemonía ya!”.
En una conversación celebrada el año pasado
con Shray Mehta, sociólogo de South Asian University, en Nueva Delhi, Fraser
plantea que la agenda de justicia social de la izquierda fue secuestrada por lo
que ella llama el “neoliberalismo progresista”. Y cree que, como solución, una
economía política marxista matizada puede guiar a la izquierda para
reconquistar a las masas con una agenda adaptada a nuestro tiempo.
El hindú le habla de lo que califica como
“alarmante” ascenso de líderes populistas en el mundo, pero está pensando en
los votos masivos que dieron triunfos a Trump, el Brexit, a Modi o al
Movimiento Cinco Estrellas en Italia.
Es
decir, un populismo de derecha.
Y Fraser define que el populismo es síntoma
de una crisis hegemónica del capitalismo –o, mejor dicho, de una crisis
hegemónica de la forma específica que hoy presenta el capitalismo: una variante
globalizante, neoliberal y financiarizada–.
Dice que este régimen capitalista
financiarizado sustituyó al modelo anterior de capitalismo gestionado desde el
Estado, y redujo las conquistas de las clases trabajadoras.
Afirma Fraser: “He llamado a este bloque
‘neoliberalismo progresista’”. Como poder dominante, el neoliberalismo
progresista se centró en los estados más poderosos del norte global, aunque
hizo avanzadas en todas partes, incluyendo América y el Asia Meridional. Son
ejemplos el Nuevo Laborismo de Tony Blair, el Nuevo Partido Demócrata de
Clinton, el Partido Socialista en Francia y los gobiernos recientes del Partido
del Congreso en la India.
¿Cómo identificarlos? Porque combinan
políticas económicas regresivas y de cuño liberal con políticas de
reconocimiento aparentemente progresistas. Su política económica se centra en
el “libre comercio”, lo que significa, en realidad, el libre movimiento del
capital, y en la desregulación de las finanzas, que da más poder a inversores,
bancos centrales e instituciones financieras globales para dictarle políticas
de austeridad al Estado por decreto y mediante el arma de la deuda (Lagarde en
Argentina).
Mientras tanto, esta derecha seduce y gana
reconocimiento con una comprensión liberal del multiculturalismo, el ecologismo
y los derechos de mujeres y LGBTQ [lesbianas, gays, bisexuales, transgénero,
queer].
Son plenamente compatibles con la
financiarización neoliberal. ¿Por qué? Porque estas comprensiones son
meritocráticas, esto es, no igualitarias. Orientando la discriminación, tratan
de asegurar que unos cuantos individuos “con talento” de “grupos poco
representados” –sólo unos cuantos– puedan llegar a la cima de la jerarquía
corporativa ¡y lograr puestos por los que les paguen como a los hombres blancos
heterosexuales de su misma clase!
Lo que no se dice, en cambio, es que
mientras esta minoría “rompe el techo de cristal”, todos los demás siguen
atrapados en el sótano.
El reconocimiento ha funcionado como
coartada del lado económicamente regresivo. Ha facilitado que el neoliberalismo
se presente como cosmopolita, emancipatorio, progresista y moralmente avanzado
–en oposición a unas aparentemente provincianas, retrógradas e ignorantes
clases obreras–.
Muy bien, agrega Fraser: el neoliberalismo
progresista fue hegemónico durante un par de décadas. Presidiendo grandes
aumentos de la desigualdad; entregó una gran prosperidad principalmente al 1%
más rico, pero también al estrato profesional directivo.
Quienes fueron atropelladas fueron las
clases trabajadoras del norte, que se habían beneficiado de la
socialdemocracia; los campesinos del sur, que sufrieron un renovado despojo por
medio de deudas a escala masiva. Y también sufrió un creciente sector urbano
sometido a la precariedad en todo el mundo.
Lo que se ha llamado populismo es una revuelta
de estos estratos contra el neoliberalismo progresista. Votando a Trump, el
Brexit, a Modi o al Movimiento Cinco Estrellas en Italia han manifestado que no
quieren seguir siendo corderos sacrificados en un régimen que no tiene nada que
ofrecerles.
Y el liberalismo tiene una larga historia
en lo que se refiere a intentar deslegitimar su oposición –estigmatizando a su
oponente por ser, por ejemplo, “estalinista”, “fascista”, lo que sea–. Esto es
sin duda lo que está ocurriendo en la actualidad con el término “populismo”.
Desde luego que Cambiemos ha sido una muy
adulterada versión de aquel neoliberalismo progresista. Tienen mucho mayor
impacto sus diatribas contra el populismo que sus escasos tintes “progres”,
pero estos también forman el combo: el ambientalismo simbolizado por las
bicisendas y vaciado por el rabino Bergman; el apoyo a Margarita Barrientos y
sus comedores; la nueva mirada de género apenas esbozada al estimular el debate
sobre la legalización del aborto, debate rápidamente abortado por Macri; las
ideas de “libertad” y “República”, retóricas e insípidas pero útiles para
descalificar al populismo peronista.
La naturaleza esencialmente retrógrada del
modelo de Cambiemos, concebido casi exclusivamente para los grandes grupos de
negocios, ha producido un colapso que deja a la intemperie a esos sectores
progres que sucumbieron en 2015. Pero el ímpetu revulsivo del peronismo de la
inclusión sigue siendo un factor de rechazo para estos liberales tardíos.
No cederán. En todo caso, emprenderán su
viaje por el desierto, a la espera de un nuevo canto de sirena.
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