El Contador Roberto Feletti fue viceministro de Economía de la Nación (2009-2011) y vicepresidente del Banco de la Nación Argentina (2006-2009), además de otros antecedentes importantes. Conjuga dos aspectos claves a mi entender: ser un economista muy bien formado y tener una concepción no ortodoxa de la economía, sino que defiende lo nacional y popular, no en forma declamativa, sino práctica y posible.
Después está la actualidad del tema: los ataques de la oligarquía que no acepta que los pueblos de América Latina rechacen las propuestas neoliberales que parecieron quedarse con el poder, pero que solo lograron empobrecer más a una región que se cuenta entre las más desiguales del mundo.
Y viene con todo el enorme poder que ha acumulado: las corporaciones (lo que incluye a los medios que la integran), la “mesa judicial” como se llamó con el macrismo, organizaciones internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) con el descarado Luis Almagro al frente o el FMI que pone a disposición de Chile U$D 24.000 millones. La lista podría proseguir, pero alcanza para demostrar que lo que plantea la nota es real.
Si miramos lo que sucede en Chile y Colombia tendremos una visión trágica, terrible, pero real de cómo quieren acallar las reacciones sociales ante las injusticias –no nuevas- de los Gobiernos y cómo las atacan: balas de gomas en los ojos, violencia sexual, muertos por balas de plomo. Son fuerzas de seguridad liberadas para reprimir y disciplinar a como dé lugar las legítimas aspiraciones de las sociedades latinoamericanas.
Esto no es nuevo, pero es duro volver a épocas que creíamos superadas, además la nueva versión es más virulenta e inclemente aún. Quieren terminar para siempre con los proyectos nacionales y populares.
Brasil es el sitio clave: Lula encabeza las preferencias, pero habrá que ver si Bolsonaro y la derecha anti democrática no termina de sacarse la careta (casi ni falta que hace) e impide el proceso democrático.
Creo que un es buen texto para comprender la realidad de América Latina que parece estar retornando a un modelo de Gobiernos populares y progresistas, con sentido nacional y latinoamericano; sin embargo, aunque hay una vocación integradora y de diálogo en ellos, la reacción de las derechas oligárquicas y poderosas, claramente fascistas, es fuerte y evidente. Con ellas es imposible no enfrentarse, no de manera violenta (que les encantaría para justificar su cruel represión), sino desde la democracia y la acción organizada de las mayorías populares.
Por eso, hay que seguir atentamente los hechos próximos: no es descabellado pensar en que se busquen alternativas golpistas para imponer sus objetivos.
En ese caso, habrá que salir a defender los Gobiernos (o propuestas) populares y democráticos. No hay otra alternativa, porque en esa defensa se juega nuestro futuro.
RECOMIENDO QUE LEAN LA NOTA Y ANALICEN EN QUÉ SITUACIÓN ESTAMOS.
DE LA COMPRENSIÓN, REFLEXIÓN Y ACCIÓN DE TODOS/AS DEPENDE LA VIDA QUE VIVIREMOS.
Sudamérica convulsiona: el dilema de los gobiernos progresistas moderados vs. la oligarquía antidemocrática
Hace unos meses, desde esta columna describimos las tensiones que atravesaba nuestro continente. Conflictos preexistentes al virus, pero catalizados por éste al sincerar las profundas desigualdades acumuladas y la exigencia de un rol estatal potente para asegurar la provisión de bienes esenciales.
Por ROBERTO FELETTI
También enunciamos que las élites oligárquicas no vacilarían en producir rupturas en el estado de derecho si advertían que el orden vigente no les permitía conducir los destinos de sus países para preservar sus intereses en un mundo turbulento.
Álvaro García Linera recientemente expresó que el retorno de los movimientos nacionales, populares y progresistas, que reaparecieron con inusitada vitalidad poniendo un freno a lo que parecía una década sellada de conservadurismo, ha asumido características más moderadas que las de principios de siglo.
No obstante, el intelectual y político boliviano advirtió que el golpe propinado a las oligarquías por esta rápida recuperación las había tornado más duras en sus posiciones y acentuado sus históricos rasgos antidemocráticos.
La moderación de las corrientes populares es respondida entonces por la virulencia oligárquica
La descripción de este escenario obliga a reflexionar que la moderación de las corrientes populares es respondida entonces por la virulencia oligárquica, llevando el conflicto a todos los planos de la vida diaria, incluido el espacio público. Consecuentemente, es difícil pensar un discurrir democrático e institucional en este marco.
En los primeros quince años del siglo XXI, el liderazgo de los Gobiernos nacionales y populares descansó en el inicio en los países del litoral atlántico suramericano (Argentina-Brasil-Venezuela), que aglutinaron voluntades para rechazar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en el 2005 y fundar la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) como bloque de integración continental que acumularía éxitos políticos y económicos a lo largo de una década
Como contracara, un trío de países con costas en el océano Pacífico (Colombia-Perú-Chile) se destacaron por ser refractarios a la iniciativa UNASUR, consolidando acuerdos de libre-comercio extracontinente y promoviendo posturas políticas concordantes con la Organización de Estados Americanos (OEA), tributarias de líneas de acción impulsadas por los EE.UU.
Colombia, Perú y Chile tienen en común haber padecido largos ciclos de dictaduras y/o democracias restringidas por acuerdos superestructurales de las élites políticas, autonomizadas de las demandas populares, que impedían una vida institucional plena.
Se atribuye esta realidad a prolongados conflictos con formaciones guerrilleras en el caso de Colombia y Perú, o de haber experimentado un gobierno que intentó la transición al socialismo por una vía pacífica en el caso de Chile.
Estos hechos, que desembocaron en períodos de enfrentamiento y autoritarismo sangrientos, fueron hábilmente utilizados por la oligarquía para impedir el desarrollo de movimientos nacionales, populares y democráticos. Cualquier reclamo de masas valía el estigma del retorno a un pasado violento.
En Chile primero y ahora en Colombia se han producido sublevaciones sociales de alcance impreciso, pero que revelan la vocación de una generación de romper con el pasado de resignación a una estratificación rígida de la sociedad.
La respuesta de la oligarquía fue en ambos casos la violencia. Muertos y desaparecidos, razzias nocturnas, represión en las calles, constituyen el denominador común de la respuesta a los reclamos populares de colombianos y chilenos.
La OEA presidida por Luis Almagro organiza seminarios y hace declaraciones para preservar la intangibilidad de los jueces en la región, poder no votado y que vulnera con sus fallos la institucionalidad de los gobiernos nacionales, populares y democráticos. Fallos que persiguen a líderes populares en el marco del denominado “lawfare” y/o entorpecen las decisiones de las administraciones electas por el voto popular.
En Perú, después de años de carecer de un gobierno votado en las urnas, el socialista popular Pedro Castillo ha llegado a la segunda vuelta electoral, enfrentando a la hija del dictador Fujimori. Castillo, de origen trabajador, profesor y dirigente sindical, ha generado expectativas en los sectores más humildes. “Ha llegado la hora de los cholos” manifiestan en el pueblo. La maquinaria de estigmatización mediática, propalación de “fake news” y presión internacional operan en estas horas en Perú.
Esta reversión en los países bañados por el Pacífico impacta en todo el continente y derrama tensiones hacia el Atlántico.
En Brasil se libra la batalla decisiva. El desmonte del andamiaje represivo judicial sobre Lula hasta ahora abre un camino de recuperación popular del gigante continental. El recorrido hasta las elecciones presidenciales del 2022 es largo y los riesgos de virulencia antidemocrática están presentes en forma constante.
Es difícil imaginar que se afirmen procesos populares en Suramérica sólo sustentados en un derrotero electoral y de vigencia institucional plena. El desafío que plantea la oligarquía es precisamente de desconocimiento frontal de la democracia.
La presencia en las calles, a pesar de la pandemia, para defender la Constitución y las Instituciones va a crecer como necesidad. El acto de la coalición peronista en Ensenada es sin duda la respuesta al avasallamiento de las decisiones del Gobierno constitucional perpetrada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
EL informe – La pandemia de coronavirus “podría haberse evitado”, la conclusión de expertos contratados por la OMS– me ha resultado muy interesante porque permite conocer mejor lo que ha pasado y está pasando en relación con la pandemia de COVID 19.
No es la primera vez que digo que mi intención central con este blog es tratar de ayudar a la gente a comprender mejor la realidad en la que vivimos. Está claro que es un objetivo difícil de cumplir, mucho más en Argentina, donde las estrategias políticas (por darle un nombre) y los medios de comunicación que responden a las corporaciones que quieren que un modelo neoliberal se instale en Argentina, trabajan permanentemente para desprestigiar todo lo que tenga que ver con un proyecto nacional y popular, en primer lugar, al Gobierno. Es cierto que pasa en otros lugares y que más de un Gobierno ha llegado al poder en gran medida por su acción (como Peña Nieto en México, y otros) y por el uso de estrategias jurídicas en que el law fare ocupa lugar destacado (en Brasil, con Lula, por ejemplo), pero eso mismo da una dimensión de su poder e intenciones.
Extraigamos un par de párrafos:
“El informe no señala a ningún culpable, sino que apunta “a una gran cantidad de fracasos, lagunas y retrasos en la preparación y la respuesta” a la pandemia, subrayó Sirleaf al presentar el informe en conferencia de prensa.
“Es evidente que la combinación de malas decisiones estratégicas, de una falta de voluntad para abordar las desigualdades y de un sistema mal coordinado, creó un cóctel tóxico que ha permitido a la pandemia convertirse en una crisis humana catastrófica”, dijeron los expertos en el informe.”
Esto ya es un avance después de Presidentes que hablaban del “virus chino”, o en Argentina, la “vacuna rusa”; Y lo es, sobre todo, porque es imprescindible manejarnos con información objetiva y verificable. A partir de ahí podremos tomar mejores decisiones en lo cotidiano y general, incluyendo lo electoral.
Ahora bien, si leemos con cuidado los factores que menciona el comité de expertos (los subrayo), que después describe como “retrasos, vacilaciones y negaciones”, vemos que tienen su origen en situaciones estructurales del mundo de hoy, como la falta de sustentabilidad ambiental que nos está poniendo en riesgo de extinción y la desigualdad social que sumerge en la pobreza y la indigencia a muchos millones de habitantes.
Lo que quiero destacar es que, si bien la propuesta es muy válida, podría ser cosmética, si no se resuelven los factores estructurales que causan los problemas.
La propuesta es: “la creación de un Consejo Mundial de Lucha contra las Amenazas Sanitarias, así como el establecimiento de un nuevo sistema mundial de vigilancia basado en una “transparencia total” en el que la OMS no esté obligada a esperar la aprobación de los países miembros para publicar información importante.”
Salvo la de la “transparencia total”, que es y ha sido evitada siempre por diversos Gobiernos, grupos y personas, son medidas instrumentales, pero lo que se necesitan son las buenas decisiones estratégicas, la voluntad para terminar con las desigualdades y la eficiente coordinación del sistema, lo que supondría actitudes distintas de las que vemos habitualmente.
Lo explico con un ejemplo: hace unos días dos contingentes de jubilados de Gral. Alvear viajaron a Mar del Plata (ciudad con muchos casos positivos) en ómnibus con bastantes pasajeros, aunque las empresas de transporte digan que toman todos los recaudos sanitarios. Cuando volvieron hubo quince (sobre diez y nueve) casos positivos con la variante de Manaos. Se tuvo que cerrar el ingreso y egreso del Departamento.
Es muy difícil que con esas conductas se pueda mejorar la situación sanitaria. Y hay otros ejemplos: viajes de egresados, fiestas clandestinas, etc.
Ex profeso, no he querido entrar en el tema del uso político de la pandemia porque las redes sociales y los medios de comunicación están llenos de ejemplos.
Está claro que guiarse por las publicaciones de organismos científicos es mucho mejor que hacerlo por los medios de comunicación en los que han proliferado versiones infundadas y tendenciosas sobre lo relacionado con la pandemia; así quedan en claro los aspectos que en verdad son la causa de la terrible situación del mundo (la nota la describe como el “verdadero “Chernobyl del siglo XXI””), no solo de Argentina.
Por lo tanto, creo que la única actitud, no solo desde la ética ciudadana (para Argentina y el mundo), sino desde un básico sentido de supervivencia, es informarse con la mayor objetividad posible y tomar las decisiones que colaboran y permiten que mayoría de las personas tengan la mejor vida que merecen.
No es tan sencillo a la vista de lo que ha sucedido y sigue sucediendo y que menciono arriba. Argentina es buen ejemplo de lo que pasa cuando los dirigentes políticos (y sociales) priorizan lo electoral –pareciera que piensan que es lo único que vale como actividad y sentido de la política- sobre la salud y la vida de la gente.
Nuevamente evito los juicios de valor porque es ese no es mi objetivo, no porque no sean importantes, en realidad, creo central que se produzcan, siempre que sean válidos, pero, mientras la justicia no demuestre que no es el peor poder de la democracia, los juicios que importan serán difíciles de realizar.
La nota habla de que “La pandemia de coronavirus “podría haberse evitado”, lo que es contra fáctico, porque es lo que no sucedió.
Si no queremos que sucedan otras tragedias globales como la pandemia, tenemos que modificar nuestras conductas, nuestros modos de informarnos, nuestros criterios de análisis.
En alguna entrada (no me acuerdo de cuál) comenté este tema de la grieta; ahora solo diré que no es nueva como representación de la división entre quienes defendemos un proyecto a favor de las mayorías y quienes tratan que el mundo sea bueno para pocos.
El macrismo usó este tema como estrategia electoral (llamarla política es demasiado), porque su gurú, Jaime Durán Barba, lo planteaba explícitamente. Lo recuerdo otra vez: en “El arte de ganar”, afirmó que “el electorado está compuesto por simios con sueños racionales que se movilizan emocionalmente. “En otro momento afirma que “las elecciones se ganan polarizando al electorado, sembrando el odio hacia el candidato ajeno” y que “es clave estudiar al votante común, poco informado, ese que dice ‘no me interesa la política””.
El problema es la gente que compró esto como una verdad revelada y se transformó no solo en votante del PRO, sino en odiadora del peronismo y todo lo que sonara a “populismo” según el relato que le impusieron por todos lados (medios propios y redes mediante).
Sé que muchas de esas personas (las he visto en marchas contra el Gobierno gritándole a un notero de C5N, “Ya van a tener miedo”) no tienen marcha atrás en esta posición frente a otros seres humanos (argentinos/as y de otras nacionalidades) y grupos sociales. Esto sucede sobre todo en los/las de más edad, pero hay que plantearlo porque es un defecto enorme para la construcción de una Argentina y un mundo mejor.
NO NOS SIRVE ODIARNOS PORQUE ESTAMOS FRENTE A UN PROBLEMA COMÚN QUE DEBEREMOS SUPERAR DE MANERA SOLIDARIA. HE ESCUCHADO Y LEÍDO MUCHAS VECES EN LOS MEDIOS: “AL VIRUS LO VENCEMOS ENTRE TODOS”,” NO HAY SALVACIÓN PERSONAL” Y OTRAS FRASES BELLAS.
BIEN, SON VERDADERAS, PERO TENEMOS QUE ENCARNARLAS, SI NO, ESTAMOS BAILANDO ARRIBA DEL TITANIC.
Y EL TITANIC SE HUNDIÓ
La pandemia de coronavirus “podría haberse evitado”, la conclusión de expertos contratados por la OMS
Expertos contratados por la OMS señalaron que la pandemia de coronavirus “podría haberse evitado”
La pandemia de coronavirus “podría haberse evitado”. Esa es la conclusión a la que llegaron expertos independientes contratados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para investigar el origen del SARS-CoV-2, que ya provocó la muerte de más de 3,3 millones de personas y ha destruido la economía mundial.
En un informe publicado este miércoles en la sede de la OMS en Ginebra, Suiza, el panel independiente denunció que la pandemia es el verdadero “Chernobyl del siglo XXI” y pidió reformas urgentes de los sistemas de alerta y prevención.
“La situación en la que nos encontramos hoy podría haberse evitado”, dijo una de las copresidentas del panel, Ellen Johnson Sirleaf, expresidenta de Liberia.
El informe no señala a ningún culpable, sino que apunta “a una gran cantidad de fracasos, lagunas y retrasos en la preparación y la respuesta” a la pandemia, subrayó Sirleaf al presentar el informe en conferencia de prensa.
“Es evidente que la combinación de malas decisiones estratégicas, de una falta de voluntad para abordar las desigualdades y de un sistema mal coordinado, creó un cóctel tóxico que ha permitido a la pandemia convertirse en una crisis humana catastrófica”, dijeron los expertos en el informe.
Establecido por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en aplicación de una resolución adoptada en mayo de 2020 por los Estados miembros de la organización, el grupo independiente, formado por 13 expertos, pasó los últimos ocho meses examinando la propagación de la pandemia y las medidas tomadas por el organismo sanitario y los países para enfrentarla.
La creación del panel fue en respuesta a las críticas vertidas hacia a la OMS, el organismo de salud de la ONU, por su demora en recomendar las mascarillas y por presuntamente haber sido complaciente con China cuando detectó por primera vez el coronavirus y haber tardado en declarar el estado de emergencia sanitaria mundial.
“Podemos decir que hubo retrasos en China, pero los hubo en todas partes”, comentó la exprimera ministra de Nueva Zelanda Helen Clark, quien copreside el grupo de expertos.
Los expertos estuvieron de acuerdo con que “transcurrió demasiado tiempo”, entre la notificación de un foco epidémico de neumonía de origen desconocido en la segunda quincena de diciembre de 2019 y la declaración, el 30 de enero por la OMS, de una emergencia de salud pública de alcance internacional, el más alto nivel de alarma.
Para los investigadores, esta alerta podría haberse emitido ocho días antes, cuando se reunió por primera vez el Comité de Emergencia de la OMS.
No obstante, aunque la OMS hubiera declarado la emergencia sanitaria una semana antes, las cosas no habrían cambiado mucho ante la “inacción de tantos países”, admitió Clark, en referencia a que no fue hasta el 11 de marzo, cuando la OMS calificó la situación de pandemia, que los gobiernos comprendieron realmente el peligro.
En definitiva, “retrasos, vacilaciones y negaciones” permitieron a la epidemia y luego a la pandemia eclosionar, concluye el informe.
Para evitar que se repita esta situación, el informe propone la creación de un Consejo Mundial de Lucha contra las Amenazas Sanitarias, así como el establecimiento de un nuevo sistema mundial de vigilancia basado en una “transparencia total” en el que la OMS no esté obligada a esperar la aprobación de los países miembros para publicar información importante.
Además, llama a los países ricos a proporcionar, de aquí a 2022, unos 2.000 millones de dosis de vacunas -al menos 1.000 millones de ellas antes de septiembre- para poner fin a la propagación de la covid-19.
Como verán, esta nota ya tiene unos días. La guardé, después me fui unos días de vacaciones con mi familia, y ahora, en la búsqueda de retomar la actividad en mis blogs, la retomo porque me pareció que incluso tiene mayor relevancia que antes por la evolución de la pandemia, en Argentina y en el mundo.
Además, lo hago en una situación de mucha tristeza por la muerte por COVID de Lilian Montes. Ella me acompañó como preceptora en mi curso de 1º 2ª del Colegio Universitario Central, donde dictaba Latín. En esa época cursaba la carrera de Literatura en la F.F. y Letras de la UNCuyo. Se recibió, fue Profesora, Vice y Directora de la Escuela. Tenía 61 años y fue un golpe fuerte para mí.
¿Tiene algo que ver con lo que plantea tan bien Juan Carlos Aguiló (hemos compartido actividades en la UNCuyo)?
En un sentido sí, y voy a citar los párrafos finales de la nota que incorporo a mi entrada:
“La profecía autocumplida de los que alentaron los períodos de desfinanciamiento, desinversión y deslegitimación y, cuando ocupan el gobierno, acuden a las consultoras privadas para solucionar problemas de “gerenciamiento” y escasa “resiliencia” de las/os servidores públicos.
Es crucial confrontar estos discursos en la arena pública desmontando su pretendida neutralidad, develando sus intereses e historizando sus derroteros como una forma de contribuir a la disputa cultural ineludible, que persiga el desenmascaramiento del sentido común liberal como una de las tareas inevitables en la confrontación de las fuerzas democráticas, progresistas y populares con los sectores dominantes en la Argentina.”
Es mi intención colaborar en este poner en evidencia aquellos factores que están avanzando en un proceso hegemónico contra los proyectos nacionales y populares con terribles resultados, en muchos sentidos, no solo políticos.
Veamos el título de la nota: Aguiló destaca los aspectos del neo conservadorismo y del libre mercado como los dos rasgos relevantes de esta etapa del neoliberalismo y sus consecuencias en el mundo actual.
Personalmente, quiero avanzar en algunos aspectos que también signan a esta etapa, algunos mencionados en la nota, como “los problemas actuales de desigualdad global, debilitamiento de las democracias y degradación ecológica”, pero que considero importante resaltar en este intento –uno más- de colaborar en que nuestra clase media urbana comprenda que hay un plan global perverso, con el que está colaborando, en general por ingenuidad, por decirlo suavemente.
Creo que la pandemia permite visualizar y resaltar algunas consecuencias de este plan, que no es nuevo.
Algunas referencias:
Recordemos que fue el régimen de Pinochet desde 1973 el que, con sus “Chicago Boys” instaló un proyecto neoliberal y de ajuste en Chile. En Argentina fue, a partir del golpe de Estado de 1976, el gobierno genocida del Proceso de Reorganización Nacional el que empezó un plan semejante continuado por Gobiernos democráticos como los de De la Rúa, Menem y Macri.
Además de ejemplos como estos, tenemos que comprender que hay aportes teóricos que fundamentan esta declamada hegemonía del neo liberalismo.
Wikipedia lo sintetiza así: “liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.”
Mencionaré un ejemplo de un aporte que en su momento tuvo mucho auge: el de Francis Fukuyama, que planteó la idea de que la democracia liberal —capitalista, se entiende— era el final de la Historia en tanto “punto final de la evolución ideológica de la humanidad”, que derivaría necesariamente en la “universalización de la democracia liberal occidental como la forma final de gobierno.”
Es cierto que recibió muchas críticas desde el comienzo y que, además de la descalificación teórica, la realidad demostró la imposibilidad de que el resto del mundo aceptara ese modelo de “democracia” como forma de gobierno y gestión válidos, pero, en su momento, pareció que realmente estábamos entrando en un mundo nuevo, que nos llevaría a resolver todos los problemas que teníamos.
¿Por qué hago estas referencias en relación con esta nota y el contexto de la pandemia?
Porque quiero colaborar en la comprensión de que el mundo en que vivimos hoy está profundamente marcado por las consecuencias de este proyecto político que nos está poniendo en gravísimo riesgo de destrucción.
Encontré una nota de Diego Marinelli sobre la pandemia en el número 920 de la revista Rumbos que me parece interesante para compartir:
“EI cine catástrofe nos ha ayudado a entender nuestro lugar en la pandemia bastante mejor que los libros de historia. Sin faltarle el respeto a las crónicas de la gripe española de 1918, a comienzos del siglo XX no existía el contexto de la revolución tecnológica ni la descomunal circulación global de bienes y personas que definen la identidad-y la gravedad- de esta crisis del coronavirus. Allá por los comienzos de las cuarentenas duras, la película Contagio, de Steven Soderbergh, fue durante semanas lo más visto en los streamings de todo el planeta. Definía, con una certeza alarmante, lo que estaba ocurriendo (ocurriéndonos), pero en una visión que tenía varios años de anticipación: murciélagos infectando a cerdos en un mercado chino, gentes contagiadas que desperdigan el virus por todo el mundo, sistemas de salud colapsados…”
Está claro que el virus se ha difundido tan terriblemente en buena medida por la enorme cantidad de viajes en avión que hoy se realizan. Y esto tiene que ver con la globalización, ese proceso de integración mundial en los ámbitos económico, político, tecnológico, social y cultural, que ha convertido al mundo en un lugar cada vez más interconectado, tanto que incluso se llega a hablar de “aldea global”. Esto comenzó a mediados del siglo XX, continúa y ha hecho que en poco tiempo el mundo sea bastante diferente del que conocí (nací en 1946). A la vez ha posibilitado que el proyecto neoliberal haya desarrollado estrategias que le han dado enorme poder a las corporaciones de los países centrales.
La pandemia ha puesto en claro la enorme significación económica del turismo hasta el punto de que mucha gente concibe el viajar a otros países –muy remotos muchos- es una especie de paraíso soñado.
¿Cuánta necesidad hay de que gente de recursos económicos medios esté un año o más pagando un viaje all inclusive de pocas noches a Tailandia?
¿Se ve que lo que nos plantea Aguiló es importante, y tiene que ver con nuestra vida y la de nuestros descendientes?
Supongo que para la mayoría será evidente que muchos de los problemas que tenemos son consecuencia del proyecto neoliberal y su fracaso irremediable, que nos está llevando puestos.
La banalización de la vida que muestra el ejemplo de los viajes innecesarios como parte de un consumismo exacerbado desde las corporaciones que incluyen medios de comunicación propios que difunden lo que les haga falta para mantener y profundizar su poder económico y político, ha deteriorado la capacidad de análisis de los verdaderos valores de una vida significativa para nosotros y un futuro válido.
“La globalización de fines del milenio suponía un desafío al mundo organizado en naciones y mercados, homogéneos y permanentes. El covid19 cruzó toda actividad humana, en todas partes haciendo que la propia naturaleza -que ignoramos con entusiasmo- sepultara ideas y creencias sobre las que transitaba nuestra vida.
Las viejas y nuevas tecnologías -desde las antiguas TIC a las recientes: NBIC, RA/RV, AI, 3/4D, y 5/6G, entre otras- abren opciones para tentar nuevos caminos, suponen oportunidades, pero también riesgos, que suelen quedar ocultos por el lucro que guía a la innovación sin consideración de consecuencias que pueden generar, ni responsabilidades, lo que conjuga también conocimiento e ignorancia.”
Agrega:
“La globalización 2.0 muestra cambios en las fuerzas motrices de la primera: de la aceleración de la historia pasamos a la aceleración del futuro; de la dilución de las fronteras a la confusión de la noosfera de Chardin con la biosfera; y de la crisis del Estado-Nación a la crisis generalizada de Estados, instituciones, organizaciones, de la autoridad y las comunicaciones.
Del diseño de múltiples formas de sociabilidad pasamos al diseño de la vida y de la muerte. El hombre que renunció a Dios en la modernidad, confiado en la racionalidad y la ciencia, cayó en el desconcierto y la incertidumbre, que se alimenta de la falta de conocimiento y la ignorancia. Es necesario reconocer el nuevo mundo que surge frente a nuestros ojos, sumado al mental y físico de las personas, como contextos donde toda posible combinación, intercambio, y configuración de redes es posible.”
En este punto estamos, y es bueno sacar una conclusión política. Les propongo la mía:
Hemos vivido una etapa política en que pareció que se consolidaban los Gobiernos que desarrollaban el proyecto neoliberal. Es más, varios de esos Gobiernos en América Latina nacieron como producto de maniobras armadas por las corporaciones de los países centrales –claramente EEUU. Es bueno señalarlo cuando se está haciendo evidente la ilegalidad y corrupción de las estrategias que los llevaron al poder.
No he visto nunca antes Presidentes tan malos –en todo sentido- como Trump o Bolsonaro. Tan malos que las sociedades han reaccionado y se ha producido el hecho sin antecedentes de que pierdan sus reelecciones, como Trump o Macri.
En Perú habrá ballotage: el que ganó es Pedro Castillo, un maestro de izquierda. Es una oportunidad más para salir de Gobiernos neo liberales que no creen en un proyecto progresista para América Latina.
O sea que la democracia no acepta este neoliberalismo destructor y nefasto, lo que da esperanzas, pero para lograr una transformación global significativa (como la que hace falta en el tema de la crisis ambiental) es necesaria una mayor conciencia social y una acción organizada que parece difícil, pero que es el camino.
En https://www.serargentino.com/ se explica el origen de la denominación de “gorilas” que usamos los peronistas y algunos otros.
“En Argentina, un gorila es un antiperonista, militar o civil. Pero todo comenzó por una broma involuntaria de un programa cómico.
En 1952 debutó en Radio Argentina La Revista Dislocada, creado por Délfor Dicásolo, con libretos de Aldo Cammarota y locución de Cacho Fontana. El ciclo fue transmitido por diferentes radios y canales de televisión hasta 1973, cuando fue prohibido por el gobierno militar de Lanusse.
Paralelamente, en 1953 se estrenó en Estados Unidos la película Mogambo, protagonizada por Clark Gable, Ava Gadner y Grace Kelly. En una de las escenas del film, Gable –quien personificaba a un seductor cazador de animales salvajes en África– está con Grace Kelly, quien estaba enamorada de él. En el fragor del romance, se escucha un fuerte rugido que provoca que la joven Grace se arroje en los brazos de Gable, quien para tranquilizarla le dice: “Calma, deben ser los gorilas”.
En 1955, esa escena inspiró al libretista de La Revista Dislocada para hacer un sketch en el cual un coro entonaba un jingle, que decía: “Deben ser los gorilas, deben ser, que andarán por ahí”. Sin bien el sketch no tenía nada que ver con cuestiones políticas, el público lo interpretó como una alusión a lo que por entonces circulaba con sigilo: un movimiento subterráneo de tropas para derrocar a Perón.
Fue así como, luego del golpe militar llevado a cabo por la Revolución Libertadora, los peronistas comenzaron a utilizar el término gorila para calificar a los partidarios del golpe que desalojó a Perón y a todo aquel que estaba en contra del régimen peronista. Incluso hasta el día de hoy.”
Ahora bien, el término excedió los límites argentinos y a la referencia a los militares. En 1963 Fidel Castro dijo en un discurso:
“¿Y qué van a hacer los imperialistas? Se cocinan en su propia salsa y los gorilas toman el poder, claro que, apoyados por los gorilas de Estados Unidos, porque en Estados Unidos hay también gorilas civiles y gorilas militares; los gorilas del Pentágono apoyan los gobiernos de gorilas con uniforme militar, y los gorilas del Departamento de Estado promueven gobiernos de gorilas vestidos de civiles, y tienen allí adentro sus contradicciones, y esas contradicciones se manifiestan en los países de América Latina.” (Wikipedia)
Creo que hay que analizar lo de gorila como sinónimo unívoco de anti peronismo, porque ser gorila es una concepción político ideológica anterior al peronismo que se refiere al rechazo –también emocional y profundo- de los movimientos con sesgo nacional y popular. También incluye a los populismos latinoamericanos que son movimientos populares, herederos del movimiento independentista.
El 17 de octubre de 1945 nació el Peronismo y, simultáneamente, el anti peronismo, que fue –y es- fundamentalmente gorila. Si no, ¿cómo calificar a los que hablaron de “las patas en la fuente” (expresión que tomó Leónidas Lamborghini para título de un poema que vale la pena leer) para aludir a los que marcharon para reclamar al Coronel Perón? ¿Qué diferencia hay entre decir “aluvión zoológico” (Diputado nacional Ernesto Sammartino, Unión Cívica Radical, 1947) y “negros villeros de mierda” como se escucha en las marchas anti Gobierno? ¿No fueron gorilas también los civiles que acompañaron el golpe de septiembre de 1930, que sacó del poder al Presidente Hipólito Yrigoyen?
Hemos visto en las marchas de las que hablo arriba a personas que llevaban con orgullo caretas de gorila como símbolo de su rechazo al peronismo, pero, a mi modo de ver, esta denominación de “gorilas” tiene un sentido más descriptivo que despectivo.
De última, la “grieta” tiene que ver con esto, lo nuevo tal vez sea la radicalización de esta posición de derecha, que hoy es fascista, violenta, xenófoba, “anti negros”. Además, en esta posición se enancan todos/as los/las que quieren sacar ventaja de la enorme desigualdad del mundo, y, sobre todo, de América Latina: grupos corporativos con intereses en la explotación de un mundo insostenible e insustentable (en estos grupos los medios tienen un rol preponderante, al igual que parte de la justicia, pero una parte poderosa).
En el tema de Sarlo, se encuentran las dos situaciones que menciono: la ideológica, con toda su historia y variantes, y el uso que da la derecha corporativa y política, con su estrategia de medios de comunicación, lawfare y corrupción, de ese modo de ser y sentir de un sector de nuestra clase media urbana y alta (el sector agrícola ganadero, por ejemplo).
Sarlo pertenece a ese sector, a pesar de alguna militancia en la izquierda, ya que en 1968 tuvo una breve militancia política en el peronismo de la CGT de los Argentinos y luego ingresó al Partido Comunista Revolucionario.
Por eso en el título de la entrada hablo de “gorilismo políticamente correcto”. Es una intelectual reconocida, más allá de que se hayan agitado las aguas con el lío de la vacuna, y hayan aparecido críticas y recuerdos polémicos, como el de un desencuentro con David Viñas, pero sería de baja estofa revolver estas cosas que, como se dice, mientras más lo hacemos, más olor sale.
No es la primera intelectual anti peronista, (y de izquierda) ni mucho menos. Cortázar se reconoció como “un anti peronista blanco”, las anécdotas de Borges son muy conocidas, Marechal (nada menos) sufrió todo tipo de descalificaciones y aun persecuciones por su militancia peronista.
O sea que nada hay de nuevo en esto, y los movimientos del campo nacional, como el Peronismo, conocen desde hace mucho distintas manifestaciones de ese orden.
Lo que hace la diferencia es el uso que menciono arriba, que tampoco es nuevo: los golpes de Estado de 1930, 1955, 1976 fueron cívico militares, tanto por el apoyo, como por la participación directa de civiles en la preparación, ejecución y gestión de esos Gobiernos de facto, pero, cuando se cambia de estrategia, a partir de los 80, y aparece el “… golpe de Estado blando, golpe suave, golpe encubierto o golpe no tradicional” … “uso de un conjunto de técnicas no frontales y principalmente no violentas de carácter conspirativo, con el fin de desestabilizar a un gobierno y causar su caída, sin que parezca que ha sido consecuencia de la acción de otro poder” (Wikipedia), el gorilismo también se adapta a los tiempos.
Es cierto que es mejor que no te encarcelen, secuestren, fusilen o desaparezcan, pero también es cierto que la capacidad de fuego de quienes manejan esta estrategia, aunque más sutil, es mucho más poderosa.
La concentración de poder de estos grupos supranacionales es enorme: aprovecharon al máximo la globalización, la tecnología, los procesos pos “perestroika”, y todo lo que derivó de esa trasformación del mundo.
Mi objetivo es que se visualicen las causas y efectos de ese gorilismo, que no se lo magnifique (la difusión que ha tenido el tema Sarlo no es positiva), pero que se comprenda que no es neutro y que tiene implicancias importantes.
Hace poco se supo que Luis Majul en su programa explicó que él mismo visitó Comodoro Py e impulsó al fiscal Eduardo Taiano a citar y localizar a la intelectual para que ratificara o rectificara su denuncia mediática en sede judicial.
Ese es un procedimiento propio del lawfare, que también se usó en los golpes de Estado blandos que mencioné arriba.
Está claro que la declaración de Sarlo sobre que no había habido oferta por debajo de la mesa echó a perder la maniobra de Majul (¿hace falta que recuerde que este pseudo periodista forma parte del equipo que instaló La Nación+ para jugar un papel central en la estrategia de periodismo de guerra que ha elegido la oposición para tratar de volver al poder?)
No contaron que con que, Sarlo, intelectual aristocrática, tiene límites distintos de los de Patricia Bullrich, que no duda en presentarse en Formosa vestida de presa, para meterse en el tema local, y tratar de limar al Peronismo.
Por eso falló la maniobra, pero la intención de usar todo lo que esté a mano, incluida la Justicia, está presente, y lo seguirá estando.
Es cierto que es un recurso rastrero, indigno de llamarse político, pero nunca ha habido límites éticos en estas estrategias: así lograron echar a Dilma, con más rudeza a Evo, a Lugo, sacaron del juego político a Lula, por dar algún ejemplo.
SEAMOS CONSCIENTES, NO CAIGAMOS EN ESOS JUEGOS, QUE HAGAN POLÍTICA EN SERIO, QUE PRESENTEN ALTERNATIVAS.
ARGENTINA NECESITA UNA OPOSICIÓN QUE SIRVA PARA ALGO.
La tardía autocrítica de Sarlo: “No debí decir por debajo de la mesa”
En realidad, tenía pensado escribir sobre otro tema, pero me encontré con esta nota de Yuval Harari, del que ya he leído “21 lecciones para el siglo XXI”, y algún otro material.
Creo que en este autor se manifiesta claramente lo que pienso que es el Humanismo hoy: sigue siendo un sistema de pensamiento que pone en el primer plano de sus preocupaciones el desarrollo de las cualidades esenciales del ser humano, pero hoy atravesado por las transformaciones que la tecnología está incorporando a nuestras vidas.
Inmediatamente, me interesaron los conceptos que se enuncian en esta entrevista que le hizo Página 12 porque creo que en ella se sintetizan varias conclusiones claves para esta etapa pos pandemia.
La primera es bastante obvia: “La primera lección de la pandemia es que debemos invertir más en nuestros sistemas de salud pública”, pero lo que la hace relevante es lo que dice después: “Se han perdido muchas vidas debido a la incapacidad de los líderes mundiales para trabajar juntos. Ya ha transcurrido un año desde el comienzo de la crisis y, lamentablemente, todavía no tenemos un plan de acción mundial.”
Esta es una dura evaluación, pero la realidad la confirma, más allá de declaraciones políticamente correctas. Ahora bien, dice algo más: “Desafortunadamente, la forma en que hemos manejado la pandemia no inspira mucha confianza en que podamos manejar algo más complejo como el cambio climático o el aumento de la inteligencia artificial.”
Este es el hecho clave, porque no se refiere solo a lo que hicimos o dejamos de hacer, sino a los problemas agudos y terribles que amenazan la supervivencia de la humanidad. Creo, como Harari, que superaremos la mayor pandemia que ha sufrido la especie humana, pero los temas que menciona el autor requieren soluciones globales, organizadas y permanentes, y eso es lo que parece poco probable a la luz de la realidad.
El autor cree que “tenemos el conocimiento científico para solucionar esta crisis, pero no la sabiduría política para hacerlo”. El tema es que la política concebida en la plenitud de sus posibilidades y efectos supone no solo tener sabiduría, sino tiene que ver con la capacidad y voluntad de construir el poder político necesario para poder modificar virtuosamente la realidad. En los problemas globales que mencionamos, esa construcción de poder supone que las naciones participen en organismos supranacionales que avalen e instrumenten los acuerdos formales que pondrán en marcha las medidas concretas que den solución a esta crítica situación. Es cierto que ya existen esos organismos, pero hasta ahora, no han desarrollado el poder político que hace falta.
Por eso, la advertencia de Harari suena real y terrible.
En relación con lo anterior, hay otro aporte del autor que me parece valioso, aunque no menos terrible:
“Si bien es común hablar del resurgimiento del nacionalismo, lo que estamos viendo en todo el mundo es el colapso de la solidaridad nacional y su sustitución por un tribalismo divisorio.” Personalmente, desde hace tiempo creo que se perciben retrocesos en muchas manifestaciones sociales: por ejemplo, nuestra clase media urbana sedienta de sangre de “negros villeros”, y capaz de ejercer la justicia por mano propia, aplicando la “Ley del Lynch” como en el lejano oeste americano del siglo XIX; o los libertarios que rechazan toda regulación del Estado y desprecian las políticas públicas que nuestra Nación concibió para su desarrollo y protección.
En ambas situaciones, y en otras varias, aparece el factor común del odio, incluso dentro de los mismos países, que impulsa a combatir y a destruir a ese enemigo que creen que los amenaza, aunque no sea así. Es cierto que no es tan casual: gobernantes como Trump y Bolsonaro empujaron –y empujan- a sus seguidores a mantener ese odio. En esto colaboran los medios de comunicación que los apoyan difundiendo noticias y conceptos que justifican esas actitudes violentas.
De todos modos, lo real y tremendo es que, en momentos en que es clave la unidad organizada de las sociedades nacionales e internacionales, se vaya en contra de lo que necesitamos para superar los problemas de la actualidad.
Harari ha insistido mucho en el tema de la Inteligencia Artificial (IA) y la automatización, no tanto por el riesgo de una invasión destructora de robots, sino por lo siguiente: “Hablo de una inteligencia artificial mucho más primitiva, que sin embargo es suficiente para alterar el equilibrio global”, sin embargo, cree que “podemos asegurarnos de que la inteligencia artificial sirva a todos los humanos, en lugar de a una pequeña élite. Por ejemplo, en lo que hace a cuestiones de vigilancia, en la actualidad los ingenieros están desarrollando herramientas de IA al servicio de los gobiernos y las empresas, para vigilar a los ciudadanos. Pero podemos desarrollar herramientas de IA que monitoreen a los gobiernos y a las corporaciones al servicio de los ciudadanos. Técnicamente, es muy fácil desarrollar una herramienta de IA que exponga la corrupción. Para un ciudadano individual, es imposible revisar todos los datos y descubrir qué políticos nombraron a sus familiares para trabajos lucrativos en el gobierno. Para una IA, eso tomaría dos segundos. Esto es algo que los ciudadanos pueden y deben exigir.”
Creo que son lecturas valiosas para lo que siempre planteo como objetivo: comprender la realidad en estas épocas en que conocer la verdad de lo que sucede es muy difícil, opacidad en la que colaboran ambos sectores políticos, aunque en bastante mayor grado la oposición macrista, que ya lleva varios años de práctica. Por ejemplo, hoy se difundió una fake que decía que Patricia Bullrich había ido a Formosa en el avión de Vicentín. Claro que era muy burda, más allá de todas las cosas reprochables que hace la ex Ministra de Seguridad de Macri, como declamar como defensora de los Derechos Humanos. Hoy en Formosa, discurseó disfrazada de presa, como ataque a Insfrán. Si una posible candidata a la Presidencia hace payasadas como esa, cuesta imaginar una propuesta política seria de la oposición
LEAMOS A HARARI Y A TODOS LOS QUE NOS AGREGUEN ELEMENTOS VÁLIDOS PARA EL ANÁLISIS DEL MUNDO EN QUE VIVIMOS.
Creo oportuna esta nota, aun cuando me parece que ya se va cerrando el tema, a pesar de que la oposición quiera seguir sacándole jugo al tema. Hoy, 27 de febrero, hubo una marcha anti Gobierno con consignas diversas –la mayoría insultantes-, y hasta con bolsas de muertos tiradas (luego colgadas para que no queden dudas) frente a la Casa de Gobierno con nombres de personas (como Estela de Carlotto, que tiene 90 años) que habían recibido, según ellos, vacunas que se privaron a otros, y que hicieron que muriera gente.
Este nivel de expresión política, tan bajo y sucio, bastaría para caracterizar a una buena parte de esa oposición, pero, en realidad, el sentido de la nota es otro. La escribo para quienes han creído en la necesidad de un cambio de un Gobierno neoliberal e ineficaz, por otro con un proyecto progresista que pueda recuperarnos de una situación límite en lo político, social y económico.
Por supuesto, me refiero fundamentalmente a compañeros/as, y a quienes queremos que este Gobierno no fracase, porque ese éxito nos beneficiaría a todos/as los/las argentinos/as, incluyendo a los que llevan pancartas en las que se lee “Gobierno de mierda” y cosas peores.
El otro día Julián Guarino en Recalculando entrevistó a Adolfo Rubinstein (ex secretario de Gobierno de Salud de Mauricio Macri) sobre el tema de los que se adelantaron en la fila para vacunarse, quien comenzó hablando de que “Tenemos un problema sistémico con la viveza criolla, el acomodo, las avivadas, que obviamente en un contexto diferente en general uno las subestima”.
Creo que esta referencia es necesaria porque es algo que vemos en muchos ámbitos de la vida y que, por supuesto, era probable –seguro, diría- que se iba a dar en este tema tan central hoy en Argentina.
Ahora bien, las noticias del mundo nos dicen que en muchos lugares han pasado cosas semejantes, con repercusiones diversas. Difícilmente sea un proceso tan complicado como el argentino. Por ejemplo, hubo una reestructuración en La Nación para instalarla como un nodo anti Gobierno. Ayer, de pasada, vi una mesa de un programa: Pagni, Sirvén, Majul, Feinmann y algún/a otro/a. Son parte del núcleo más duro del periodismo de guerra, que es la estrategia que ha asumido la oposición, tal vez porque no sepa hacer nada mejor.
Uno de los problemas de esta situación es que tenemos a un grupo mayoritario y poderoso de medios y periodistas (equipos de trolls y bots incluidos) enrolados en la campaña contra el Gobierno, sin sutilezas, sin problemas con difundir noticias falsas o medir las consecuencias negativas para la gente. Hay algún medio más cercano al Gobierno con otro tipo de noticias, pero es difícil encontrar información objetiva, no sesgada (no estoy diciendo sin referencia política), que nos permita tener una posición consistente frente la realidad cotidiana.
Por lo tanto, nos vemos enfrentados a esta situación de estas vacunaciones -en general no injustas porque se las hayan puesto a gente que no le correspondía, sino porque se adelantaron en la cola, cosa muy desagradable y descalificadora en estas circunstancias-, envueltos en opiniones, información, noticias, que no nos ayudan a comprender los hechos, que, por lo demás, ya van quedando atrás por su misma dinámica.
El 22 de febrero Juan Amorín en C5N (Conflicto de intereses) hizo un Editorial sobre el tema en el que, más allá del rechazo de lo que pasó (algo en lo que coincidimos todos/as), describe un estado de decepción y dolor profundo de los votantes del FdT. Supuse que Alejandro Bercovich (Brotes verdes) al día siguiente iría por la misma línea.
Así fue, y se me ocurre que tiene ver con su pertenencia ideológica de izquierda (aclaro que ambos, sobre todo Bercovich, son de muy buen nivel), aunque puede ser una visión prejuiciosa respecto de este progresismo. También pensé en cuál es el punto de equilibrio entre la necesaria crítica interna y la comprensión (algo básico en política) de quién gana y quién pierde con lo que hago.
Bercovich tenía como invitado a Juan Grabois, personaje interesante y complejo, y que es uno de los blancos preferidos del periodismo de guerra del que hablo más arriba.
En cierto momento, Bercovich quiso sumarlo a Grabois a sus reclamos, pero éste planteó diferencias, dentro del mismo rechazo a lo sucedido. No quiso sumarse al coro de indignados morales y abonar los planteos de la anti política, que sostiene que son todos iguales, y que deben irse, para poder ejecutar impunemente políticas en contra de las clases populares.
Esto es algo que no consideró el análisis de Bercovich, y que Grabois –como siempre- destacó: un principio esencial en la política es saber reconocer al enemigo. Por eso dijo que no se puede confundir a un Gobierno que destrozó la economía, que endeudó maliciosamente al país, que le regaló plata de los argentinos a Vicentín (estoy reversionando algunas cosas), y una larga lista de fechorías, con el actual que en el caso de la pandemia ha hecho las cosas bien, que está iniciando una campaña de vacunación con cada vez más vacunas, más allá del error puntual que permitió los adelantamientos en la fila para recibir la vacuna. Hay más logros, como errores, y cosas que faltan, pero basta como ejemplo.
Se opuso a la estrategia del “chivo expiatorio”, que sería Ginés González, porque no sirve, y porque el ex Ministro desarrolló una política sanitaria muy valiosa. Sin embargo, consideró que el pedido de renuncia fue acertado y pidió otras medidas, como que se publiquen listas con TODOS los vacunados del país, porque, si bien lo que tomó relevancia es esto, se ha vacunado en muchos lugares. Hay casos en que correspondía que fueran vacunados, ya sea por edad, por situación personal, u otras causas, pero que se conozcan y justifiquen.
También le pidió al Gobierno que este suceso tan rechazable no lo haga retroceder en las medidas que hay que tomar para defender a la sociedad de la especulación de algunos grupos empresarios dominantes que siguen ganando con el sacrificio de la gente.
Para cerrar: está claro que hay una oposición que quiere que este Gobierno fracase, y, si fuera posible, que se tenga que ir. José Pablo Feinmann en Página 12 de hoy dice: “El poder real está fuerte y en manos del macrismo”.
Y lo están usando con todo, sin ningún reparo, ni pudor, ni respeto.
Entonces, que aquellos que han apoyado a este proyecto de un Gobierno del campo popular y nacional no comprendan que allí está el enemigo, inclusive más que en esos sectores no muy grandes, pero llenos de odio, de nuestras clases medias urbanas como los que salieron hoy a manifestarse.
Creo, como Grabois, que la clase popular “no mastica vidrio”, como lo demostró en las elecciones, pero necesita de una militancia decidida, activa, con objetivos claros y significativos, para seguir derrotando a los que quieren instalar un Gobierno “de ricos para los ricos” (también lo dijo Grabois), así como de un Gobierno que se equivoque lo menos posible.
No conozco personalmente a Juan, pero sí a su padre, de larga militancia peronista, y debe de ser un factor importante para que se dé en aquél esta comprensión del sentido de la política, que no es otro que la construcción de poder para que en la sociedad se puedan hacer realidad las tres banderas del movimiento justicialista: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política.
HOY ESTE PROYECTO POLÍTICO EXIGE UN TRIUNFO ELECTORAL LO MÁS CONTUNDENTE POSIBLE Y EL ÉXITO DEL PLAN ECONÓMICO Y SOCIAL.
QUE CADA UNO HAGA LO QUE HAY HACER, DESDE EL LUGAR QUE LE TOQUE, PARA QUE ESTO SUCEDA.
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